
El Banco Central Europeo (BCE) afronta una nueva reunión en Frankfurt sin cambios a la vista en los tipos de interés, actualmente en el 2%. Después de que la entidad optara por la prudencia en el anterior encuentro ante la incertidumbre de la guerra comercial, la reunión de este jueves llega con un acuerdo ya consolidado entre la UE y los Estados Unidos. El arancel general del 15% que el gigante norteamericano aplicará a los productos procedentes de la Unión se acerca a las suposiciones que había hecho el organismo, hecho que no genera grandes distorsiones en su estrategia de política monetaria. A su vez, la inflación en la eurozona se mantiene bajo control -en agosto fue del 2,1%- y el BCE considera que ahora mismo se encuentra en "una buena posición" para evitar escaladas de precios.
Christine Lagarde: "Estamos en una buena posición para hacer frente a las turbulencias que se desarrollarán en los próximos meses, particularmente los aranceles"
"El tipo de arancel efectivo es ligeramente más elevado, pero aún cercano, a las suposiciones que utilizamos en junio en el escenario base para nuestras predicciones", apuntó hace tres semanas la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, en una comparecencia en Ginebra. Estas declaraciones, junto con las que pronunció en anteriores reuniones del Consejo de Gobierno, hacen pensar que el BCE aún no tiene la necesidad de modificar los tipos.
"Estamos en una buena posición para hacer frente a las turbulencias que se desarrollarán en los próximos meses, particularmente los aranceles", apuntó en junio la dirigente francesa, justificando la estrategia de mantenimiento de los tipos que comenzó a adoptar antes de las vacaciones de verano. De este modo, el banco central se otorga cierto margen de maniobra para hacer frente a los potenciales efectos arancelarios que se derivarán del acuerdo entre Bruselas y Washington, que aún debe hacerse efectivo.
Si bien diversas voces dentro de las instituciones europeas han reconocido que el acuerdo con los Estados Unidos no es del todo favorable a los intereses de la UE, sí que figuras como el comisario de Comercio, Maroš Šefčovič, reivindican que el pacto ofrece "estabilidad y predictibilidad", cosa que el BCE precisamente reclamaba.
Ya en la última reunión de julio, de hecho, Lagarde pidió a las partes que las tensiones comerciales se resolvieran "lo antes posible" con el fin de disipar cualquier tipo "de incertidumbre" y añadió que cualquier resolución de tensiones sería "bienvenida para cualquier actor económico".