
Los estados de la Unión Europea han dado luz verde a la propuesta de la Comisión de prohibir las importaciones del gas ruso a partir del 1 de enero de 2026, manteniendo un período de transición de dos años para los contratos existentes. En particular, los contratos actuales a corto plazo quedarán prohibidos el 17 de junio de 2026 y los contratos a largo plazo ya no se podrán prorrogar más allá de enero de 2028.
Bruselas busca la desconexión del gas ruso para conseguir un mercado energético europeo más independiente, manteniendo al mismo tiempo la seguridad del suministro de la UE, por eso cree que hacerlo de forma gradual es lo más “eficaz” para limitar “los posibles impactos en los precios de la energía”. La presidencia danesa del Consejo de la UE ha destacado el gran apoyo a la propuesta de la Comisión. Con las excepciones de Hungría y Eslovaquia, todos los gobiernos de la Unión Europea han optado por seguir adelante.
Desde el gobierno español, el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, ha dejado claro que el Estado tiene un suministro "altamente diversificado", ya que recibe gas de más de quince países diferentes. En este sentido, Groizard ha mencionado que ya "han aprendido del peligro que supone depender de terceros países", y que, por lo tanto, "España está preparada para acelerar la descarbonización y la sustitución de la dependencia del gas natural independientemente de su origen".
Modificaciones al plan de la Comisión
A pesar del gran apoyo, el Consejo ha hecho algunos matices al plan original de Bruselas para prohibir la importación de gas ruso. Para facilitar las importaciones de gas no ruso, se simplificarán las obligaciones aduaneras, haciendo los procedimientos y requisitos más sencillos, y a la vez se pedirá información adicional para las importaciones procedentes de Rusia en las fases transitorias.
El Consejo también ha dado un paso más sobre el intercambio de información que habría entre las autoridades nacionales, la Agencia de la UE para la Cooperación de los Reguladores de la Energía y la Comisión. De esta manera, pasados dos años desde la entrada en vigor, se revisará la aplicación de este reglamento. Siguiendo en la misma línea, también ha mencionado el término de las cláusulas de suspensión, aclarando qué tipo de perturbaciones de la seguridad del suministro podrían justificar un levantamiento temporal de la prohibición de importación.
Planes de “diversificación” nacionales
Los estados miembros deberán desarrollar “planes nacionales de diversificación con medidas e hitos precisos para la eliminación gradual de las importaciones directas o indirectas de gas ruso”. Los primeros planes nacionales deberán presentarse a la Comisión antes del 1 de marzo de 2026.
Los planes nacionales de diversificación deberán incluir información sobre los volúmenes de importaciones directas o indirectas de petróleo de Rusia en virtud de contratos existentes, medidas vigentes o previstas para dirigir la eliminación gradual, incluidos los suministros y rutas de suministro alternativas, y posibles barreras técnicas o reglamentarias para la eliminación gradual y opciones para superarlas.
En este sentido, Bruselas ya pronostica que gran parte del gas ruso será sustituido con gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, Qatar y el norte de África a partir de 2026. También esperan que el nuevo yacimiento de gas Neptuno, frente a la costa de Rumanía en el Mar Negro, contribuya al suministro energético, especialmente a los países del sur y el centro de Europa a partir de finales de 2027. En último lugar, confían en que continúe la tendencia de reducción del consumo de gas en la UE en los próximos años.
Prohibición gradual
Con el inicio de la invasión rusa en Ucrania, los líderes de la Unión Europea aceleraron mecanismos para reducir la dependencia energética del gas ruso. En la Declaración de Versalles en 2022, se acabó acordando la eliminación gradual de la dependencia de los combustibles fósiles provenientes de Rusia tan pronto como sea posible.
Como consecuencia de todo ello, las importaciones de gas y petróleo ruso a la UE han disminuido considerablemente en los últimos años. Al mismo tiempo, aunque las importaciones de petróleo se han reducido a menos del 3% en 2025, el gas ruso sigue representando el 13% de las importaciones de la Unión Europea, con un valor superior a los 15.000 millones de euros anuales. Unos datos que desde el Consejo califican de importante riesgo para la seguridad social y energética.
Para abordar esta cuestión, el pasado mes de mayo, la Comisión adoptó la hoja de ruta REPowerEU para garantizar una transición gradual hacia la eliminación progresiva de las importaciones restantes de la energía rusa, y de este modo impulsar la independencia y la seguridad energética de la Unión Europea.
Con la aprobación de la medida por parte de los estados este lunes, ahora los equipos del Consejo iniciarán las negociaciones con el Parlamento Europeo para acordar un texto final sobre esta regulación.