Garrofé: "Con la B-40 nos han engañado cuatro ministros diferentes"

El exsecretario general de la Cecot David Garrofé avisa: "Hemos aparcado todo aquello estratégico y es tanto o más urgente que la covid"

El exsecretari general de la Cecot David Garrofé | Cedida El exsecretari general de la Cecot David Garrofé | Cedida

Después de 34 años en la Cecot, David Garrofé dirá adiós del todo a la patronal de Terrassa en junio de este año. En enero, Garrofé pasó el relevo de la secretaría general a Oriol Alba para centrarse en la empresa familiar. Mientras tanto, combina el acompañamiento al nuevo secretario "haciendo un traspaso de agenda y de conocimiento del mundo institucional" con su cargo de CEO en Binillum. "Ahora tengo la agenda más llena que nunca", admite en una conversación con VIA Empresa, donde se muestra muy crítico con las resistencias políticas al cambio, lo que, avisa, perjudica a la economía y a la ciudadanía.

¿Cómo valora su paso por la Cecot?

Ha sido una experiencia fascinante para poder conocer la historia política, económica y social de Catalunya de los últimos 34 años y he tenido el privilegio de poder vivir en directo muchos cambios políticos y económicos. He enganchado bastantes crisis, las he podido vivir, y he visto la destrucción de empresas, la pérdida de puestos de trabajo, el sufrimiento de las familias, de las sociedades... He visto las recuperaciones económicas, los procesos burbuja, los cambios de gobierno y, quizás, lo más triste: cómo cuesta cambiar las cosas por parte de la política y de las administraciones públicas, todo es muy lento y muy complejo.

¿Cuál es el problema?

Muchas veces hay una falta de coraje político para hacer los cambios necesarios porque hacerlos supone no volver a ganar elecciones. Es tan grande el sector público y condiciona tanto a la decisión de la política que muchas veces o llega tarde o no llega, y este es uno de los retos más grandes que tendrán las organizaciones empresariales y sindicales.

"Muchas veces hay una falta de coraje político para hacer los cambios necesarios porque hacerlos supone no volver a ganar elecciones"

¿Decisiones políticas por delante del bien común?

Una vez eres funcionario, el nivel de blindaje que tienes es extraordinario, por lo tanto, lo hagas bien o no, como que no te pueden sacar, te mueven. Esto es malo para la propia función pública, que es una de las más nobles que hay: el bien común y servir al conjunto de la comunidad. Y, muchas veces, las ineficiencias que hemos creado para sobreprotejer al modelo perjudica todo el sistema. Tenemos que crear un nuevo modelo que sea mucho más flexible a la gestión de este personal para dar una empemta importante a la mejora de la administración, puesto que el sector público representa el 40% del PIB del país y esto es hacer un salto adelante.

¿Y cómo la damos esta empuje?

En estos momentos, quién tiene que promover esto es un empresario del sector público que tiene un contrato temporal por cuatro años y que tiene que renovar la confianza. La falta de coraje para hacer las reformas y una administración más eficiente hace que el modelo no avance y, de retruque, lo pagamos todos como país.

Aquí, los agentes sociales y económicos tenéis un papel muy importante a la hora de hacer pedagogía.

De insistir. Pero hacen falta unos consensos de tal dimensión para hacer una transformación de estos tipos y unas unanimidades muy grandes. Tendrías que tener el 85% de todo un parlamento a favor de la gran reforma. Un gobierno sólo lo hará si detrás hay la gran mayoría que le apoye, sino tiene un coste político tan elevado que nadie se atreve a hacerlo.

¿Por qué?

Si una empresa privada estuviera atada a los condicionantes que tiene el sector público, no nos quedaría empresa, y ya habría cerrado porque pide una flexibilidad y una adaptación al cambio que el sector público no tiene. Evidentemente que el sector público tiene que preservar el bien común, tiene que tener unas garantías superiores a una empresa privada y unos blindajes porque sino cada vez que haces un cambio político, cambia toda la administración y esto no puede ser. Los profesionales del sector público son estratégicos en un país y forman parte del bienestar colectivo. España tiene los deberes pendientes de una reforma profunda de la administración pública, como de la judicatura o el sistema electoral. Es el momento de los grandes consensos políticos y estos son los deberes que tiene este país, que nadie tiene el coraje de hacer las transformaciones pendientes.

