
Sí, ya hace días que oímos hablar de ello. Barcelona será la ciudad anfitriona de los Premios Goya del año que viene. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España ha escogido la capital catalana para acoger la 40ª edición de la gala, prevista para el mes de febrero. Se trata de un retorno simbólico y estratégico, porque el 29 de enero del año 2000, es decir, ahora hace 25 años, la sede de los Goya ya fue Barcelona, y dentro de unos meses se cumplirá un cuarto de siglo de aquella primera vez.
La candidatura, impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona y con el apoyo institucional del Gobierno de la Generalitat, proyecta la ciudad como núcleo de un sector en expansión que enlaza cultura, innovación digital y economía del conocimiento. Así lo explicó la consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Ejecutivo. "Volvemos a una ciudad unida al cine, una ciudad europea conocida en todo el mundo que nos ayudará a reafirmar el compromiso con una cultura plural, abierta y territorialmente diversa", destacó Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia Española de Cine.
Según el Gobierno, la industria audiovisual catalana ocupa un lugar con músculo y presencia, protagonista en la escena estatal. 3 de cada 10 películas se hacen en el estado español, una de cada cinco productoras tiene sede allí, y las coproducciones internacionales encabezan el ranking, tanto de largometrajes (46%) como de cortometrajes (28%).
“El 29 de enero del año 2000, la sede de los Goya ya fue Barcelona, y dentro de unos meses se cumplirá un cuarto de siglo de aquella primera vez"
Coincidiendo con esta apuesta institucional, cabe decir que la noticia también llega en un momento dulce para el cine catalán, con éxitos cinematográficos aplaudidos por la crítica como Casa en flames, de Dani de la Orden y Eduard Sola, o El 47, de Marcel Barrena. Ambas producciones, junto con otros títulos recientes que han obtenido reconocimiento internacional, reflejan la vitalidad creativa del sector y consolidan Catalunya como un hub audiovisual.
Por lo tanto, no es ningún secreto que Barcelona tenga experiencia en desplegar alfombras rojas para eventos de alto nivel, como lo fue la celebración de la 37ª Copa América de Vela durante los meses de septiembre y octubre de 2024. Este dejó un impacto de 1.740 millones de euros en facturación y 1.034 de contribución al PIB, según un estudio de la UB encargado por la Fundación Barcelona Capital Náutica.
Lo que sí que sigue siendo un secreto bien guardado — o, como mínimo, una incógnita — son la fecha y el lugar exactos donde se celebrará la gala de los Premios Goya en la capital catalana. Si bien el alcalde, Jaume Collboni, ha expresado la voluntad firme de la ciudad para acoger el evento, todavía no ha trascendido ningún detalle concreto. Pero para comprender mejor el impacto que puede tener la ceremonia en Barcelona, conviene recordar algunos precedentes relevantes. Después de décadas centrados en Madrid, los premios han recorrido varias ciudades del territorio español en los últimos años, como Sevilla (2019 y 2023), Málaga (2020 y 2021), Valencia (2022), Valladolid (2024) y Granada (2025).
“El cine catalán vive un momento dulce, con éxitos aplaudidos por la crítica como Casa en Flames o El 47”
Valladolid y Granada, ejemplos de retorno y proyección
El caso de Valladolid en 2024, es un ejemplo claro de que la ciudad no solo se vistió con sus mejores galas, sino que convirtió los Goya en un verdadero motor cultural y económico. Según datos presentados por el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Valladolid, la gala generó un impacto económico neto de cerca de 10 millones de euros, con una ocupación hotelera del 100% y una activación notable del sector de la restauración. Todo ello atrajo a más de 30.000 personas a las actividades previas, con 14 proyecciones gratuitas y múltiples actos públicos, y registró una audiencia televisiva de 2,4 millones de espectadores, convirtiéndose en líder de pantalla con un 23,5% de cuota. Además, la repercusión mediática alcanzó un valor publicitario estimado en 70 millones de euros.
Y si este caso ya nos lo hemos mirado con buenos ojos, el 2025 en Granada refuerza la apuesta. La ciudad andaluza registró un impacto de más de 84 millones de euros con un lleno técnico de ocupación hotelera. La 39ª edición, celebrada el 8 de febrero, dejó una fuerte huella mediática, y generó 600 puestos de trabajo, según un estudio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada.
Fortalezas y oportunidades para las pymes
Las pequeñas y medianas empresas que conforman el tejido empresarial catalán, a menudo no ven todo el jugo que podrían extraer de esta efeméride, empezando por la desgravación fiscal a la hora de invertir en series, películas o documentales. ¿Qué quiere decir esto? Pues que contribuir y mostrar apoyo económico hacia la cultura les brindaría la oportunidad de pagar menos Impuesto de Sociedades, según la Agencia Tributaria.
“La desgravación fiscal, el networking, la creación de empleo y el aumento de la actividad en comercios, hoteles y restaurantes, son oportunidades reales para las pymes”
Por otra parte, la tónica de un evento de este calibre es (o debería ser) que la actividad en comercios, hoteles y restaurantes aumente de manera significativa, y que, en consecuencia, se genere más empleo. Formar parte de esta cadena también abrirá las puertas a generar espacios de networking con grandes empresas, instituciones y patrocinadores, que pueden iniciar nuevas líneas de colaboración o negocio para las pymes de los ámbitos creativo, logístico o tecnológico.
Sombras y retos antes del gran día
No todo pueden ser flores y violetas. Barcelona tendrá que hacer los deberes si no quiere repetir polémicas pasadas, como las que rodearon otros eventos que acabaron originando plataformas ciudadanas o colectivos de rechazo, como el No a la Copa América. Otro reto histórico importante son las tensiones políticas y sociales que pueden emerger durante las ceremonias. Un caso paradigmático son los Premios Goya 2013, cuando los discursos reivindicativos eclipsaron los galardones cinematográficos, y convirtieron el acto en un altavoz de protesta contra los recortes del Gobierno y el aumento del IVA cultural.
Probablemente habrá aspectos negativos y desafíos que habrá que gestionar y pulir, porque la organización conlleva costes y gastos importantes en logística, seguridad o impacto ambiental, que podrán hacer que la presión hacia los recursos públicos aumente. Además, se espera una concentración masiva de visitantes, lo cual podrá desembocar en molestias a los residentes locales, desde problemas en la movilidad hasta el ruido o la saturación de los espacios públicos. Todo ello, en un contexto de presión mediática elevada y expectativas muy altas.