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La peste porcina africana, un reto de viabilidad para la ganadería catalana

Si estas enfermedades se vuelven habituales en la UE y cada foco implica cierres sanitarios totales, la ganadería dejaría de ser viable tal como la hemos conocido hasta ahora

Un jabalí con sus crías | Europa Press / Go Prevpa
Un jabalí con sus crías | Europa Press / Go Prevpa
Alba Reguant | VIA Empresa
Veterinaria de la Escola Agrària del Solsonès
Francesc Reguant | VIA Empresa
Economista, experto en estrategias de la agroalimentación
01 de Diciembre de 2025 - 04:55

Se acaba de confirmar la presencia de peste porcina africana (PPA) en jabalíes muertos en la sierra de Collserola, en Catalunya. Es una enfermedad que no es una zoonosis (no afecta a los humanos) y que, por lo tanto, no es un riesgo de salud pública, ya que el consumo de carne es totalmente seguro e inocuo.

 

Después de más de 30 años sin presencia de PPA en la península (el último brote en España se erradicó en 1994) la enfermedad ha vuelto a aparecer en un momento en que el virus ya había demostrado su capacidad de expansión global. En 2018 entró con fuerza en China, donde causó una mortalidad enorme y transformó de arriba abajo el mercado mundial del cerdo. Paralelamente, desde mediados de los años 2010, la PPA se había ido extendiendo por varios países de Europa del este, de forma que afectó primero a la fauna salvaje y después a explotaciones domésticas.

En los últimos años, el virus ya se había detectado en Italia (primero en jabalíes en el norte del país en 2022 y posteriormente en granjas). De esta manera, la frontera sanitaria se situó a poca distancia de Catalunya. Todo ello hacía previsible que acabara llegando a nuestra puerta; lo que no esperábamos era que lo hiciera tan súbitamente y tan cerca de zonas densamente pobladas como Collserola.

 

Aunque de momento la infección afecta solo a fauna salvaje (jabalíes), la alarma es muy grande: el riesgo de que la enfermedad llegue a las granjas (cerdos domésticos) es real y ha puesto en alerta a todo el sector porcino del país.

Cuando una alerta sanitaria se convierte en un problema comercial global

El descubrimiento de la PPA ha provocado inmediatamente restricciones en las exportaciones de cerdo y derivados hacia países terceros. Según fuentes recientes, se han bloqueado alrededor de un tercio de los certificados de exportación españoles a países fuera de la UE. Esto implica la pérdida de mercados externos, hasta que no se definan con claridad qué áreas están libres y cuáles no. En concreto, se han detenido la exportación a una cuarentena de países.

Mapa de focos de peste porcina africana en Europa hasta el 13 de noviembre de 2025 | Ministerio español de Agricultura, Pesca y Alimentación
Mapa de focos de peste porcina africana en Europa hasta el 13 de noviembre de 2025 | Ministerio español de Agricultura, Pesca y Alimentación

Sin embargo, gracias al nuevo acuerdo firmado recientemente entre el ministerio de Agricultura de España y el gobierno de China, basado en la regionalización y compartimentación sanitaria, es posible que los envíos desde zonas declaradas libres de PPA continúen llegando a China, lo que ha moderado la tensión del sector porcino.

Este mecanismo evita que todo el país quede automáticamente cerrado para la exportación, lo que permite mantener parte del comercio internacional.

Producción y dependencia del cerdo: un sector vulnerable

Es cierto que España y principalmente Catalunya producen más carne de cerdo de la que consumen internamente. Según el último informe del Observatori del porcí de Catalunya (2022), la tasa de autoproveimiento fue del 305% en Catalunya y del 164,1% en España.

Esta sobreproducción es habitual: el sector porcino español es un pilar clave de la economía agroalimentaria, con una producción anual de carne de cerdo, según datos recientes, de unas 4,93 millones de toneladas.

Muchas explotaciones y empresas han basado su viabilidad en la exportación, especialmente a países asiáticos como China, para dar salida al excedente y partes de poco valor en el mercado europeo. Pero esta dependencia del mercado internacional y la globalización de la distribución hace que cualquier brote sanitario tenga repercusiones enormes.

