La palabra de moda estos días de confinamiento es videoconferencia. Llamar a alguien por teléfono (os acordáis?) y que te responda a la primera no es de buen ver. Si no respondes con un mensaje diciendo "Estoy en una videoconferencia, te puedo llamar luego?" No eres nadie. La adopción de la videoconferencia por parte del común de los mortales ha sido tan rápida cómo en su día lo fueron la de Napster por parte de los adolescentes y la de Skype por parte de sus abuelos.
"La palabra de moda estos días de confinamiento es videoconferencia"
Skype, Facetime, Whatsapp, Telegram, Instagram, Zoom, Jitsi, Teams, Hangouts… diría que no me he dejado ninguno de las que he usado sólo esta semana. Y como yo, somos legión. Somos legión los que en el confinamiento de las cuatro paredes de casa hemos añadido el de los cuatro lados de la pantalla. Veo más gente en un día de teletrabajo que en un mes de trabajo presencial. Y todos con aquella alegría.
Digo alegría porque si bien somos expertos en las tecnologías de videconferència a nivel instrumental, somos poco cuidadosos con las formas. Nadie ha seguido aquel buen deseo inicial de "vístete cómo si fueras a trabajar". Nuestras pantallas se han llenado de sudaderas, jerseys, batas de poca monta y de pijamas más o menos disimulados (no me lo neguéis que he ido sacando capturas de las videoconferencias que hemos hecho).
Y mientras íbamos descubriendo lo personal descubríamos también sus librerías que deben de ser las más llenas de occidente. Gracias a la participación de Mortensen en el proyecto de #LlibreriesObertes he podido saber que en un día las librerías catalanas venden cerca de 30.000 libros. Diría que los he visto todos estos días. Si leyéramos todos los libros que compramos seríamos la nación más culta de la tierra y nunca habríamos escrito aquello de norte allí, donde dicen que la gente es culta, rica, libre, desvelada y feliz!
"La foto de Casado es tan falsa como su currículum pero no puedo evitar hacer la asociación de ideas entre los títulos de los dos libros y pensar en el futuro que nos espera este siglo 21"
Mención aparte por las librerías de attrezzo con los libros más relevantes puestos a tiro de webcámara. Todo un universo. Me entretengo a mirar los libros que puedo identificar en librería de otros. Va bien para conocer con quién hablas —a veces tienes alguna sorpresa— y para descubrir alguna joya. He hecho este ejercicio con la foto que publicó Pablo Casado. No he hecho ninguna videoconferencia pero la foto de biblioteca personal ha roto internet. Sentado en una butaca Eames girada a cámara y de espaldas al salón (8.840 euros con reposapiés, si es original), y él leyendo la versión en inglés de 21 lecciones para el siglo 21 de Yuval-Noah Harari. Al lado tiene una mesa Eileen Gray (diría que es el original, 683 euros) con libros de arte encima entre los que destacan uno de Miró y Calder y uno que podría ser "La rectitud de las cosas" del pintor y escultor Gustavo Torner. La foto es tan falsa como su currículum pero no puedo evitar hacer la asociación de ideas entre los títulos de los dos libros y pensar en el futuro que nos espera este siglo 21.