El acné: tratamiento y consejos de prevención

El acné es una enfermedad de la piel caracterizada por una inflamación del folículo pilosebaci, especialmente a la cara, cuello, escote y a las espaldas

El acné́ se puede prevenir, però cómo? | iStock El acné́ se puede prevenir, però cómo? | iStock

El acné es una enfermedad de la piel caracterizada por una inflamación del folículo pilosebáceo, especialmente en la cara, cuello, escote y en la espalda. Aparece fundamentalmente en la adolescencia y se considera uno de los trastornos cutáneos más frecuentes en la población. Aunque los años de la adolescencia son en los que hay mayor incidencia del acné, no siempre desaparece al terminar esta etapa. Además de las molestias que puede ocasionar, tiene una gran repercusión en la imagen física y, consecuentemente, en la autoestima.

La causa principal del acné es la alteración del funcionamiento del folículo pilosebáceo que suele ser debida a factores hormonales, pero también puede ser consecuencia del uso de productos cosméticos no adecuados. La salida de los folículos se ocluye y la secreción sebácea queda retenida, lo que implica la aparición de comedones o espinillas. Éstos suelen producir cambios inflamatorios, enrojecimiento y sobrecrecimiento bacteriano -Propionibacterium acnes-, que favorece la infección de las lesiones con la correspondiente aparición de pus en ellas.

Según la extensión e intensidad de las lesiones y el impacto de la enfermedad en la vida del paciente, se determina el tratamiento adecuado para cada individuo. Existen tratamientos tópicos y tratamientos orales -indicados para pacientes con acné moderado y grave-.

Existen tratamientos tópicos y orales contra el acné, dependiendo de la gravedad del paciente

A grandes rasgos, podemos resumir los tratamientos tópicos en tres grupos: los queratolíticos – cuya función es la de eliminar la oclusión del folículo-, los retinoides, peróxido de benzoilo o el ácido azelaico -que además de desocluir el folículo, tienen un efecto antiinflamatorio local-, y los antibióticos tópicos -como la eritromicina o la clindamicina, para eliminar la infección-.
En cuanto a los tratamientos de tipo oral, también distinguimos tres tipos: los antibióticos, los retinoides y los anticonceptivos orales.

En muchos casos, los tratamientos orales pueden combinarse con tratamientos tópicos. Es necesario un tiempo de evolución para observar mejoría (entre 4 y 8 semanas) y deben realizarse de forma estricta y metódica para obtener los resultados deseados. El tratamiento del acné debe estar siempre pautado y supervisado por un dermatólogo, puesto que algunos de los productos pueden producir irritación de la piel y cierta quemazón, algunos son peligrosos durante el embarazo por ser teratogénicos y pueden ser hepatotóxicos (potencial toxicidad para el hígado).

"No está demostrado firmemente que la dieta pueda mejorar o empeorar el acné"

Más allá del tratamiento indicado, hay una serie de recomendaciones a seguir, siendo la más importante la de no manipular las lesiones del acné, puesto que podríamos favorecer la sobreinfección e inflamación e incluso producir cicatrices antiestéticas. Se aconseja lavar las zonas más afectadas por el acné utilizando jabón suave, y en caso de usar productos cosméticos o maquillaje, utilizar aquellos que sean oil-free o no comedogénicos, para evitar que la grasa que contienen produzca un efecto oclusivo en la piel. El afeitado no está contraindicado, simplemente se recomienda realizarlo cuidadosamente para evitar traumatizar las lesiones. En cuanto a la dieta, no está demostrado firmemente que pueda mejorar o empeorar el acné, únicamente existen indicios que parecen relacionar el consumo de azúcares de absorción rápida con el empeoramiento de éste.

Lo que sí está demostrado es que un tratamiento temprano del acné puede prevenir que éste evolucione a formas más severas y lesiones más agresivas, y consecuentemente, prevendremos la aparición de cicatrices. Así pues, ante la aparición de lesiones de acné debemos consultar al dermatólogo para que nos aconseje el mejor tratamiento y minimizar así las consecuencias negativas de esta enfermedad tan frecuente pero no por ello menospreciable.

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