Con todo, hay que observar diversas consecuencias económicas que puede tener la PPA.

  • Pérdida de exportaciones a terceros países. Los bloqueos actuales de certificados pueden provocar la paralización de ventas a decenas de países.
  • Caída del precio del cerdo al productor. Si no hay salida al exterior, la oferta interna aumenta y esto presionará el precio a la baja, perjudicando a los ganaderos.
  • Impacto sobre la economía catalana. Solo las exportaciones de cerdo desde Catalunya superan los 1.144 millones de euros anuales (a terceros países).
  • Incertidumbre e inestabilidad. Un mercado que hace meses se basaba en una "burbuja de demanda externa" ahora ve cómo esta burbuja puede reventar y dejar un volumen importante de producción sin salida.

Por lo tanto, no es una crisis menor: es una amenaza estructural para un sector clave de la ganadería y de la economía agroalimentaria.

¿Qué hay que hacer, pues, para minimizar los daños?

  • Exigir máxima bioseguridad en las explotaciones: controles estrictos, desinfección, protocolos de movimiento de animales, restricciones de contacto con fauna salvaje… Las granjas deben extremar las precauciones más que nunca.
  • Rápida y coordinada actuación de los servicios veterinarios ante cualquier positivo: la velocidad en la detección, confinamiento y erradicación puede marcar la diferencia entre un brote aislado y una epidemia.
  • Gestión responsable de la fauna salvaje: caza, vigilancia de jabalíes, control de migraciones y tratamiento de zonas fronterizas para evitar nuevos brotes. Si la PPA ha llegado vía jabalíes, la convivencia entre ganadería y fauna salvaje debe estar en el foco de todas las atenciones.
  • Modernización de instalaciones y actualización de protocolos: las granjas que durante estos años de vacas gordas han aprovechado para invertir en bioseguridad y tecnología lo tendrán más fácil para “sobrevivir” a estos momentos de inestabilidad que las que no han hecho los deberes. Puede ser una buena oportunidad para acabar de profesionalizar el sector y excluir a los que no cumplen con los estándares de calidad.

Responsabilidad y visión de futuro

En los últimos años, el sector ganadero europeo vive una acumulación inédita de aparición de enfermedades de declaración obligatoria que afectan a las principales especies de producción animal: la gripe aviar de alta patogenicidad en aves, la dermatosis nodular contagiosa en bovino y, ahora, la peste porcina africana en porcino.

Este incremento no es casual. El calentamiento global, con temperaturas más altas, periodos de calor que se extienden hasta noviembre y condiciones que favorecen la supervivencia y actividad de vectores, sumado a la globalización de los mercados y del movimiento de animales y productos agroalimentarios, ha convertido unas enfermedades que antes aparecían de manera esporádica en amenazas recurrentes con las que tendremos que aprender a convivir.

Hay que asumir con realismo que el clima y el sistema productivo han cambiado, y que solo adaptándonos podremos evitar la desaparición del sector ganadero

El Reglamento (UE) 2016/429 establece que las enfermedades de categoría A, es decir, aquellas que no están presentes habitualmente en la Unión y para las cuales se deben adoptar medidas de erradicación inmediata tan pronto como se detecta su presencia, obligan a aplicar vacíos sanitarios estrictos a cualquier explotación afectada. Si estas enfermedades pasan a estar presentes de manera continuada dentro de la UE, y cada foco implica vacíos sanitarios totales, la combinación de su elevada morbilidad y la presión sanitaria podría llevarnos, en pocos años, a un escenario en el que la ganadería, tal como la hemos conocido hasta ahora, deje de ser viable.

Hay que asumir con realismo que el clima y el sistema productivo han cambiado, y que solo adaptándonos, con bioseguridad, vigilancia, tecnología y modelos de gestión eficientes, podremos evitar la desaparición del sector ganadero, este a menudo tan criticado, pero que evita el despoblamiento rural, gestiona el territorio y nos llena la despensa con productos de máxima calidad.