La detección de un pequeño bulto en el pecho va ligado a la posibilidad de sufrir un cáncer de mama. La mamografía y la biopsia confirman el diagnóstico y en aquel momento se activan todas las alarmas. Las dudas, la inquietud y el miedo se apoderan de la mujer, pero afortunadamente los médicos saben cómo abordarlo: una de cada ocho mujeres de nuestro país presenta un cáncer de mama y la mencionada prevalencia -bastante elevada- hace que oncólogos, ginecólogos, cirujanos y radiólogos se hayan volcado para hacer frente.
Ciertamente, es una cifra muy alta. Pero también lo es la del número de mujeres que se curan: los últimos 30 años, la mortalidad por este tipo de cáncer ha disminuido significativamente gracias a la detección precoz y los adelantos en los tratamientos. Aun así, la curación implicará transitar por un proceso bastante largo y no exento de efectos secundarios. "La fase aguda del tratamiento dura entre 9 y 12 meses y después se inician los controles o el seguimiento", asegura el doctor Israel Barco, ginecólogo especialista en cáncer de mama de Àptima Centre Clínic MútuaTerrassa.
Exploración manual y radiológica, la combinación idónea para un diagnóstico completo
El experto explica que un motivo de consulta frecuente es que las pacientes acudan a la consulta por un nódulo detectado mediante la autopalpación. Un perfil de paciente puede ser el de una mujer de entre 40 y 50 años y generalmente sana. "El dolor a la mama casi siempre se traduce en dolencias de carácter benigno, influencias de tipo hormonal, en respuesta a tratamientos o dolores de carácter músculo-esqueléticos", comenta Barco. En cuanto al diagnóstico, el doctor explica que la manera más práctica y rápida es combinar la autoexploración manual con una exploración radiológica y, si hace falta, la confirmación mediante una biopsia.
"En la autopalpación a menudo no se le da la importancia que tiene y hace falta poner más atención. Muchas de las chicas jóvenes que diagnosticamos con cáncer de mama -especialmente por debajo de los 50 años- el tumor se lo han encontrado ellas y muchas veces con un tamaño bastante pequeño porque, incluso, a los médicos nos cueste encontrarlo", explica el especialista. En este sentido, añade que muchas veces ellas dicen "yo esto no lo tenía" y concreta que "una persona que está habituada a explorarse el pecho es capaz de apreciar pequeñas diferencias que a veces suelen acabar en un diagnóstico más precoz gracias al hábito de la autoexploración". En cuanto a la exploración radiológica, se trata de una prueba que acompaña a la información que los profesionales obtienen mediante la exploración física. Las mamografías de criba poblacional de los 50-69 años han permitido diagnosticar lesiones en fase preclínica (antes de que se palpe el nódulo) y han contribuido de manera muy importante a la curación de esta dolencia.
En cuanto a los factores de riesgo, hay que mencionar sin duda el género. "El hecho de ser mujer ya implica estar influenciada por el estatus continuo hormonal de los ciclos menstruales. La edad también es muy importante en cualquier tipo de cáncer porque se traduce en un envejecimiento celular y de los mecanismos de reparación", detalla el doctor Barco. Sin embargo, hay otros factores que también pueden tener relación. "La historia menstrual, la primera regla en edades precoces, la última regla en edades más tardías, la presa de tratamiento hormonal sustitutivo, la obesidad en la posmenopausia, es decir, toda una serie de factores que se suman y aumentan el riesgo", asegura el experto.
La genética familiar, menos relevante de lo que parece
En la fotografía general del cáncer de mama, hay una idea generalizada de que tiene un fuerte carácter hereditario y ciertamente no es así, tal como explica el doctor Barco: "El 75% de los casos del cáncer de mama son presentaciones nuevas y espontáneas que no cuentan con ningún antecedente en la familia; hay entre un 5 y un 10% de los cánceres de mama que sí que tienen una base claramente hereditaria. En estos casos, hay numerosos antecedentes en la familia y se detectan mutaciones genéticas estudiando los genes". El 15% restante está a medio camino entre uno y el otro -es lo que se denomina agregación familiar- y en estos casos, hay antecedentes familiares, pero el estudio genético no detecta ninguna mutación.
