Qué hacer cuando se levantan los muertos

El premio Nobel de Economía Paul Krugman recoge en 'Contra los Zombis' más de quince años de debates económicos mediante sus columnas en el New York Times

El premio Nobel de Economía Paul Krugman recoge a 'Contra los Zombis' más de quince años de debates económicos mediante sus columnas al New York Times | EP El premio Nobel de Economía Paul Krugman recoge a 'Contra los Zombis' más de quince años de debates económicos mediante sus columnas al New York Times | EP

"Cortar la cabeza o destruir el cerebro", repetían las noticias ante unos superados Simon Pegg y Nick Frost en el ya clásico de la comedia de terror Shaun of the Dead, con el que Edgar Wright exploró en 2004 los efectos de un apocalipsis zombi sobre las apáticas vidas de dos jóvenes en un suburbio de Londres. Las amenazas que el levantamiento de los muertos supone para la rutina de un barrio trabajador en una ciudad europea, a pesar de ser una premisa más apropiada para el cine fantástico, también recorren el último libro del Nobel de Economía Paul Krugman. En Contra los zombis (Crítica, 2021), el norteamericano repasa los últimos cerca de 20 años de sus intervenciones en tribunas públicas con un hilo conductor común: el constante combate, a menudo en condiciones precarias, contra el pensamiento económico conservador y su influencia sobre la economía política de los Estados Unidos – y a veces del conjunto de Occidente.

El zombi de que habla el keynesiano de Albany no se cuela en un supermercado periférico, sino en la Reserva Federal. La metáfora, reconoce, no es de cosecha propia – la recoge de un artículo sobre el sistema sanitario canadiense – pero le es operativa: sus zombis son ideas, en este caso económicas, refutades uno y mil golpes, pero que "se niegan a morir", no abandonan el debate público ni la actividad reguladora. La constante de los artículos de Krugman, aquí, es la que impulsó en los 80 la carrera de Sam Raimi – no solo resistir contra los zombis, sino pasar a la ofensiva. La privatización de los mecanismos de protección social, las políticas de austeridad o las rebajas fiscales a las rentas altas son los muertos vivientes del profesor de Princeton, que usa su tribuna al New York Times como boomstick.

Paul Krugman explora en 'Contra los Zombis' década y media de análisis económico, crítica y demandas de acción institucional progresista

El autodenominado Liberal Moderno – en términos norteamericanos – ofrece, mediante una recopilación de cerca de 100 artículos publicados a lo largo de más de década y media, los debates, a menudo cíclicos, que los medios conservadores – y no solo – construyen alrededor de diferentes medidas económicas, a veces con los mismos puntos de discurso: estado pequeño, retroceso del gasto público, rebajas fiscales y privatizaciones. Desde los intentos de la administración Bush de recortar los beneficios para los trabajadores jubilados con un desmantelamiento de la ya limitada Seguridad Social estadounidense hasta las "fallidas" rebajas fiscales de Donald Trump, Krugman aporta en Contra los Zombis pruebes de toda una vida combatiendo una perspectiva que considera profundamente ideológica.

La dificultad de resumir las ideas expuestas por Krugman responde a la miríada de circunstancias en que el economista las concreta en sus columnas. El enfrentamiento contra a falsa noción de la ineficiencia del sector público ha recorrido su debate con el embate neocon contra el sistema público de pensiones; mientras que la necesidad de una fiscalidad progresiva y una perspectiva expansiva de estímulo a la demanda tiene la experiencia ya de dos crisis económicas mundiales en apenas 12 años.

La gran derrota que lamenta el neoyorquino, sin embargo, no es contra los "zombis republicanos", sino con la administración Obama. Especialmente duros son los artículos contra las políticas de estímulo "insuficientes" llevadas a cabo después de la caída de Lehman que, como recuerda, no sirvieron para limitar los efectos de la crisis sobre el sistema productivo de los Estados Unidos – por demasiado conservadoras, no por ir por un camino errado – pero si ofrecieron un talking point a favor de la austeridad para, primero, los portavoces del GOP en las cámaras de Washington y, después, para gobiernos y economistas conservadores de todo el mundo.

Política de la muerte

El filósofo camerunés Achille Mbambe exploró en 2003 – y expuso de forma más profunda en su libro de 2019 – la idea de necropolítica, la capacidad para dictar cómo las personas pueden vivir o tienen que morir. Mbambe no hablaba, o no solo, de un autoritarismo violento, el droit de glaive, sino de la exposición de las personas a la muerte, a la amenaza contra la vida misma. A pesar de que los muertos de que habla Krugman andan por el mundo de las ideas, su efecto, tal como lo expone el economista, ha sido a menudo la retirada de las paredes que separaban los ciudadanos, especialmente los más desfavorecidos, de estas amenazas.

"Algunos de mis artículos representan un intento de disparar los zombis en la cabeza una vez más. Al fin y al cabo, se tiene que seguir probando"

La habilidad de Krugman para aterrizar debates económicos – desde la Teoría Monetaria Moderna hasta el modelo Hicks Hansen – es, sobre todo, una capacidad para conectar las ideas de los economistas con los efectos que las políticas públicas tienen sobre la existencia material de los ciudadanos encima los que gobiernan. La reivindicación de la eficiencia de la gestión pública de la salud y las pensiones no es un apunte econométrico, sino la convicción que la cosa pública es el actor más capacidad para facilitar y defender la vida y la salud. De hecho, las tribunas del Nobel están recorridas de apuntes morales, de una distinción entre buenos y malos más experiencial que técnica. Sobre la sentencia del Tribunal Supremo que confirmó la constitucionalidad del programa Obamacare – que critica, igual que los estímulos del presidente, por insuficiente – Krugman recuerda haber "pedido un whisky doble y haberlo bebido apresuradamente" al conocer las noticias.

En un sistema bipartidista como el de los Estados Unidos, las reclamaciones económicas de Krugman cogen un claro color azul. Sus exigencias, de hecho, van más dirigidas a unos demócratas a que pide osadía que no a unos rivales republicanos a los cuales renuncia ya desde las primeras columnas registradas, las críticas a la administración Bush por su gestión de la Seguridad Social y por la Guerra de Irak. La ya numerosa biblioteca Krugman entre los artículos del Times sirve – o su autor la quiere usar – como llamamiento a la acción institucional. El economista incita a los legisladores que considera en su trinchera a acabar de matar las ideas que no quieren morir, y a cambiarlas por un nuevo discurso global más favorable a la vida – para ahorrarse el nacimiento de los "monstruos", como el auge de Donald Trump, que nacen al interregno. "Algunos de mis artículos representan un intento de disparar los zombis en la cabeza una vez más. Al fin y al cabo, se tiene que seguir probando", concluye.

Més informació
Un camino de salida del capitalismo
50 ideas para un mundo volátil
El crudo y el Capital
Hoy Destacamos
Lo más leido