El sector porcino en Catalunya cuenta con 7,9 millones de cabezas de ganado, casi el doble que hace 30 años y un 15% más que hace una década. El crecimiento va unido a una reducción del número de explotaciones, que, en cambio, ahora acogen a más animales. Según la Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrícolas, analizada por la ACN, entre 1993 y 2023 la relación cabezas de ganado/explotación se multiplicó por cinco: de 374 cerdos en cada granja, de media, hasta 1.901.
Ocho empresas gestionan un 30% de las más de 5.000 explotaciones del país. El Grupo Saneamiento Porcino de Lleida, asociación de ganaderos que busca la mejora sanitaria de la actividad, ve inevitable la concentración por la supervivencia del sector, y cree que no compromete la bioseguridad. La concentración empresarial y la reducción del número de explotaciones en detrimento de fincas más grandes con mayor capacidad han marcado el crecimiento del sector porcino en lo que respecta a la fase de cría y engorde, sacrificio y transformación (y en algunos casos, también la distribución).
El sector ha ido creciendo en las últimas décadas de forma bastante estable, en cuanto a las cabezas de ganado existentes, mientras el número de explotaciones se reducía. Según los datos del Observatorio agroalimentario, rural y ambiental, del Departamento de Cultura, solo en la última década el número de cerdos ha pasado de 6,8 millones a 7,9, un crecimiento de un 15%, mientras el número de explotaciones se ha reducido más de un 5%, pasando de 5.566 a 5.267.
Menos granjas, pues, y al mismo tiempo un crecimiento del modelo empresarial en régimen de integración (de 4.072 a 4.365 explotaciones) en detrimento de los actores independientes (de 1.456 hasta tan solo 902 explotaciones actualmente). Y retrocediendo un poco más en el tiempo, este proceso paralelo de crecimiento y concentración animal en el sector aún es mayor y más evidente. Con datos de los censos agrarios del Idescat y el INE, entre 1982 y el año 2020 Cataluña ha pasado de tener 2,6 millones de cerdos en más de 20.000 granjas (124 cabezas por explotación), a 8,12 millones en tan solo 4.435 (es decir, 1.847 cabezas por explotación).
El aumento de las cabezas de ganado en conjunto y por explotación ha sido gradual, pero acusado, como reflejan estos datos. Sobre el primero de los dos fenómenos, desde el Grup Sanejament Porcí de Lleida, recuerdan que hace solo dos o tres generaciones el porcino “era un complemento a la renta del payés” (con el subproducto del campo se alimentaba animales), pero la relación se invirtió rápidamente y el negocio pasó a ser criar animales. “Hay mucha gente que sigue en el campo porque tiene cerdos, porque ayudan a pagar la letra del tractor, el regadío, etc. Es una renta fija”, explica a la *ACN*, el coordinador de este grupo, Vicens Enrique-Tarancón.
La expansión porcina ha ido acompañada del modelo “de integración”, una fórmula de negocio “para repartir costes y beneficios” entre propietarios de los animales, propietarios de las granjas, proveedores de servicios y recursos materiales, y los cuidadores de las granjas, que ha resultado una fórmula de éxito y ha “repartido el riesgo” en momentos de crisis cíclicas de precios. Ante la crisis de la peste porcina, Tarancón reconoce que en este caso no sabe “cómo le irá” al sector.