El Pata Azul no quiere ser un pollo "de Nadal"

El grueso de las ventas de la Raza Prat se hacen en diciembre y esto complica la viabilidad de la granja productora

Las fiestas navideñas son sinónimo de tradiciones y uno de los lugares donde esto resulta más evidente es a mesa, seguramente porque es donde más rato pasan los catalanes y las catalanas estos días. Entre los productos estrella hay el pollo de labrador, que se suele cocinar asado y después se aprovecha para hacer los canelons de Santo Esteve, que se comen este lunes. En una fecha tan señalada, las familias buscan productos de primera calidad y esto dispara las ventas de los pollos y capós de la Indicación Geográfica Protegida Raza Prat, más conocidos como los Pata Azul. La prueba es que la Granja Avícola Torres, la única que los cria, ha vendido unos 2.000 ejemplares este diciembre y ha agotado existencias un año más.

A primera vista puede parecer un negocio redondo, pero el responsable de la granja y presidente del Consejo Regulador del Pollo y el Capó del Prat, Manuel Torres, avisa que esto no es así. "Cada semana matamos, pero no suficiente. Aguantamos en pérdidas hasta que llega la Navidad y después recuperamos, pero esta no es forma de vivir", explica. Esta estacionalitat hace muy complicado mantener la estructura productiva de las instalaciones durante todo el año.

Por este motivo y para garantizar la continuidad de esta raza autóctona, el Ayuntamiento del Prat compró el año pasado la granja por 650.000 euros, si bien la familia Torres se mantiene como gestora durante los próximos cinco años. El principal escollo para salir adelante, según el labrador, es que la mayor parte de consumidores asocian el Pata Azul con la Navidad, cuando registra más del 80% de las ventas de todo el año, pero después se olvidan. "Es un problema de mentalidad", lamenta.

En este sentido, el productor destaca el esfuerzo que hacen los restauradors de la zona para popularizar la Raza Prat los 365 días del año. La punta de lanza de esta batalla es la Asociación de Gastronomía y Turismo del Baix Llobregat, el AGT, una entidad nacida el 2009 con el objetivo de posicionar esta comarca barcelonesa y sus productos, muchos de ellos procedentes del Parque Agrario, a la primera fila de la gastronomía catalana. Iniciativas como lo Quinto Tapa o el FiraTapa, que coincide con la Feria Avícola del Prat, han servido porque el Pata Azul llegara a la boca de muchos paladares. Incluso los congresistas del Mobile World Congress pudieron probar la Raza Prat durante el certamen del año pasado, en el marco del Hospitalet Experience.

"Es fundamental la colaboración de expertos innovando con la oferta gastronómica que haga visible que el producto puede ser interesante en cualquier época del año. En este punto serán de grande ayuda los medios para difundir estas iniciativas y la calidad, las ventajas para la salud y la originalidad del producto", añade el catedrático en Economía y Finanzas de la Universitat Pompeu Fabra Oriol Amat. El economista recalca que el estacionalitat afecta muchos productos de todo el mundo, como por ejemplo el gallo de indio en los Estados Unidos: el 40% del consumo anual se hace en un solo día, por Acción de Gracias, cuando se comen 262 millones de kilos de este producto.

Sin embargo, el catedrático destaca que hay productos que han conseguido superar esta estacionalitat. Es el caso del cava, que antes también se consumía básicamente a los voltios de la Navidad y que ahora es presente a cualquier fiesta. También ha habido un cambio en la manera de consumir helados: antes eran un indicador inequívoco de verano y ahora los podemos encontrar todo el año en los congeladores de los supermercados y a las cartas de postres de cualquier restaurante.

El Pata Azul y el rescate del Ayuntamiento
La Raza Prat es autóctona del Baix Llobregat y se recuperó a partir de los años 80. Se caracteriza por la coloración rubia oscuridad del plumaje y, sobre todo, por el azul pizarra de las patas y los dedos. Tienen una crianza mínima de 90 días y el 80% de su alimentación son cereales. Cada unidad que se pone a la venta trae una etiqueta con el sello europeo de Indicación Geográfica Protegida, que acredita la calidad. Se trata del único pollo español que ha sido reconocido con esta denominación específica.
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