Carles Boix: "El comunismo se ha terminado"

El catedrático de la Universidad de Princeton teoriza sobre capitalismo, democracia y globalización

Carles Boix, catedràtic de Ciències Polítiques y Asuntos Públics en la Universidad de Princeton | Artur Ribera Carles Boix, catedràtic de Ciències Polítiques y Asuntos Públics en la Universidad de Princeton | Artur Ribera

Capitalismo, democracia y globalización. ¿Cómo conviven? ¿Cómo se ha redistribuido la riqueza? Éste ha sido el eje central de un coloquio en el que el catedrático de la Universidad de Princeton Carles Boix ha afirmado que "el comunismo se ha terminado". Pero poco después ha matizado: "La estructura bipolar del mundo que existía hasta el año 89 ha desaparecido, ahora hay multiplicidad de actores". Los bloques comunista y capitalista encarnados por la Unión Soviética y Estados Unidos ya no existen, afirma Boix, que recuerda que los enemigos actuales de la superpotencia son China y México.

Pero la ideología que ha sustituido al comunismo en el tercer mundo, asegura Boix durante el coloquio organizado por el Instituto Ostrom, es el Islam. El catedrático ha presentado su último libro, Democratic Capitalism at the Crossroads: Technological Change and the Future of Politics, que viaja por tres ciudades insignia del sistema productivo a través de los siglos XIX y XX.

Manchester, Detroit y Silicon Valley representan la industrialización, la cadena de producción y la automatización. Una de las preocupaciones que han empujado a Boix a escribir este libro es la explosión populista. La segunda es la tensión entre economía de mercado y democracia. Por ciclos, esta tirantez es más o menos acusada, propiciando un clima de equilibrio y convivencia o uno de problemas sociales.

Una preocupación que ha empujado a Boix a escribir este libro es la explosión populista; la segunda, es la tensión entre economía de mercado y democracia

Los mecanismos de compensación

Actualmente, nos encontramos en un momento de conflicto y de auge del populismo como consecuencia de esto. Mientras hubo una clase media potente y bienestante, la convivencia fue buena, pero "la pérdida de poder adquisitivo de parte de la población exige una respuesta diferente al modelo liberalizador". Una alternativa es un sistema con mercados abiertos y mecanismos de compensación, indica Boix. "Si no es suficiente, la solución es acabar con el liberalismo excesivo", concluye.

Los asistentes miembros del think tank liberal, incluido el presidente, Eric Herrera, han mostrado inquietud ante el comentario, mientras que Boix se ha apresurado a aclarar que "solo actúo como abogado del diablo". 

"La pérdida de poder adquisitivo de parte de la población exige una respuesta diferente al modelo liberalizador"

Otro de los debates que ha surgido es la distinción entre primer y tercer mundo. "Ahora, el primer mundo es todo el mundo", ha afirmado el catedrático. Así pues, ya no hay una serie de países que suministran materia prima y mano de obra barata.

El futuro laboral y del mercado de alquiler

La transformación del mercado laboral del futuro será clave en la tensión o distensión entre liberalismo y democracia. La innovación marca el camino y la automatización ya no es el futuro, sino que las empresas ya se han adentrado en ella. Como ha ocurrido a lo largo de la historia, los cambios tecnológicos profundos provocan conflicto. 

"El modelo laboral regulado en el Estado español de antes, que ofrecía un trabajo de por vida y un alquiler que no cambia nunca, era fascista", ha afirmado Boix. Ahora, la situación es muy diferente.

"En Barcelona, uno de los grandes problemas es la vivienda", considera el catedrático. Una solución posible es regular el mercado del alquiler, "pero la que a mí me gusta más es la de crear a nivel de infraestructura una gran Barcelona: con una buena conexión, los precios bajarían". 

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