Catalunya como Austria o Dinamarca... ¿o cómo Baviera?

El economista Enric Llarch analiza la fórmula Mas-Colell y como disponer de herramientas de Estado

El Parlamento de Cataluña | iStock El Parlamento de Cataluña | iStock

En 2013, a los inicios del proceso independentista, apareció un libro firmado por tres destacados economistas, Xavier Cuadras, Modest Guijoan y Miquel Puig. Planteaba que una Catalunya independiente podía aspirar a no tardar muchos años en acontecer un país con el nivel de desarrollo y de excelencia como por ejemplo Austria o Dinamarca, que tienen una población y una extensión no muy diferente a la de Catalunya.

Nuestros antepasados, a comienzos del siglo XVIII ya soñaban, y por eso lucharon enconadamente, que Catalunya aconteciera la Holanda del Sur. Una pequeña nación que había conseguido liberarse del yugo español después de una larga y devastadora guerra, pero que en pocas décadas había acontecido una potencia comercial y marítima global y que competía con la poderosa Inglaterra. Los dos países, por cierto, aliados de Catalunya en la primera fase de la llamada Guerra de Sucesión española.

Ha habido otras propuestas de modelo a imitar para el futuro de Catalunya. Sea la California que planteaba Bassat, por aquello de la creatividad, o la Finlandia de Comín, a propósito del sistema sanitario.

El Gobierno Pujol se inventó en 1988 aquello de los Cuatro motores de Europa, una asociación de cooperación de regiones de tradición industrial, como Catalunya. Se usó como referente de puertas adentro, pero con escasa actividad real más allá de algunas acciones de lobby ante el Comité de la Regiones. La asociación formalmente continúa operativa y la presidencia, por cierto, corresponde desde noviembre a Catalunya, a través del Departament d'Exteriors. Por Francia, hay la región de Auvèrnia-Roine-Alpes. Por Italia, Lombardia. Y por Alemania no, no está Baviera, sino Baden-Würtenberg.

El dedo, la luna, Mas-Colell y Sánchez Llibre

Ahora, nuestro economista de más prestigio internacional, Andreu Mas-Colell, apuesta por Baviera. En el diario El Mundo, la 37a entrevista a economistas «para la reconstrucción», el rotativo madrileño pone en boca de Mas-Colell y titula: Que se dé en Catalunya la posibilidad de acontecer Baviera y este país (España) cambiará.

Mas-Colell, que estas últimas elecciones apoyó públicamente al PDECat, forma parte de aquellos catalanes que han llegado a la independencia arrastrando los pies, como decía aquel. Para muchos de estos catalanes, si la independencia no comporta riesgos ni dolores de cabeza, ya les está bien. Y si no, ya estarían contentos con un estatus político como el de Baviera o, por extensión lo de los lands alemanes.

Para muchos de estos catalanes, si la independencia no comporta riesgos ni dolores de cabeza, ya les está bien. Y si no, ya estarían contentos con un estatus político como el de Baviera

En plena ofensiva de patronales y otras organizaciones empresariales para que el nuevo gobierno de Catalunya -y si es encabezado por el PSC, mucho mejor- se deje estar de independencias y se dedique a reactivar la economía, el periodista de El Mundo establece con la ayuda de Mas-Colell un nuevo referente para el futuro de Catalunya, la del Estado Libre de Baviera.

"El 90%de la economía", según autoadjectivó el presidente de Foment y veterano lobbista en Madrid de la mano de la extinta UDC, pretendía hace unos días arrogarse unos derechos políticos que, en democracia, corresponden a los individuos, no a los propietarios o directivos de las empresas, por muy importante y meritoria que pueda ser su tarea. Es una lástima que esto de Baviera no se le haya ocurrido al núcleo pensante oficial de las élites barcelonesas, el Círculo de Economía. Pero ya invitarán a Mas-Colell para que se lo explique.

Veamos si esta es un hito verosímil.

Disponer o no disponer de herramientas de estado

Lo primero, por más obvio que sea, que tenemos que tener claro es que no es lo mismo aspirar a acontecer Austria o Dinamarca, Holanda o Finlandia, que son estados independientes y que, por lo tanto, disponen de todos los instrumentos legales y de política económica propios de los Estados independientes -aunque estén integrados a la UE- que no Lombardia, Baden-Würtemberg, o Roine-Alpes. Ni siquiera California o Baviera.

