Desde Bruselas: el sector de la hostelería. Pandemia y movilidad

Hoteles y restaurantes emblemáticos han cerrado en la capital belga, otros lamentan que cerrar el centro a los coches es un error

Hotel Metropole en la Place de Brouckère durante el confinamiento | iStock Hotel Metropole en la Place de Brouckère durante el confinamiento | iStock

Fue como un huracán. La pandemia arrasó y afectó de muchísimas formas. En el plan sanitario, sin duda, en el tejido social y económico de los países, también. Hace casi tres años desde que estalló todo y, a pesar de que la normalidad ya está en nuestras vidas, los cambios han sido profundos. Han sacudido muchos sectores, entre ellos, el de la hostelería. En Bruselas han cerrado restaurantes y hoteles emblemáticos de la ciudad por la crisis del covid-19, también por los cambios en los patrones de consumo y una legislación de movilidad en el centro de la capital belga que no gusta a todo el mundo.

En Bélgica, la pandemia se vivió de forma diferente. Durante la primera oleada, cuando en el estado cerraba todo y no se podía ni salir a la calle, el gobierno belga decidió que se tenía que poder salir fuera, para hacer deporte y ayudar a la salud mental de las personas, nunca estuvo prohibido airearse. También ayudó que aquella fue una de las primaveras más soleadas de los últimos 100 años.

El gobierno belga decidió que se tenía que poder salir fuera, para hacer deporte y ayudar a la salud mental de las personas, nunca estuvo prohibido airearse

El país, con una amplia cultura de bares y cafeterías, también se vio afectado por el cierre de restaurantes por la pandemia. Con casi 1.700 establecimientos repartidos por la ciudad, algunos tuvieron problemas para reabrir, pero existieron iniciativas de algunos lugares junto con una marca de cerveza en las que podías invitar a tus amigos a la primera bebida luego una vez reabrieran los bares si demostrabas que tu cumpleaños se había producido en pleno confinamiento. Pero la segunda oleada fue la estocada final, los casos de covid se multiplicaron y todo cerró con un toque de queda muy estricto.

Durante ocho meses nada se abrió. Fue entonces cuando empezaron las noticias de que habrían muchos lugares que no volverían a tener nunca más clientes. Uno de ellos fue un restaurante muy conocido entre turistas y belgas, el Restobières, en el popular barrio de Marolles. El lugar era considerado el mejor en su especialidad, cocina a la cerveza. Todo se cocinaba con esta bebida, incluidas los postres. El propietario dijo que, después de 20 años, ya no tenía fuerzas para salir adelante.

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El cierre de bares y restaurantes donde ha afectado más ha sido en el centro de la ciudad. Desde 2015 se ha vivido un cambio radical. Bruselas tiene unos elevados niveles de contaminación. Más del 98% de los residentes de la capital belga sufren actualmente niveles superiores a la recomendación de la OMS. Ante la situación, las autoridades decidieron hacer cambios: hace ocho años, una de las arterias principales donde circulaban miles de coches cada día, el Boulevard Anspach, se cerró a la circulación. Ahora es una amplia avenida donde todo es peatonal.

Este cambio, junto con una nueva legislación que piensa más en los ciudadanos y en el medio ambiente, no ha gustado a todo el mundo. Esto ha afectado, por ejemplo, a un hotel emblemático: el Metropole. Fundado a finales del siglo XIX, fue el primero en tener calefacción central y uno de los más lujosos. durmieron alguna vez Albert Einstein, el General de Gaulle o Dwaight Eisenhower. En 2020, se vio forzado a cerrar sus puertas con la crisis del covid-19, a pesar de que su crisis venía de antes. Sus propietarios alegaron que las dificultades que algunos turistas veían para entrar al centro también les había afectado. Su terraza es una de las más anheladas entre los residentes. El shock que provocó que un edificio tan emblemático cerrara, hizo que, finalmente, el grupo hotelero Centaurus decidiera quedárselo y comprarlo. En 2025 volverá a abrir renovado de arriba abajo.

Por el contrario, no volverá a abrir las puertas el Belga Queen, que con la crisis del covid-19 cerró definitivamente. La estrella Michelin que tenía no había salvado a este restaurante que se encontraba en un antiguo banco del siglo XVIII con una sala solo para degustar ostras y otra para solo adquirir cigarros. Tampoco lo hará Bruneau, también estrella Michelin en el centro, que culpan el plan de movilidad que, según argumentan, dificulta ir en coche. Algunos establecimientos aseguran que han perdido un 70% de la clientela por las dificultades para ir a la ciudad.

Algunos establecimientos aseguran que han perdido un 70% de la clientela por las dificultades para ir a la ciudad

¿E ir en transporte público? Algunas personas aseguran que o bien no es viable (el metro cierra sobre la medianoche) o bien consideran que la ciudad es insegura. Desde el gobierno de la región de Bruselas rechazan las críticas y creen que hay un bashing, un término que se refiere a atacar la ciudad por el plan de movilidad, alegando siempre que es inaccesible, desanimando a los consumidores.

Pero no todo cierra en el centro. En un momento en el que las plataformas de series y películas proliferan, en 2018 reabrió un antiguo cine que hacía años que estaba cerrado, el Pathé Palace, gracias al impulso del director, Luc Dardenne. A pesar del cierre de la pandemia, es uno de los cines mejor valorados por los ciudadanos de la capital. Si una cosa también enseñó la pandemia, es que sin cultura tampoco se puede vivir.

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