No sólo números

Los números acompañan todo tipo de decisiones en nuestras vidas

Cualquier decisión que tomamos puede reducirse a un enunciado lógico-matemático | iStock Cualquier decisión que tomamos puede reducirse a un enunciado lógico-matemático | iStock

Como ya afirmaban los Pitagóricos, los números (y, por tanto, las matemáticas) son la base a partir de la cual se estructura el conocimiento humano. Hay quien dice que este hecho se deriva de la cosmovisión que hemos generado desde Occidente y que esta lectura sólo tiene sentido desde un paradigma científico y un relato lineal de la realidad. Pero las matemáticas como disciplina son previas a muchas de las estructuras sociales y culturas que conocemos hoy en día, mostrando ser un saber extremadamente útil para comprender y ordenar nuestra realidad.

Los números forman y han formado parte inseparable de todas las culturas y tradiciones humanas. Las matemáticas se encuentran en las estructuras intrínsecas de todas nuestras acciones sociales, en la forma en que comprendemos el mundo que nos rodea y en las relaciones lógicas que los elementos de la naturaleza establecen entre ellos. Cualquier decisión que tomamos, cualquiera, puede reducirse a un enunciado lógico-matemático.

La economía y la filosofía convergen en las matemáticas

Por circunstancias de la vida hace unos meses asistí a la presentación de una tesis doctoral de matemáticas. Fue divertido escuchar una conferencia de más de cuarenta minutos sin entender absolutamente nada. A pesar de la risa que nos hizo a la mayoría de asistentes tratar de descifrar lo que nos contaba nuestro querido amigo, allí comprendí que las matemáticas tenían múltiples horizontes que yo desconocía, y que pueden servir para contar muchas más cosas de las que más frecuentemente tenemos presentes.

Una vez oí que la economía y la filosofía convergen en las matemáticas. Ciertamente, las matemáticas son una herramienta que ambas disciplinas utilizan por sus propios intereses. La economía utiliza los números, pero su propósito no reside en los números como tales, sino en hacer explicables una serie de fenómenos de la realidad a partir de ellos. La filosofía articula todos sus razonamientos lógicos en estructuras matemáticas, haciendo que éstas sean el primer sustrato de todo su conocimiento posterior. Por tanto, las matemáticas residen en la base de ambos conocimientos, haciendo que todo el saber se pueda estructurar y articular, en última instancia, en números.

Desde pequeños entendemos que saber contar es importante, pero lo que muchas veces no se nos enseña es que los números acompañan a todo tipo de decisiones en nuestras vidas, más allá de las ecuaciones, las raíces cuadradas o las tablas de multiplicar. Supongo que es por esa visión reducida y reduccionista de las matemáticas que muchos estudiantes detestan estudiarla.

Existe una base en todo saber humano que se ha ideado y estructurado a partir de principios matemáticos

Por este motivo pienso que es necesario cambiar la percepción social que tenemos de las matemáticas. Un matemático o una matemática no son personas antisociales encerradas en un despacho que pasan el día haciendo ecuaciones y resolviendo problemas complicados, así como tampoco son todos profesores de secundaria. Los amantes de las matemáticas pueden ser personas como mi amiga Laura, que lleva años convencida de la capacidad que tienen las matemáticas para resolver problemas sociales, o como mi madre, que desde que somos pequeñas nos lee biografías de matemáticos (y matemáticas) famosos que inventaron cosas tan normales como el reloj o la calculadora.

En una era donde la sociedad cada vez se encuentra más tecnitizada, donde Internet y las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial se van actualizando de forma más recorriendo en nuestras actividades más cotidianas, debemos abandonar esta idea de que las matemáticas son sólo la mera capacidad de contar o numerar objetos. Más allá de los números, existe una base en todo saber humano que se ha ideado y estructurado a partir de principios matemáticos, lo que debe entenderse para continuar o modificarlos, según sea necesario. Porque las matemáticas no son sólo números, sino un principio articulador de la realidad que nos permite, en última instancia, entender a todo el mundo que nos rodea. Y quizá, si lo explicamos así, habrá muchos más apasionados (y apasionadas) de las matemáticas.

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