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Las fundaciones catalanas se afianzan: crean 100.000 puestos de trabajo y generan 4.200 millones

Territorio, financiación y mecenazgo son los tres deberes pendientes de un sector que crece, pero todavía no respira con plenitud

Dos jóvenes estudian a través de un microscopio | Fundació Catalunya La Pedrera
Dos jóvenes estudian a través de un microscopio | Fundació Catalunya La Pedrera
Natàlia Bosch | VIA Empresa
Periodista
Barcelona
02 de Octubre de 2025 - 05:30

No tienen accionistas, ni sede en la Diagonal, ni tampoco interés en aparecer en ningún ranking. Pero aportan 4.200 millones de euros al valor añadido bruto (VAB), generan más de 100.000 puestos de trabajo, y prestan 42,3 millones de servicios sociales en los ámbitos de la cultura, la acción social, la educación y la investigación científica. Se trata de las fundaciones catalanas, que este miércoles –coincidiendo con el Día Europeo de las Fundaciones– han protagonizado la tercera edición del informe Las fundaciones en Catalunya, un sector económico, elaborado por el Observatori de Fundacions de la Coordinadora Catalana de Fundacions (CCF) y presentado en el Col·legi de Periodistes de Catalunya.

 

Las fundaciones catalanas generan más de 100.000 puestos de trabajo, y prestan 42,3 millones de servicios sociales en los ámbitos de la cultura, la acción social, la educación y la investigación científica

El plato fuerte de este estudio, que pone el foco en el periodo 2016-2022, se ha llevado a cabo un análisis desagregado por provincias que integran más de 2.000 entidades activas. A los datos antes mencionados hay que sumarle 45.000 voluntarios que complementan el esfuerzo de los profesionales, destacando también el incremento del 80% en el gasto en investigación y desarrollo, todavía por debajo del 1% del VAB.

Territorio, financiación y mecenazgo: los deberes pendientes

Cabe decir que el informe no solo radiografía el impacto del sector, sino que también traza sus fragilidades. Y las nombra sin eufemismos: territorio, financiación y mecenazgo son los tres ejes que concentran los deberes pendientes de un sector que crece, pero que aún no respira con plenitud. A pesar de la presencia de fundaciones en toda la comunidad, existe una necesidad de garantizar que el músculo fundacional no se concentre solamente en el área metropolitana, sino que fomente las redes territoriales.

 
Dimensión y arraigo territorial de las fundaciones en Cataluña | Cedida
Dimensión y arraigo territorial de las fundaciones en Catalunya | Cedida
 

El mapa que compartieron es bastante desequilibrado y muestra la persistencia de una concentración excesiva de la actividad fundacional en el área metropolitana, con el 68,3% del total. Casi siete de cada diez fundaciones son metropolitanas, mientras que Terres de l'Ebre (1,2%), Alt Pirineu y Aran (1,3%) presentan una asimetría territorial.

Por otro lado, con un 70% de los ingresos provenientes de la prestación de servicios y un 30% de subvenciones y donaciones, el informe considera prioritario reforzar las estrategias de captación de recursos privados y de incentivos en el mecenazgo, con el objetivo de reequilibrar la financiación pública y privada. El mecenazgo siempre había sido un pilar, pero se ha ido debilitando. Así lo indican los datos correspondientes a las donaciones, que han sufrido una reducción progresiva: del 9,6% en 2016 al 8,2% en 2019, y hasta el 7,8% en 2022.

Pasqual Maragall y Enriqueta Villavecchia: el rostro humano de la resiliencia fundacional

Más allá de las cifras, las fundaciones son historias concretas, proyectos que nacen de la sociedad y que transforman la vida de las personas. En Catalunya tenemos más de 2.000, pero hay algunas que, por su impacto y razón de ser, simbolizan perfectamente esta resiliencia que el informe retrata. Es el caso de la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia y la Fundación Pasqual Maragall, dos entidades que, desde campos muy diferentes, comparten la misma esencia: poner el conocimiento, el voluntariado y los recursos al servicio del bienestar colectivo.

La Fundación Pasqual Maragall, nacida en 2008, es hoy uno de los referentes catalanes en el ámbito de la investigación y la sensibilización social sobre el Alzheimer. Desde su centro propio –el Barcelona Beta Brain Research Center– impulsa proyectos de investigación centrados en la prevención y la detección precoz, al tiempo que ofrece programas de acompañamiento a familias cuidadoras y combate el estigma asociado a la enfermedad. “Hacemos investigación, pero también transformación social”, resume Glòria Oliver, directora de la fundación.

Oliver pone el acento en la solidez del apoyo ciudadano: “Somos una entidad 100% privada. No tenemos subvenciones estructurales y el 70% de nuestro presupuesto —unos 30 millones de euros— proviene de la filantropía de más de 100.000 personas”. El resto, un 30%, corresponde a fondos competitivos de grandes organismos internacionales como la Comisión Europea, la Alzheimer’s Association o la Fundación Gates. Un modelo que, según Oliver, “demuestra que la solidaridad tiene muy buena salud, pero que aún es necesario un marco normativo que incentive más y mejor el mecenazgo”.

El modelo fundacional catalán: resiliente, colaborativo y con vocación de servicio público

En cuanto a los retos de futuro, la responsable de la fundación se muestra clara: “Ahora sabemos que el Alzheimer comienza 20 años antes de los primeros síntomas, y hemos contribuido a identificar marcadores en sangre menos invasivos que una punción lumbar. El gran reto es desarrollar fármacos preventivos”, sentencia. Asimismo, alerta de la necesidad de reforzar la prevención a través de la salud pública: hipertensión, colesterol, pérdida auditiva y otros factores modificables podrían evitar hasta un 45% de los casos.

Oliver: “Somos una entidad 100% privada. No tenemos subvenciones estructurales y el 70% de nuestro presupuesto —unos 30 millones de euros— proviene de la filantropía de más de 100.000 personas”

Por su parte, la Fundación Enriqueta Villavecchia acumula ya 36 años de trayectoria acompañando a niños con cáncer o enfermedades graves y a sus familias. Desde el diagnóstico hasta la curación o el final de vida, la entidad trabaja para mejorar la calidad de vida y ha sido pionera en impulsar unidades de cuidados paliativos pediátricos en los cinco grandes hospitales catalanes, integrándolas finalmente en el sistema público.

Anna Varderi, gerente de la fundación, subraya la importancia del voluntariado en este proceso: “Nuestros voluntarios no sólo acompañan, sino que ofrecen respiro emocional a las familias en momentos de máxima vulnerabilidad. El programa de voluntariado es estructural, no complementario, y refuerza la dimensión humana del tercer sector”.

Actualmente, Villavecchia lidera la creación del Pabellón de la Victoria, un hospice pionero en Catalunya ubicado en el recinto modernista de Sant Pau. Se trata de un centro de apoyo a los hospitales y a las familias, desarrollado con la colaboración de la Fundación Privada Sant Pau y la Fundación de Gestión Sanitaria. “Actuamos como palanca para que el recurso entre en el sistema público, sin voluntad de propiedad ni protagonismo”, explica Varderi.

Ambas fundaciones ponen de relieve el modelo fundacional catalán: resiliente, colaborativo y con vocación de servicio público. La cooperación con otras entidades y sectores es clave, así como la necesidad de reforzar el mecenazgo, la transparencia y la rendición de cuentas. “La gran alianza debe ser entre administración, tercer sector y empresas. Cada uno haciendo su parte y confiando en el otro”, concluye Varderi. Un mensaje que podría resumir la filosofía compartida por Oliver: poner a la sociedad en el centro y trabajar por el interés común.