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Europa reserva el billete de la revolución espacial

La UE y la ESA trabajan para implantar una normativa común para posicionar al continente en un sector en auge por la geopolítica y las constelaciones de satélites

    Los conflictos bélicos de la actualidad han revalorado la importancia del sector espacial | tifonimages / iStock
    Los conflictos bélicos de la actualidad han revalorado la importancia del sector espacial | tifonimages / iStock
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    Periodista
    Barcelona
    03 de Julio de 2025
    Act. 03 de Julio de 2025

    “Disfruten del espacio, porque ya no es una frontera, sino parte de la respuesta”. Así de contundente se ha mostrado el vicepresidente primero de la Cambra de Comerç de Barcelona, Eloi Planes, en la bienvenida de la cuarta edición del New Space Economy Congress, el evento que tiene lugar en la Llotja de Mar de Barcelona el 3 y 4 de julio. Un encuentro que confirma la pujanza que tiene la nueva economía del espacio, un sector impulsado por las comunicaciones de baja latencia y las constelaciones de nanosatélites que con el contexto geopolítico actual tienen más importancia que nunca.

     

    Esta es, al menos, la interpretación que hace la Comisión Europea, que se ha marcado un objetivo muy ambicioso: convertirse en el líder mundial del sector new space de aquí a 2050. “La revolución espacial está llegando, y Europa debe estar a la cabeza”, ha reclamado el director de la unidad de Economía Espacial de la Comisión Europea, Giancarlo Granero. La suya es la unidad encargada de preparar la conocida como Space Act, la primera ley que regulará las actividades espaciales en el conjunto de la Unión Europea. “Tenemos ya 13 leyes nacionales que lo regulan, pero los requisitos difieren entre los estados miembros, cosa que afecta la competitividad de la industria”, ha señalado Granero. Es por eso que la normativa se entiende como un ‘mínimo común múltiplo’: “Establecerá un conjunto de requisitos comunes que deberán aplicar todos los estados miembros, que tendrán la posibilidad de añadir adicionales”.

    Granero (Comisión Europea): “La revolución espacial está llegando, y Europa debe estar a la cabeza”

    Esta nueva normativa, propuesta por la Comisión el pasado 25 de junio, afectará únicamente a los satélites civiles, pero no a los de defensa y de uso militar. La seguridad, la resiliencia y la sostenibilidad de los satélites y sus comunicaciones son los tres pilares fundamentales destacados por Granero, que también ha hecho mención de una serie de guías maestras en que se fundamentará el proyecto. La primera de ellas es la convicción de que la ley “no penalizará a ninguna compañía de la UE ni creará reglas más duras que en otros lugares”, sino simplemente un contexto regulador común para todos los operadores. El proyecto también tiene claro que el sector no está conformado exclusivamente por grandes empresas y agencias gubernamentales, sino que debe tener en cuenta a los “agentes más pequeños” a la hora de implementar el nuevo marco legislativo. En la misma línea, la Comisión es consciente de que las empresas necesitan tiempo para adaptarse al nuevo contexto, y ya ha avanzado que la Space Act no se aplicará hasta 2030.

     

    Para asegurar el buen funcionamiento de la normativa, Bruselas colaborará con los estados miembros y los principales actores del ecosistema, entre los cuales destaca con fuerza la Agencia Espacial Europea (ESA), que con un presupuesto de 7,68 billones de euros para 2025 representa la implementación del 60% del presupuesto espacial de Europa. No en vano, la entidad está formada por 23 estados miembros, tres de asociados y un último en régimen de cooperación (Canadá). La agencia también ha reconocido el momento crucial por el que pasa el sector y ha iniciado la llamada Estrategia ESA 2040, la primera con un carácter a largo plazo del organismo. “Habíamos tenido estrategias a cuatro años, proyectos que se alargaban varios años… Pero nunca algo así, es la primera vez”, explica el jefe de Estrategia de la ESA, Heriberto Saldivar, quien considera que “nos da suficiente tiempo para mirar al futuro y ser ambiciosos, pero también está a suficiente corto plazo para poder ver los resultados durante nuestras carreras profesionales”.

    Como punto de partida, Saldivar ha reconocido que Europa “está un paso atrás” respecto a otras potencias, ya que invierte sólo el 0,06% de su presupuesto en programas espaciales públicos, cuando Estados Unidos dedica el 0,26% y Rusia, el 0,17%. Sin embargo, también ha identificado el actual como un momento de oportunidades, tanto por la ralentización de inversión de los países mencionados como por la situación geopolítica: “Europa es uno de los barcos seguros del mundo, muchos socios quieren venir por la seguridad que representa. Todos ellos saben que si hacen un trato en Europa, éste es firme y saldrá adelante”.

    Mientras la UE prepara la Space Act, la ESA trabaja en una estrategia a largo plazo basada en sostenibilidad, competitividad, autonomía y ciencia

    Con este contexto presente, son cinco los objetivos que subraya la Estrategia 2040 de la ESA. El primero de ellos está vinculado a la protección del planeta y del clima, en el que Saldivar ha calificado “ya no prevenir, sino afrontar” el cambio climático y la degradación de los recursos naturales. ¿Cómo? A través del impulso de una “economía circular y más verde en el espacio” que posicionen a Europa como líder de este campo, pero también a través de una “defensa planetaria” más resiliente ante amenazas espaciales, como pueden ser asteroides que se acerquen mucho a la tierra o los efectos negativos de fenómenos como las tormentas solares. El segundo objetivo busca fomentar la exploración y descubrimiento, tanto desde un punto de vista puramente científico, centrado en el estudio del espacio y del planeta, como enfocado en la mejora de las capacidades de exploración espacial del continente. 