Hay que recordar que el ducado de Baviera, que durante centurias osciló entre los principados alemanes y el imperio de Habsburgo, aconteció reino gracias a Napoleón y fue incorporado en la Prusia de Bismark hace 150 años. Después de la II Guerra Mundial, hubo alguna reivindicación menor para reclamar la independencia -de aquí aquello del Estado Libre-, pero el diktat americano impuso una estructura federal en la RFA para evitar un poder demasiado centralizado facilitara la aparición de otro Führer. Por cierto, si Napoleón había facilitado la ampliación de los dominios de Baviera hacia regiones que no habían pertenecido históricamente -Franconia, Suabia y parte del Palatinato-, el nuevo estado federado mantuvo la misma adscripción en Baviera.

No es lo mismo aspirar a ser Austria o Dinamarca, Holanda o Finlandia, que son estados independientes, que Lombardia, Baden-Würtemberg o Roine-Alpes

Baviera es una sociedad católica -en una Alemania con predominio luterano- y muy tradicional y conservadora. De hecho, fue aquí donde se considera que nació el nazismo, que protagonizó el primer intento de presa del poder en Múnich y donde Nuremberg fue la capital espiritual del régimen y, por eso mismo, suyo de los famosos juicios expiatorios. La CSU, partido federado con los democristianos alemanes -único caso en toda Alemania- gobierna de forma ininterrumpida el land desde hace 60 años y ocupa sistemáticamente la consejería de Asuntos exteriores de los gobiernos federales conservadores y, a menudo, el ministerio de economía y de finanzas.

Todo ello, nos puede servir para hacernos una idea de las similitudes y las diferencias en términos históricos, políticos y sociales entre Baviera y Catalunya.

Grandes empresas globales de origen familiar

El land de Baviera cuenta con 10,5 millones de habitantes y su capital, Múnich, dicen las encuestas, que es la ciudad donde a la mayoría de alemanes les gustaría vivir. El clima más suave y la proximidad en los Alpes y en el mundo mediterráneo, un carácter con fama de más abierto que al resto de Alemania y amante de las grescas colectivas, junto con las oportunidades económicas parecen los factores que más influyen en estos deseos. Los bávaros no tienen lengua propia, pero su dialecto tiene fama de ser, al menos de entrada, de difícil comprensión por el resto de hablantes germánicos. El fútbol alemán tiene un nombre propio por excelencia, Bayern de Múnich y, que sepamos, su presidente no ha sido nunca amenazado por el ministro federal de turno, como le acaba de pasar a Laporta.

El desarrollo económico de Baviera está muy vinculado a la industria del automóvil de gama alta, con BMV y Audi como estandartes. El museo de la BMV es una de las primeros atracciones turísticas de Múnich. Otra de las atracciones son unas instalaciones olímpicas de vanguardia creadas veinte años antes de que las nuestras, en 1972. El land bávaro es el primer destino turístico de Alemania y el aeropuerto de Múnich, después del de Frankfurt, es el principal nudo de comunicaciones europeas e intercontinentales, a pesar de un volumen de tránsito de pasajeros -al menos hasta antes de la pandemia- levemente por debajo del Prat.

Baviera, como Catalunya, también tiene un importante déficit fiscal, el más elevado de Alemania. Pero este déficit se sitúa entre el 4 y el 5% del PIB, a diferencia del de Catalunya que se mantiene invariablemente alrededor del 8%

Baviera es también la sede de empresas como Siemens AG-principal grupo industrial europeo-, MAN AG -camiones y motores-, de la aseguradora Allianz, de las deportivas Adidas y Puma y la sede europea de muchas empresas norteamericanas e internacionales.

El PIB de Baviera representa el 18,6 por ciento del alemán -un peso parecido al de Catalunya en España- pero su renta per cápita -a diferencia de la catalana- también es la primera de alemana. Baviera, como Catalunya, también tiene un importante déficit fiscal, el más elevado de Alemania. Pero este déficit se sitúa entre el 4 y el 5% del PIB, a diferencia del de Catalunya que se mantiene invariablemente en alrededor del 8%.

