
En España, el concepto de covivienda sénior está ganando cada vez más protagonismo como una alternativa atractiva para personas mayores que desean envejecer de manera activa, autónoma y en comunidad. Aunque todavía no está tan extendido como en países europeos como Dinamarca o los Países Bajos, ya existen numerosas iniciativas y proyectos en distintas regiones del país que reflejan un interés creciente por este modelo de vivienda colaborativa.
Estos proyectos, que van desde cooperativas hasta comunidades de alquiler, comparten un objetivo común: crear espacios de convivencia donde los residentes puedan apoyarse mutuamente y disfrutar de una vida social dinámica y enriquecedora. Entre ellos destacan iniciativas pioneras en Catalunya, como Can 70 en Barcelona y Walden XXI en Sant Feliu de Guíxols, promovidas por la cooperativa Sostre Cívic. La fórmula cooperativa es una de las más frecuentes en la creación de coviviendas sénior, ya que facilita la autogestión y fomenta la participación activa de sus integrantes.
¿Qué son las coviviendas sénior?
Las coviviendas sénior, también conocidas como cohousing sénior o viviendas colaborativas para mayores, son comunidades residenciales diseñadas y gestionadas por sus propios habitantes, personas mayores que comparten espacios y servicios comunes, al tiempo que mantienen la privacidad de sus hogares individuales.
Este modelo se basa en la idea de crear un entorno de apoyo mutuo que permita combatir la soledad, fomentar la participación en actividades conjuntas y favorecer una vida social activa, sin renunciar a la independencia personal. A diferencia de las residencias tradicionales, las coviviendas otorgan a los residentes un alto grado de autonomía y un rol activo en la toma de decisiones sobre la vida comunitaria.
Ventajas de las coviviendas sénior
Para las personas mayores, las coviviendas ofrecen numerosos beneficios:
· Apoyo mutuo y sentido de comunidad: Los residentes crean redes de ayuda informal para apoyarse en tareas diarias y situaciones cotidianas, fortaleciendo el sentimiento de pertenencia y compañía.
· Vida activa y participativa: Estas comunidades suelen organizar talleres, clases, salidas culturales y celebraciones, promoviendo la interacción social y contribuyendo al bienestar emocional y mental.
· Autonomía e independencia: A diferencia de las residencias asistidas, los habitantes mantienen el control sobre sus espacios privados y participan en las decisiones que afectan la vida comunitaria.
· Costes compartidos y flexibilidad: Compartir espacios comunes y servicios reduce los gastos de mantenimiento y gestión, además de permitir adaptaciones a las necesidades cambiantes de los residentes a lo largo del tiempo.
· Seguridad y tranquilidad: La presencia cercana de vecinos preocupados por el bienestar común genera una sensación de seguridad y confianza.
Inconvenientes y desafíos
No obstante, este modelo también presenta algunos retos importantes:
· Gestión compleja: La creación y mantenimiento de una covivienda requiere un compromiso significativo de tiempo, esfuerzo y colaboración entre los residentes para la toma de decisiones conjunta.
· Compromiso y flexibilidad: Vivir en comunidad implica adaptarse a normas grupales, resolver conflictos y aceptar distintos puntos de vista, lo que demanda habilidades de comunicación y tolerancia.
· Inversión inicial: Dependiendo del modelo, puede ser necesario un desembolso considerable para la adquisición o construcción de las viviendas y espacios comunes.
· No es una residencia asistida: Las coviviendas no ofrecen atención médica ni cuidados personales intensivos, por lo que sus habitantes deben ser relativamente autónomos.
Reflexiones finales
Unirse a una covivienda sénior es una decisión que merece una profunda reflexión sobre las propias necesidades, preferencias y estilo de vida. Para quienes valoran la conexión social, la participación comunitaria y la autonomía, esta modalidad puede representar una alternativa muy atractiva frente a la vivienda tradicional en la tercera edad.
Sin embargo, es fundamental investigar los proyectos existentes, conversar con quienes ya viven en coviviendas y evaluar el nivel de compromiso personal con la vida comunitaria. Solo así se podrá determinar si esta forma de convivencia se adapta a las expectativas y circunstancias de esta etapa vital.