"Es el momento de los grandes consensos políticos y estos son los deberes que tiene este país, que nadie tiene el coraje de hacer las transformaciones pendientes"

¿La crisis de la covid-19 también ha hecho que todo esto todavía quede más en el olvido?

El mundo se ha parado: el cambio climático no existe y, de repente, hemos aparcado todo aquello que es estratégico e importante sólo por la covid. Y ya ha pasado un año. El resto todavía está pendiente y es tanto o más urgente que la covid. Al final estás leyendo que la covid es causante de la deforestación de los bosques, estresamos a los animales y estos virus se desarrollan con ellos y al final revierte en nosotros. El foco no es la covid, sino qué la causa y esto quiere decir hacer unas transformaciones muy profundas. Hemos perdido un año. Son miradas cortas y tenemos que poner las largas.

El problema de siempre, de mirar a corto plazo y no mirar más allá.

Esta para mí es una de las conclusiones después de 34 años al frente de la Cecot: la importancia que tienen este tipo de instituciones y que hay un cambio de percepción de la autoridad de las nuevas generaciones.

David Garrofé a la porta de la Cecot | Cecot

David Garrofé en la puerta de la Cecot | Cecot

Después de 34 años a la Cecot, ¿cómo diría que han evolucionado las infraestructuras en este tiempo?

He visto de todo: la ejecución de cosas que estaban planificadas de antes, la no planificación correcta de determinadas infraestructuras, una concepción antigua de la participación pública... ¿Y si trabajamos de forma más colaborativa? Tenemos que ver cómo podemos hacer compatible crecimiento con preservación y recuperación de los elementos naturales y esto es de justicia y es lo que clama la sociedad. Tenemos que abandonar las maneras de hacer antiguas, ser posibilistas y llegar a consensos, pero a la vez hay un grande castigado.

¿Quién?

El presupuesto para empresa del Govern de la Generalitat es más pequeño que el presupuesto por cultura. Está en los 180 millones de euros y el de cultura alrededor de 200 millones. Los dos son miseria, pero cuando tienes un presupuesto en que más del 80% se lo lleva sanidad y enseñanza y los dos te dicen que no llegamos, dices, pero es que todo el resto de la vida humana tiene que pasar con el 20% del presupuesto. Tenemos que hacer un modelo más industrial y más innovador y con 180 millones de euros el año es imposible, así no puedes transformar nada porque no tienes capacidad.

"Tenemos que hacer un modelo más industrial y más innovador y con 180 millones de euros el año es imposible"

¿Y tiene el Govern el margen para cambiarlo?

Catalunya tiene un problema gravísimo de 16.000 millones de euros de financiación que no llegan. No podemos estresar más a nuestros gobiernos porque el coste que tiene el no retorno de los impuestos de Catalunya es tan elevado que nos estrecha año tras año. Esto acumulado sube entre 250.000 y 300.000 millones de euros. Si tuviéramos este dinero, tendríamos que dar dinero todo el día porque no tendríamos en qué gastarlos y ni sanidad ni educación tendría problemas, empresa tendría potencia para hacer programas de innovación... Quién sufre la consecuencia de una mala financiación es la gente que vive peor en nuestro país, los ricos no sufren ni aquí, ni en Estados Unidos, ni en China; no tienen problemas. Me gustaría ver manifestaciones de gente reclamando una mejor financiación y esto tiene que ver con la política, es un tema de equidad fiscal que nos lastra de un año al otro. ¿Y en Madrid qué pasa? Se presupuestan 100 y se gastan 120, en Catalunya se presupuestan 100 y se gastan 60.

¿Por qué pasa esto?