    El tercer punto de la lista habla sobre autonomía y resiliencia, es decir, de conseguir “asegurar el acceso y la movilidad autónomos y competitivos al espacio”, sin tener que depender de otros países —como sucede actualmente en varios ámbitos del sector—. La apuesta por la soberanía también remarca la inversión de esfuerzos en impulsar las siguientes generaciones de conectividad y de observación de la Tierra, así como poder predecir y gestionar mejor los desastres, con una respuesta “que no sea de días u horas, sino de minutos”. El penúltimo objetivo hace referencia al crecimiento y la competitividad del sector aeroespacial europeo, centrado sobre todo en ampliar la capacidad industrial y en el posicionamiento de Europa como un “hub comercial que pueda atraer más inversión privada”. Finalmente, la última meta tiene un componente más abstracto: la inspiración, tanto de la cooperación de los agentes del ecosistema, como de las vocaciones de las nuevas generaciones. “En Europa somos grandes, pero demasiado humildes”, ha dejado caer Saldivar.

    La situación en el estado español

    España es uno de los países europeos que, más allá de los pasos conjuntos que se lleven a cabo en el continente, está empezando a sacar adelante una normativa propia para regular el sector. De su redacción se encarga la Agencia Espacial Española (AEE), una entidad muy joven (se fundó en 2023), pero que rápidamente se ha puesto manos a la obra. “Tenemos tres retos principales: definir la política espacial española, diseñar una estrategia espacial y proponer un borrador del anteproyecto de ley”, ha explicado a la prensa el director de la entidad, Juan Carlos Cortés. Sobre el último punto, Cortés señala que “muy pronto” tendrán una primera versión, la cual se compartirá con los diferentes actores del sector para conseguir que el resultado “no sea la estrategia de la Agencia Espacial Española, sino la estrategia española del espacio”. El calendario que se marcan es tener el borrador redactado a finales de 2025.

    Desde el punto de vista de Cortés, la situación actual del espacio se encuentra en un ámbito “alegal”, ya que “el último texto que tiene validez global es del año 1967, y desde entonces no ha habido una iniciativa común”. El presidente de la AEE ha remarcado que la actividad espacial siempre ha estado muy ligada a la diplomacia, “incluso a la Guerra Fría”, cuando “había cooperación entre Estados Unidos y Rusia”, y defiende que se debe volver hacia este modelo.

    Sea como sea, lo que queda claro es que la situación geopolítica está plenamente vinculada al crecimiento de la industria del espacio, dado que “la actividad espacial es dual por naturaleza, y está muy orientada a la seguridad”. El otro componente de cambio viene aportado por el surgimiento del ya mencionado new space, capitaneado por las empresas emergentes. “Han cambiado el sector de una manera radical, y no sólo eso, sino que la velocidad de los cambios es cada vez mayor”, ha subrayado Cortés, quien considera que “el emprendimiento es fundamental” y ha aprovechado la ocasión para alabar el ecosistema local: “en España tenemos un sector de más de 120 startups, que son extremadamente competitivas y que están generando muchísimo conocimiento”.

    Cortés (AEE): “Las startups han cambiado el sector de una manera radical, y no sólo eso, sino que la velocidad de los cambios es cada vez mayor”

    De Sant Cugat a la órbita terrestre

    Un caso muy representativo del dinamismo de las startups del Estado es Aistech Space, empresa fundada en Sant Cugat del Vallès en 2015 y dedicada al análisis de imágenes térmicas de alta resolución. “Somos cinco compañías a escala mundial que nos dedicamos a trabajar la imagen térmica: dos son alemanas, dos son americanas y una somos nosotros”, destaca el fundador y consejero delegado de la empresa, Carles Franquesa.

    Aistech Space, que fue una de las participantes en el primer programa de la incubadora de la ESA en Barcelona, ha diseñado y fabricado un telescopio multiespectral de tecnología propia que hace orbitar alrededor de la Tierra con una constelación de satélites adaptados a las necesidades del ingenio. Con este sistema, la empresa puede detectar los cambios de temperatura que se producen sobre la superficie de la Tierra, mayoritariamente derivados de la actividad humana. Esta información es de gran utilidad en campos como la lucha contra el cambio climático o la protección del medio ambiente, pero también tiene otras aplicaciones que quizás no son tan evidentes a primera vista: “Hemos trabajado en el monitoreo de la central nuclear de Zaporiyia (Ucrania) en diferentes momentos de su actividad”. Otro ejemplo es el control de zonas declaradas críticas, como por ejemplo el Estrecho de Gibraltar, el cual monitorean a cargo de la Comisión Europea para detectar “movimientos de barcos no declarados”.

    La catalana Aistech Space es una de las cinco empresas del mundo especializadas en las imágenes satelitales térmicas de alta resolución

    Desde el punto de vista de Franquesa, la principal diferencia que explica los diferentes ritmos del sector en Europa y en Estados Unidos es el concepto cultural que se tiene del fracaso: “SpaceX, hasta que no ha conseguido que los Falcon 9 sean tan fiables como son ahora, ha hecho explotar muchos, pero esto no ha sido ningún fracaso, han sido lecciones. En Europa, a veces, tenemos todavía el concepto del fracaso encima. Y esto es lo que nos frena a la hora de equipararnos en velocidad, en desarrollos y en aplicabilidad de la tecnología que desarrollamos”. El fundador de Aistech Space ve con buenos ojos la voluntad de Europa de impulsar una normativa conjunta, pero alerta que sólo con el continente no será suficiente: “El espacio es global y, por tanto, es necesario un acuerdo y una visión conjuntos, no sólo a escala europea, sino que implique a todos los actores implicados en la industria aeroespacial, porque debemos competir todos en las mismas condiciones”.