Tratamientos diferenciales y complementarios
En referencia a los tratamientos existentes, el doctor Barco señala que hay tumores que son especialmente sensibles a la quimioterapia. "En estos casos, hacer una quimioterapia neoadyuvante puede ayudar al hecho que se reduzca el tumor y permite llevar a cabo una cirugía más conservadora y menos agresiva y, en consecuencia, con menos secuelas posteriores", manifiesta. Ciertamente, la quimioterapia es un tratamiento bastante agresivo, pero fundamental y muy beneficioso, sobre todo en los tumores de tipos HER2+ y los que son receptores tumorales negativos. "En los cánceres que presentan receptores hormonales positivos y no tienen HER2, a veces se puede obviar la quimioterapia. Estos tumores utilizan preferentemente la vía hormonal para crecer, y bloqueando esta vía con fármacos específicos es suficiente, después del tratamiento local", concluye Barco.
Últimamente, se ha hablado de tratamientos muy prometedores como el trastuzumab-deruxtecan, un anticuerpo monoclonal similar a los anticuerpos que produce el organismo de forma natural para protegerse de las infecciones por virus y bacterias. "No es una medicación nueva, de hecho el trastuzumab se descubrió a finales de la década de los 90 y fue un cambio de paradigma en los tratamientos que expresaban HER2; el hecho que ahora se hable más es porque se ha añadido un segundo fármaco asociado que aumenta la eficacia", señala el especialista de Àptima Centre Clínic.
En cuanto a posibles recaídas, el doctor Barco explica que ciertamente la posibilidad está, pero que por este motivo se hacen todos los tratamientos posteriores, justamente para reducir este riesgo. "Yo no computaría el tratamiento entero como un periplo de varios años. Diría que entre 9 y 12 meses la mujer está en la fase aguda del tratamiento y después pasa a los controles y la convivencia con el tratamiento antihormonal; los efectos secundarios varían mucho en función de los fármacos utilizados, pero también son variables según cada paciente. Hay pacientes que durante la quimioterapia se han encontrado bastante bien y han deseado trabajar y otros que no", sostiene.
Más investigación, más proximidad a la cura contra el cáncer
"De algunos tipos de tumor, y especialmente si son pequeños, ya conseguimos la curación; hay muchos esfuerzos clínicos y de investigación en curso dedicados a las posibles recidivas", asegura el doctor Barco. En este sentido, cada vez hay más conocimiento respecto a las vías que utiliza el tumor para crecer o hacerse resistente y volver a salir más adelante. "Creo que en un impasse de 15 o 20 años la investigación estará muy avanzada; la medicina de precisión es muy prometedora", concluye.
Los hombres también pueden tener cáncer de mama
Un 1% de los cánceres de mama se diagnostican en hombres. "Es poco frecuente, pero vemos. Suelen diagnosticarse en fases más tardías y con mayor afectación ganglionar, precisamente por el hecho que es un tipo de cáncer que en el género masculino no se cuenta tanto", asegura Barco.
Actitud preventiva y positiva
Ciertamente hay pocos factores modificables a la hora de sufrir un cáncer de mama, pero en todos aquellos sobre los que podemos incidir es aconsejable hacerlo. "Apostar por una dieta saludable -la mediterránea- practicar el ejercicio físico de forma regular, así como evitar el alcohol y el tabaco son aspectos que dependen estrictamente de nosotros y que pueden ayudar mucho a reducir las posibilidades de tener un cáncer de mama o a disminuir las recidivas", puntualiza el experto y anima a las pacientes a ser optimistas. "Hay que pensar que las expectativas de curación son muy altas, los tratamientos son muy efectivos, cada vez menos tóxicos y más específicos para cada paciente", constata.