A menudo, cuando pensamos en políticas de innovación, pensamos en el último programa de DARPA, del NSF, de los chinos, .... en cómo aproximarnos a la innovación en deep-tech, cómo involucrar masivamente a losusuarios en tests en espacios reales o cómo construir una incubadora ciudadana de startups como StationF en París.
No hay ninguna duda de que la innovación se ha sofisticado, acelerado y se ha convertido en los últimos años en más tecnológica y más digital. Todo esto ha hecho que algunas propuestas parezcan antiguas y se hayan convertido en lugares comunes que encontramos en todas partes. Diferenciarse y hacer lo siguiente ha sido a menudo la forma de dar un paso adelante.
Ahora bien, también a menudo, esto suele o no funcionar porque olvidamos lo básico, o simplemente no lo tenemos resuelto. Hoy quiero hablaros de lo básico, de aquello en lo que deberíamos ser excelentes y sobre lo que se construye todo lo demás.
De la Fórmula Básica de la Innovación, TOTCC
La primera T es el TALENTO, sin talento no hay innovación. La innovación implica hacer cosas distintas, si sólo sabemos hacer lo que sabe todo el mundo no haremos cosas distintas. Es necesario talento que se atreva a hacer lo que nadie hace. Por eso la innovación tecnológica va ligada a las Universidades top, aquéllas que están en la frontera, que hacen lo que las demás no hacen.
Ningún país tiene suficiente talento, todos tratan de importar el mejor talento posible de todo el mundo. Si vas a Silicon Valley, verás gente con talento, pero de todas partes, hindúes, chinos, europeos, rusos... La capacidad y las políticas para atraer talento son tan importantes como las de generación de talento propio.
Apostar por el talento implica, sin embargo, medidas asimétricas que no son socialmente populares, como Universidades de élite, programas de alto rendimiento, etc... Pero hay que recordar que necesitamos gente que no haga lo que hace todo el mundo si queremos hacer cosas diferentes, si queremos innovar
La O es de OPORTUNIDADES. Si tenemos talento, pero no tenemos oportunidades, es decir buenos sueldos, posiciones seguras con carrera profesional y especialmente con proyectos atractivos, estimulantes, proyectos que “cambien el mundo”, no conseguiremos ni retener el talento propio ni atraer talento foráneo y estaremos generando talento para otros ecosistemas con el dinero de los contribuyentes.
Las políticas de innovación han avanzado mucho y hoy en día existen instrumentos que permiten aprovechar más y mejor estas capacidades básicas, pero sin ellas no sirven
La manera más antigua de conseguir oportunidades es coger la maleta e ir a vender en tu ciudad o territorio, especialmente a las empresas innovadoras de frontera que nos pueden ayudar a atraer y retener talento. Hay elementos que ayudan y mucho, un aeropuerto bien conectado, una ciudad segura y atractiva, una riqueza cultural y deportiva que haga la ciudad atractiva...
Por supuesto no sólo empresas, organizaciones internacionales, centros decisores, organizaciones de investigación... ¡todo esto retiene y atrae talento!
Las oportunidades no sólo deben ser para las personas y no sólo tienen la finalidad de retener y generar talento, también deben serlo para las empresas innovadoras. Si no tenemos un ecosistema donde las empresas innovadoras tengan oportunidades para crecer, sólo sobrevivirán las que lo consigan fuera. Se lo ponemos más difícil. No imposible, ¡pero sí más difícil!
La tercera T es la TRANSFERENCIA. Si generamos mucha y buena investigación, pero no tenemos un ecosistema de innovación que pueda transformarla en innovación, en productos y riqueza, ¡no sufra que no se perderá! La ciencia es global y la aprovechará quien disponga de este sistema: Estados Unidos, China, Alemania, Reino UNido, Francia, India... Quien sea, pero no nosotros.
Necesitamos recordar siempre que ¡La ciencia es global, pero la innovación es local!
Si no tenemos un ecosistema de innovación capaz de asimilar la investigación propia y foránea, le estamos pagando la investigación a otro, a quien la tenga, a quien la aproveche.
La transferencia comienza por temas bien sencillos, por los incentivos de la investigación y su estructura. Una estructura con incentivos para hacer "papers", posiblemente orientada a la cantidad de los "papers" y con estructuras de transferencia que más bien parecen sistemas de recaudación del dinero de los proyectos ganados, conseguirá esto, más "papers" y recaudación. No hará innovación porque no existen incentivos ni estructura, así de simple. Si ponemos más dinero, pues tendremos más “papers” y posiblemente varios proyectos más. Las estructuras que aseguren la transferencia de investigación a la innovación son básicas.
La C son las CAPACIDADES. Hay todo un conjunto de capacidades de las que hay que disponer para realizar innovación. La más obvia es el capital. No sólo en forma de Venture Capital, sino también en toda la estructura, rondas de financiación constantes, eventos, conexión con los mejores Venture Capitalists del mundo, estar en el mapa...
Aquellas sociedades en las que los que viven bien y son valorados y respetados son los funcionarios y los políticos, crean funcionarios y políticos
Una estructura muy importante también son las incubadoras y las aceleradoras que ofrecen camino, conexiones, labs… Permitiendo que las ideas se transformen en realidades.
También las hay de inmateriales, pero extraordinariamente importantes. Estar conectado es probablemente la más importante de ellas. Todos nos sorprendemos del éxito de Israel en innovación, ¡Startup Country lo llaman! Este éxito se debe a muchos factores, pero uno primordial es su conexión de “banda muy ancha” con los Venture Capitalists, Universidades y empresas americanas.
Por último, tenemos una última C, es la C de CULTURA. ¡Nadie quiere ser lo que no está valorado socialmente! ¡Nadie! Menos aún si supone dedicarle la vida a un trabajo que es 24x7x365. Y entendedme, no se puede ser un investigador líder o un innovador líder de 9 a 5. Esto todavía no se ha inventado.
Culture eats strategy for breakfast, decía Drucker, y en el campo de la innovación es tan cierto como en cualquier otro campo. Aquellas sociedades en las que los que viven bien y son valorados y respetados son los funcionarios y los políticos, crean funcionarios y políticos; y aquéllas en las que los investigadores y los empresarios lo son, son sociedades prósperas.
El cambio cultural, los valores de la sociedad, ya sea por cultura o por necesidad, son básicos no sólo para permitir todo lo demás sino para hacer posible que fructifique.
Ésta es la fórmula básica TOTCC, talento, oportunidades, transferencia, capacidades y cultura. Con esta fórmula se llega muy lejos, pero no es algo que se logre de un día para otro. Es un proceso largo, pero es un proceso que genera sociedades competitivas y prósperas que, gracias a que lo son, tienen la capacidad de decidir cómo quieren repartir la riqueza que generan y cuáles y cuántos servicios quieren dar a sus ciudadanos.
Las políticas de innovación han avanzado mucho y hoy en día existen instrumentos que permiten aprovechar más y mejor estas capacidades básicas, pero sin ellas no sirven.