Porque el Estado no financia las infraestructuras restantes y, en cambio, coge los excedentes de España y los va situando todos en Madrid. Esta es la estrategia de país. O corregimos la España vaciada, o veremos hasta cuándo aguanta Catalunya con su 19% del PIB, porque esto no es eterno.

Es un problema de financiación, ¿pero de algo más? Un estudio de la Cambra de Comerç señalaba que este punto no era suficiente para poner a Catalunya al nivel de los países frugales, sino también cómo se hacen las inversiones.

Es un acumulado de cosas que cuando las tienes todas dices, es bien bien que tienes que remar muy fuerte a contracorriente para compensar una serie de disfunciones históricas. Es el modelo de Estado que tenemos y esto impacta en la economía, en las empresas y en todo. El otro tema relevante es la importancia de la negociación del diálogo. Hay veces que lo echamos de menos. A veces hay demasiada táctica política. Necesitamos reivindicar este espíritu de negociación y de pacto de las fuerzas políticas, más allá de las discrepancias que tienen, que generan unos bloqueos que no son buenos.

"Con la B-40 nos han engañado sistemáticamente y lo han hecho cuatro ministros diferentes. ¿Esto tiene algún coste? No, cero"

¿Habría que materializar el acto de Foment de octubre con gobernantes y agentes sociales?

La clase política no tiene una penalización. Vamos los agentes sociales, patronales, empresarios y sindicatos con propuestas consensuadas. Tendríamos que ver, como ciudadanía comprometida y muy informada, si han incumplido su palabra. Con la B-40 nos han engañado sistemáticamente y lo han hecho cuatro ministros diferentes. ¿Esto tiene algún coste? No, cero. Tiene que haber una reacción ciudadana seria. Tenemos un sistema que una vez ganadas las elecciones se desentiende de la ciudadanía hasta pasados cuatro años y esto forma parte de la baja calidad democrática que tenemos como país. Y esto impacta mucho en la economía.

¿Sólo pasa en España?

A escala mundial, vemos que la economía financiera genera unos beneficios espectaculares y la economía real está sufriendo mucho. Está pasando en todo occidente. Ha habido unos países como China donde toda la población ha subido de nivel y se ha creado una clase media espectacular. Es muy difícil que las fuerzas políticas resuelvan esto en un escenario nacional porque no nos pasa sólo a nosotros y por eso los populismos suben.

David Garrofé, exsecretari general de la Cecot | Cedida

David Garrofé, exsecretario general de la Cecot | Cedida

¿De qué estamos hablando?

La economía está gestionada con unos ordenadores y unos algoritmos automáticos que hacen operaciones de compra-venta en segundos a escala mundial que te pueden hacer hundir un país o subir un bitcoin de repente y es un mundo de una especulación financiera que no tiene nada que ver con la economía real. Y los recursos se van todos hacia allí porque los rendimientos son superiores a los que te puede dar la industria. ¿Qué organismos tenemos para controlar esta economía financiera? La realidad pasa hacia otro lado y no la gobernamos.

Entonces se hace difícil ver la luz si esto es un problema a escala global. Hablamos de los fondos europeos, de digitalización, de industria 4.0...

Sólo hay una solución para mí y es una ciudadanía informada, comprometida y consciente que tiene la capacidad de revertir esto y esto tiene que empezar desde abajo. De alguna forma los millenials han empezado a hacer un discurso diferente. Te están diciendo: ¿tenemos que trabajar tantas horas? Hay toda una generación que te dice 'yo quiero tiempo, no dinero, ¿por qué tengo que trabajar 12 o 14 horas en el día si tampoco podré pagar el piso?'. En el momento en que tú tomas conciencia de muchas de estas cosas, transformas el sistema.

"O entendemos que el siglo XXI es el siglo de la cooperación, o la economía tradicional también desaparecerá"

¿Todo ello se ha agravado más con la pandemia?

