El futuro de las patronales

En el siglo XXI hay quien se plantea el sentido de las organizaciones patronales y sindicales. En la era digital desatada con un teletrabajo creciente, una robotización galopando y nuevos modelos de trabajo que nos preparan para jornadas con conciliaciones laborales y personales más flexibles, donde los márgenes de maniobra en las negociaciones colectivas se hacen más estrechos, ¿tiene sentido la existencia de estas instituciones?

Si cogemos los datos del 2018 que nos aporta el CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, encontramos algunas perlas que hay que analizar. Ante la pregunta de qué instituciones le resulta más simpáticas (concepto poco riguroso pero ilustrativo), podemos observar que a la ciudadanía, la "institución" que le seduce más es la pequeña y media empresa por encima de las ONGs. Por otro lado los sindicatos son de las instituciones más castigadas en la encuesta (cosa que los tendría que hacer pensar y mucho).

 

 

Se puede cuestionar cómo las patronales están gestionando los intereses de sus representados pero es evidente que la sociedad valora mucho el papel de las pymes como vertebradoras de cohesión social, equilibrio territorial, de generación de riqueza y ocupación, de lo contrario no tendrían la simpatía que se les reconoce.

Los seres humanos somos gregarios y necesitamos espacios para compartir y defender inquietudes, derechos, opiniones, intereses legítimos y aficiones. La pregunta que nos tendríamos que hacer es si los empresarios creen que hay ámbitos de innovación y mejora en sus actividades profesionales, que pensadas y gestionadas colectivamente pueden mejorar el servicio que prestan a la sociedad y si todavía hay amenazas externas que dificultan su normal funcionamiento. La respuesta, pienso, es evidente.

¿Tienen sentido las patronales? Más que nunca

Internamente, la pyme necesita una renovación permanente, que solo compartiendo conocimiento con los otros empresarios podrán adquirir y, al mismo tiempo, las amenazas externas son cada vez más grandes pero curiosamente no provienen de los sindicatos, con quienes se coincide con muchos del temas sino de las administraciones públicas, que lejos de saber leer lo que dice el CIS y generar marcos de apoyo al nacimiento y funcionamiento de las pymes, parece que pongan todas las trabas que pueden partiendo del principio de culpabilidad innata del empresario.

¿Tienen sentido las patronales? Más que nunca, pero seguramente habrá que ayudar a racionalizar el modelo actual para hacerlo más fuerte y más eficiente al servicio de la institución "más simpática" que tenemos.

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