Unas élites económicas manifiestamente mejorables

Todas las grandes empresas bávaras que hemos mencionado antes tienen el origen en emprendedores que las fundan entre finales de los siglo XIX e inicios del XX y ahora perviven como grandes conglomerados de proyección mundial. En Catalunya, la mayoría de nuestros emprendedores de éxito, industriales y no industriales, han ido vendiéndose -ellos mismos o sus sucesores- las empresas. No por invertir en sectores con más proyección o más futuro, sino para acontecer rendistas, sea de inmuebles, si eran pequeños negocios, o invirtiendo en el tocho y en el turismo. Incluso, la mayoría de nuestras empresas emergentes con éxito renuncian a crecer de forma independiente y acaban al cabo de pocos años en manos de un comprador que paga un buen pico.

Este «90 por ciento de la economía» está, desgraciadamente, formado más por directivos de empresas foráneas que por empresarios autóctonos y aquí las responsabilidades únicamente son nuestras. De la cultura empresarial catalana. En todo caso, es inimaginable que un empresario bávaro o alemán compare unos disturbios lamentables pero mucho acotados -nada a ver, por ejemplo, con los que generó la oposición a la nueva estación de ferrocarril en Frankfurt que, por cierto, no se llegó a construir- con el pogromo nazi de la Noche de los Vidrios Rotos. Aquí, un hooligan indocumentado -a pesar de ser un empresario reconocido y de éxito- se permitió una frivolidad de tal magnitud, que es sobre todo un símbolo de la tradicional falta de cintura de nuestras élites empresariales.

Berlín y Madrid: un estado neutral o un estado en contra

No podríamos finalizar esta sintética comparativa sin hacer mención de la estructura realmente federal de Alemania -en términos de organismos y centros de decisión públicos, tanto de carácter económico, como financiero como judicial- ni sobre el muy diferente papel que juegan las respectivas capitales del estado, Berlín y Madrid. A pesar de que Berlín, dentro del territorio de la antigua RDA, recibe muchas inversiones y tiene un saldo fiscal neto claramente favorable, las autoridades alemanas, a diferencia de las españolas, no han convertido la recuperada capital en un chupador que desertitza el entorno y centraliza los centros de poder y todas las actividades más cualificadas que están, directamente o indirecta, vinculadas.

Berlín no ha convertido la recuperada capital en un chupador que desertiza el entorno y centraliza los centros de poder y todas las actividades más cualificadas que están vinculadas

Mientras Tesla ha planeado su gigafábrica europea de baterías en Berlín -de hecho, el land que rodea la capital, Branderburg-, aquí, la sola posibilidad de que se instale una de la mano de Seat y Volkswagen ha despertado las iras al menos de los presidentes autonómicos de Extremadura, Aragón y Galicia

Una cuestión de marco mental

Hasta aquí, seguramente muchos nos querríamos asemejar a Baviera. Todo iría mejor, para Catalunya. Pero es evidente que la mayoría de españoles, y especialmente sus élites y clases dirigentes saben, o intuyen, que el estatus de Baviera para Catalunya iría en contra, al menos, de sus intereses inmediatos. Porque no se trata tanto de cuál es el modelo que te quieres fijar como objetivo a medio plazo, sino qué modelo es posible lograr en todo aquello que depende de nosotros. Y la mayoría de catalanes hace tiempo que ha llegado a la conclusión de que es más fácil – y, incluso a medio plazo, más favorable- llegar a asemejarnos a Austria o Dinamarca que no a Baviera.

Es evidente que la mayoría de españoles, y especialmente sus élites y clases dirigentes saben, o intuyen, que el estatus de Baviera para Catalunya iría en contra, al menos, de sus intereses inmediatos

Para acabar, uno de los autores del libro que nos compara con Austria o Dinamarca, si finalmente hay un gobierno que refleje la mayoría política surgida de las urnas, será lo Comisionado para los fondos europeos Next Generation, una verdadera oportunidad para modernizar nuestra economía. Es bueno que alguien que tiene como marco mental Austria o Dinamarca -y no Baviera- acontezca el responsable.

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