El cambio climático anticipa la vendimia en el Penedès

La cosecha empieza antes de tiempo en previsión de una reducción del 25% de la producción por la sequía

Recogida de uva | Cedida Recogida de uva | Cedida

Varias bodegas de la Denominación de Origen (DO) Penedès ya han empezado la vendimia en una situación nunca vista antes en el calendario. "Es la cosecha que ha empezado más temprana de toda la historia de la DO", asegura a ACN el director del Consejo Regulador, Francesc Olivella, que lo atribuye directamente a los efectos del cambio climático.

La intensidad de las temperaturas y la sequía han acelerado la madurez de la uva y han frenado el número de frutos. La DO Penedès calcula que la cosecha podría menguar "entre un 20 y un 25% respecto los 25 millones de kilos de una vendimia normal".

Esta reducción llega después de los estragos que causó el mildiu en 2020 y de una reducción de vendimia de 2021 debido a la sequía. Esto provoca falta de stock en algunas bodegas. Apenas iniciado el mes de agosto, bodegas como Gramona (Sant Sadurní d'Anoia), Albet y Noya (Subirats), Torre del Veguer (Sant Pere de Ribes) y Ca n'Estella (Sant Esteve Sesrovires) ya tienen el engranaje de la vendimia en pleno funcionamiento.

Olivella explica que se han visto obligados a empezar a cosechar las variedades más tempranas, como Pinot Noir y Chardonay, porque el fruto ha madurado "mucho más deprisa" a raíz de las diversas oleadas de calor registradas desde final de mayo. Comparado con el registro histórico, la cosecha de este año llega un mes antes que tres décadas atrás.

Francesc Olivella: "Esto es el cambio climático, sin ningún tipo de duda"

"Esto es el cambio climático, sin ningún tipo de duda", insiste Olivella, que prevé que la vendimia de este año acabará a finales de septiembre. El director del Consejo Regulador celebra la ausencia de hongos debido a la falta de lluvias, especialmente después de que en 2020 el mildiu arrasara buena parte de la cosecha. Se prevén, pues, unos frutos "muy buenos" por lo que se refiere a la sanidad y también a la calidad, apunta Olivella, que a la vez lamenta que la cantidad se haya visto reducida. Y es que las viñas no han tenido potencial para brotar a máximos debido a la sequía.

En una vendimia sin incidencias, la DO Penedès calcula que la cosecha llegaría a superar los 25 millones de kilos de uva. Este año, con la falta de agua, las primeras estimaciones apuntan que se rozarán los 20 millones.

La DO Penedès aprovechará la reducción de producción para mejorar la calidad

Preguntado por si la situación inquieta el sector, Olivella es tajante: "No nos preocupa porque el objetivo de la DO no es aumentar en millones de kilos de uva ni de botellas de vino, sino hablar de marca, de calidad del producto y de valor añadido". En este sentido, ve la reducción como una ocasión para ajustar la producción, que históricamente tendía a generar demasiados excedentes.

"En el fondo tenemos la ocasión de mejorar la calidad del producto", indica. A pesar de que la reducción de la cosecha de este año vaya a favor de una "regulación" de los volúmenes de vino, el Consejo Regulador de la DO Penedès también advierte que algunas empresas están empezando a romper stock de determinados productos. Y es que, mientras antes de la covid había un exceso de stock en las bodegas y las administraciones tuvieron que impulsar medidas para facilitar la salida del producto, ahora el sector vinícola deriva hacia una situación totalmente opuesta.

Uno de los motivos, explica Olivella, ha sido la activación del consumo una vez superados los momentos más duros de la pandemia. Un resurgimiento de la demanda que sitúa las ventas "casi como las de 2019" y que han llegado en un momento en que se han encadenado varias cosechas -2020 y 2021- de bajo volumen. La primera, por el mildiu, y la segunda, por la sequía. Este año será la tercera vendimia a la baja.

Olivella subraya que la situación climática debe llevar el sector a reconsiderar varias prácticas para evitar estos desajustes de sobreproducción o, como pasa ahora, de falta de stock. Cultivos con menos emisiones de CO2, eliminar el uso de energías fósiles y plantar variedades más resistentes a la falta de agua son algunos de los elementos que considera clave para el futuro de los viticultores y para conseguir una cosecha ajustada a los efectos de la climatología.

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