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La inflación en la eurozona cae dos décimas y se se sitúa en el 2,6%

Según el Eurostat, la energía ha sido nuevamente el motor de la caída de la inflación, puesto que el resto de productos han registrado incrementos respecto al año pasado

Edificio de la Unión Europea en Bruselas | iStock
Edificio de la Unión Europea en Bruselas | iStock
ACN | Redacción VIA Empresa
Barcelona
01 de Marzo de 2024
Act. 01 de Marzo de 2024

La inflación en la eurozona cae dos décimas en febrero y se sitúa en el 2,6%, la segunda cifra más baja desde el estallido de la guerra de Ucrania. Así lo indican los datos provisionales publicados este viernes por Eurostat, que una vez más atribuyen la caída del índice al abaratamiento interanual de la energía (-3,7%). En paralelo, la tasa de inflación subyacente -la que no tiene en cuenta los precios de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco- continúa a la baja por séptimo mes consecutivo y se coloca en el 3,1%, un nuevo mínimo desde el inicio de la invasión rusa hace dos años.

 

Según Eurostat, la energía ha sido de nuevo el motor de la caída de la inflación, ya que el resto de productos han registrado incrementos respecto al año pasado. En el caso de los alimentos, el alcohol y el tabaco, los precios subieron un 4%, mientras que los servicios y bienes industriales se encarecieron un 3,9% y un 1,6%, respectivamente. Sin embargo, tanto los alimentos, los bienes industriales como los servicios han presentado en febrero tasas de crecimiento interanuales inferiores a enero.

En cuanto al Estado, el Índice de Precios de Consumo (IPC) en febrero se redujo seis décimas respecto al mes anterior, situando la inflación española más cerca de la media europea. Las tasas más bajas en febrero corresponden a Letonia (+0,7%) y Lituania (+1,1%) por un efecto de base -la inflación durante el mismo período del año pasado se situaba en torno al 20%-, mientras que la más alta se registró en Croacia (4,8%). Si bien entre diciembre y enero los precios en el conjunto de la zona euro cayeron un 0,4%, entre enero y febrero volvieron a repuntar un 0,6%. La subida responde a la energía, que en los últimos treinta días se encareció un 1,5%, así como los servicios (+0,8%) y los bienes no industriales (+0,3%).

 

En este caso, los alimentos, el alcohol y el tabaco registraron un ligero repunte en el precio del 0,1%. Sin embargo, en algunos subsectores como el de los alimentos no procesados se han detectado caídas del 1%. En España, los precios en términos intermensuales se han incrementado un 0,4%, una cifra que contrasta con la caída del 0,2% del mes anterior. En este sentido, ninguno de los países de la zona euro registró este febrero una reducción de precios respecto a enero.

A finales de 2023, la Eurocámara y los Estados miembros han llegado a un acuerdo para impulsar la reforma del mercado eléctrico y, a su vez, evitar la volatilidad de los precios de la energía. El paquete de medidas incluye acciones como impulsar las compras conjuntas entre países, una mayor protección de los consumidores vulnerables y el fomento de los contratos por deferencia, unos contratos a largo plazo que garantizan precios más estables y que, en paralelo, deben incentivar el despliegue de renovables. El acuerdo final -tal y como pactaron los estados el pasado octubre- incluye la energía nuclear en estos contratos, una propuesta de vital importancia para Francia y que despertó fuertes críticas por parte de Alemania. El acuerdo alcanzado no supone el fin del sistema marginalista actual, que establece que la tecnología más cara que entra en el pool energético -normalmente el gas- sea la que marque los precios.

Sin embargo, la reforma pretende reducirlo al mínimo y apostar por sistemas alternativos de fijación de precios. El punto más relevante son los contratos por deferencia, unos contratos a largo plazo en los que productores y contadores de electricidad pactan un precio. Si el precio final ha sido mayor o menor de lo acordado por situaciones del mercado, el mismo contrato establece que se devuelva la diferencia. Este tipo de contratos se aplicarán a la energía eólica, solar, geotérmica, hidráulica -sin almacenamiento- y nuclear. Aparte de este punto, la reforma busca fomentar las compras energéticas conjuntas, proteger a los consumidores vulnerables, contempla la introducción de nuevos límites a las emisiones de dióxido de carbono y da poderes al Consejo -de acuerdo con una propuesta de la Comisión- de declarar una situación de crisis si se produce un aumento descontrolado de los precios energéticos.