Sí y no es sólo la ciudadanía. ¿Qué espera el comercio para compartir sus bases de datos de los clientes para hacer plataformas como tienen las grandes plataformas de venta? Si dices 'mis clientes sólo los quiero yo' estarás muerto. O entendemos que el siglo XXI es el siglo de la cooperación, o la economía tradicional también desaparecerá.

¿Qué ha cambiado la crisis de la covid-19 que no hayan cambiado otras crisis?

Todavía no somos conscientes del impacto final de la covid. Cuando no estemos con la covid, veremos qué ha quedado de la covid. Ahora estamos teletrabajando. Esto ha sido un acelerador de cambios brutales, pero cuando pase la covid veremos que evidentemente habremos ganado posiciones respecto a dónde estábamos y encontraremos elementos de flexibilidad.

Y pues, ¿qué nos dejará la covid?

Todo este ámbito digital se ha disparado más que en ninguna otra crisis, pero, a la vez, está bien que muchos empresarios estén reaccionando, replanteándose su negocio, digitalizándolo sin cesar... Las empresas de digitalización están trabajando más que nunca. Hay gente que está cansada y habrá mucha gente que o cerrará, o traspasará la empresa o la intentará vender. Y lo estamos viendo. Hay un crecimiento de las acciones corporativas y no sólo de turismo, sino de todo tipo. Se incrementará mucho la compra-venta.

El ja exsecretari general de la Cecot David Garrofé | Cedida

El ya exsecretario general de la Cecot David Garrofé | Cedida

Hablando de la modernización, usted impulsó la digitalización en 90 en la Cecot, ¿cómo se moderniza una patronal como esta?

En Cecot tenemos un nuevo secretario general, Oriol Alba, que trabajó nueve años en la Cecot coordinando el programa Reempresa. Tiene 33 años, los mismos que yo he estado al frente de la casa. Este relevo generacional ya apunta que habrá cambios seguros, muy positivos desde el punto de vista de reorganización, digitalización y una nueva visión y empuje de la entidad que será muy positivo. Hay mucho campo a correr y con un objetivo concreto: defender la empresa. Y Oriol dará una empuje importante orientado también a un público más joven, que es también quién está cogiendo el control de las empresas.

¿Cómo vivisteis la rotura con Foment, el retorno y la unión patronal que también hay con Pimec?

Pasamos una época no demasiado afortunada en aquel momento. No se fue justo con Cecot y se fue desproporcionado. Con la nueva presidencia, al cabo de 24 horas se habían recompuesto las relaciones y los diálogos. La relación ahora es excelente, es un episodio triste, que ya ha pasado y forma parte de la historia. Estamos muy orientados y alineados y el talante de Josep Sánchez Llibre encaja mucho con la visión que tiene Cecot.

"Un BOE hizo nacer la as cámaras y un BOE las mató"

¿Cómo veis desde la Cecot la Ley de Cámaras?

El tema cameral es muy complejo. Las cámaras se crearon para los empresarios que entendieron hace más de 100 años que necesitaban un instrumento para buscar unas homologaciones internacionales y unos códigos similares a los otros países para poder hacer transacciones económicas. A partir de aquí se vinculan las cuotas obligatorias, pero cuando los grandes se cansaron de pagar, cogieron al señor Zapatero e hicieron el Consejo de Competividad español y se cargó la cuota obligatoria. Se cargó las cámaras, que son corporaciones de derecho público y, por lo tanto, un BOE las hizo nacer y un BOE las mató, y tocó el BOE para tocar la financiación, pero no resolvió bien cuál es el papel que tenían que tener las cámaras. Y no se han encontrado los consensos. 

¿Y qué ha pasado hasta el día de hoy?

Faltó diálogo de todos, pero probablemente el Govern dialogó mucho más con las cámaras que con los agentes sociales y cuando ya tenía un preacuerdo con las cámaras, no salió adelante con los agentes sociales. Continúa siendo un tema no resuelto y, si no lo pactan, el Govern no podrá sacar adelante una nueva ley porque no habrá consenso.

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