Ginette, un 'bar à manger' donde todo no es francés

El local, de 210 metros situado en la calle Rec Comtal, es el sueño de dos jóvenes empresarios parisinos dedicados a la promoción inmobiliaria

Platos para compartir en el restaurante Ginette | Cedida Platos para compartir en el restaurante Ginette | Cedida

El restaurante Ginette nació en 2017 de la mano de dos jóvenes parisinos, Olivier Philippe y Antoine Bailly, afincados en Barcelona. Olivier tenía experiencia en restauración (había comandado un restaurante francés de corte haute cuisine en Londres llamado Le gourmet etern) y a ambos les encantaba el concepto de abrir en Barcelona un restaurante mediterráneo con cierto toque galo pero que no rindiera pleitesía a los peajes de la gastronomía del país vecino, tan copiados por estos lares. Así que nada de quiche lorraines, de coq au vin o de soupe à l’oignon, nada. “Es un local con producto simple y buen ambiente. Ginette es francés porque nosotros somos franceses, pero la idea era hacer algo mediterráneo”, recuerda Philippe.  

Ginette debía ser un bar à manger moderno. Un local íntimo y acogedor donde poder comer lo que realmente se come en una tasca parisina, sin ínfulas y con precios de aquí. Así que (casi) aparcan el chic-francés (la mano en la decoración es evidente) y se dejan seducir por la bohemia del concurrido Born barcelonés. Suficientemente cerca del Arc de Triomf, invirtieron unos 250.000 euros en su apertura sin comprar licencia y haciendo la adecuación del espacio poco a poco. “En realidad, el restaurante era el espacio sobrante que quedaba en esa promoción. Así que decidimos montarlo aquí, la decoración nos gusta mucho, la hemos proyectado nosotros mismos. De hecho, el futbolín viene de mi restaurante de Londres, donde teníamos una zona speakeasy similar a este local”, explica Philippe.

Olivier y Antoine se conocieron en la escuela de negocios y siguen dedicándose a la promoción inmobiliaria, pero dirigir este proyecto les ha vuelto a llenar de ilusión. “Vendí mi anterior restaurante hace ya cinco años después de tenerlo abierto dos. En Barcelona, el mundo de la restauración es distinto, nos encantaba el concepto que tenéis aquí de comer con platos al centro de la mesa. Así que eso es lo que buscamos, una cocina informal, pero con producto gourmet que pueda salir bien de precio. Para eso cambiamos mucho de proveedores intentando siempre darle nuestro toque” recuerda el joven empresario. El proyecto se ha consolidado en solo tres años, uniéndose al circuito gastronómico de la ciudad con facilidad. Lo visitan entre semana unas 70 personas y el fin de semana 110, más los que se dejan caer para tomar copas (un buen aislamiento acústico entre el de discoteca y el de restaurante permite abrir hasta las 00.00 horas).

Eduardo Vera es el director de sala y sumiller, y junto a Hervé Escobar, que está en cocina, comandan el día a día del local donde trabajan en total de ocho empleados. El chef pacta una carta bien surtida de elaboraciones sencillas que “respiran” un poco la despensa gala. El pato se pasea en algunas de las elaboraciones más afamadas. “Es muy bueno y no se encuentra mucho en Barcelona. Así que hemos notado que hay bastantes franceses que vienen aquí a comerlo. Eso nos encanta”, explica Phillippe. Atención a la croqueta de palmípedo confitado, a los ravioli de champiñones, crema de nécoras y salvia y al rodaballo al vapor, caldo de vin jaune y azafrán, Portobello. Los emplatados son cuidados, aunque no buscan la alta cocina visual y el ambiente, exquisito, es capaz de ofrecer ese toque íntimo que en la restauración pocas veces se consigue.

En los 210 metros de Ginette suceden muchas cosas dependiendo de la hora. La sala que abre el espacio con grandes ventanales que miran a la calle del Rec Comtal está presidida por una barra. Vera es el pizpireta responsable de su selección de tragos y de la carta de vinos del local (unas 80 referencias); es el hilo conductor de la velada en cada mesa: “Tenemos muchos vinos a copas, no nos centramos en los vinos franceses”, explica el joven formado en Lomo Alto y El Nacional. Tiene claro que es mejor vender pocos vinos y que tengas una bonita historia detrás de cada uno para explicarle al cliente.

El fondo de restaurante esconde una bella sala con papel pintado tropical, espejos y luz natural que entra por un patio interior ajardinado y una cocina abierta de estética nórdica. Allí, mesas redondas, otras con superficies de cerámica laqueadas, otras más íntimas y también mesas cuadradas dispuestas para algún grupo pequeño.

El set musical envolvente pero respetuoso invita a la pausa y el disfrute. Que, al final, de eso se trata.

Ginette

Dirección: Carrer del Rec Comtal, 12, Barcelona

Tel.: 932 809 503

Precio medio: 30-35€

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