La Catalista es un proyecto femenino; un restaurante catalizador de sensaciones donde saborear, aprender y disfrutar. Esto es, comandado por dos mujeres y de gran sensibilidad y altura. La chef Laila Bazham y la sumiller Erin Nixon se han embarcado en un bar a vins en el barrio de Santa Caterina que aúna sus dos pasiones: la gastronomía sudeste asiático y los vinos de pequeños productores catalanes.
Nixon era ejecutiva en LinkedIn y Bazham (de quien ya os hablamos cuando reseñamos Hawker 45) estuvo rodeada de carpetas y presentaciones una buena parte de su vida en JP Morgan. Pero un mejor futuro como empresarias era posible para ambas.
Al frente de La Catalista se ha quedado Nixon, que se encarga de buscar referencias catalanas singulares, pequeños vinos biodinámicos capaces de sorprender a sus clientes. “Tenemos 40 referencias en total y sólo trabajo con productores que conozco, les voy a visitar siempre que puedo y cuando pido vinos a un distribuidor me miran como un bicho raro porque quizás solamente quiero que me vendan un vino en particular cuando lo habitual es que te monten la carta”, explica.
Abierto hace escasos 5 meses, el pequeño bar respira un espíritu confortable pese a sus recudidas dimensiones (no más de 80 metros y servicio para 30 personas) que invitan a quedarse y pedir una copa más. La inversión ha sido modesta –“de unos 50.000 euros, y eso contando el mobiliario” explica la empresaria-. Para nosotros era importante que el sitio fuera luminoso, que tuviera encanto y que pudiéramos hacer crecer este proyecto sin prisas.
“Tenemos 40 referencias en total y sólo trabajo con productores que conozco, les voy a visitar siempre que puedo"
Natural de Texas y con una vida pasada llena de viajes y aventures –su marido y compañero en estas lides se dedica a la aviación- Nixon tomo la oportunidad de venir a establecerse en Barcelona con mucha ilusión: “Pensé mucho qué local escoger y qué barrio. Obviamente Gràcia o la calle Enric Granados estaban entre mis favoritos. Pero este local me atrapó”, recuerda.
A nosotros nos ha atrapado la propuesta de vinos a copas con platos para maridar (que no al revés) presentada en una carta escalonada visualmente que se define a sí misma: cavas, vinos blancos, tintos, rosados y vinos dulces. Nixos busca las historias detrás de las cepas, los valientes que apuestan por variedades recuperadas como el Trepat de la Conca de Barberà y pequeños productores, héroes en un oficio que requiere paciencia y amor. “Hay cosas, sobre todo en tema de vinos, que no puedes aprender en los libros”, arguye. Recordamos el desastre en la bodega Rendé Masdeu, hablamos de Marco Abella y de un tinto que nos tiene encandilados a todos: Vega Aixalà – Viern 2011, de Vilanova de Prades.
El servicio entre mesas es ágil e interfiere lo justo entre elaboración y elaboración –todas marcadas por la creatividad de una chef que ha hecho de la amalgama de sabores panasiáticos su carta de presentación-. Probamos unas alitas que llaman a la memoria gustativa de un Hawker en su primera etapa: un crujiente consistente, pero liviano y dos salsas con un pie en Corea y otro en Japón. El pulpo aderezado con legumbres y lleno de textura y contrastes es ejemplar. También hay un esfuerzo en el canelón, uno de los best sellers de la casa –nos avisa-: “Puede que la semana pasada viniéramos unos 5 al día, rememora.
Bravo también por la tabla de quesos –de una parada del cercano mercado de Santa Caterina-: Payoyo (gaditano), Idiazábal (vasco) y Pirineo (catalán), pequeño recorrido láctico por lo que es España. Nos quedamos con ganas de probar esa torrija con helado de caramelo salada y coronarla con la Melvasia Verema Tardana Vega de Ríos. Eso será en otra ocasión.
La Catalista Wine Bar and Kitchen
Dirección: Carrer dels Carders, 11, Barcelona
Teléfono: 932 68 31 78
Precio Medio: 30 euros