• Economía
  • Redibujar el calendario turístico catalán: ¿realidad o utopía?

Redibujar el calendario turístico catalán: ¿realidad o utopía?

A pesar de los esfuerzos por desestacionalizar, la época estival continúa concentrando buena parte de visitantes internacionales entre los meses de junio y septiembre

    La playa de la Barceloneta, llena a rebosar durante el verano. De fondo, la escultura 'Pez', de Frank Gehry | Ayuntamiento de Barcelona
    La playa de la Barceloneta, llena a rebosar durante el verano. De fondo, la escultura 'Pez', de Frank Gehry | Ayuntamiento de Barcelona
    Natàlia Bosch | VIA Empresa
    Periodista
    Barcelona
    19 de Julio de 2025 - 05:30

    Catalunya se convierte en un polo de atracción turística imparable cuando llega el verano. Las playas hierven hasta el atardecer, los restaurantes trabajan a pleno rendimiento y los hoteles rozan la máxima ocupación. Todo ello configura una de las escenas más habituales de cada año, en la que la época estival es, sin duda, la protagonista del sector, tanto para el conjunto del territorio como para la ciudad condal, donde un 66,4% de los visitantes llegan movidos por el ocio y las vacaciones, según datos del Observatorio del Turismo en Barcelona.

     

    Pero, ¿qué pasa cuando todo esto acaba, cerramos las sombrillas y empieza una nueva estación? ¿Es posible que esta racha se mantenga más allá de los meses cálidos? Veamos algunos datos.

    El panorama turístico catalán se vio sacudido de manera contundente por la pandemia ocasionada por la covid-19, alterando esquemas tradicionales y poniendo a prueba su capacidad de recuperación. Según los balances de actividad turística de la Generalitat de Catalunya, durante 2020 y 2021, la recepción de visitantes internacionales se desplomó más de un 70% respecto a 2019. El año 2021 registraba datos de recuperación parcial, con un aumento notable del turismo doméstico y una mayor presencia en destinos interiores. Sin embargo, la concentración durante los meses de julio y agosto seguía siendo muy marcada.

     

    Los balances de los veranos 2022, 2023 y 2024 evidencian una recuperación progresiva hasta llegar a alcanzar casi la plena normalidad, sobre todo por lo que respecta a los datos del verano de 2024, los cuales muestran un escenario prometedor y más diversificado, en el que el número total de turistas creció un 3,7% respecto al año anterior, mientras que un 38% llegaron fuera del tradicional pico veraniego.

    La primavera toma impulso

    Transcurrido el ecuador de 2025, los datos acumulados confirman que la tendencia hacia la desestacionalización turística no solo se mantiene, sino que ya toma impulso. Según el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat) solo durante abril de 2025, Catalunya recibió 1,7 millones de turistas extranjeros, un aumento interanual del 3,3%.

    Esta tendencia también se refleja en las previsiones macroeconómicas. De hecho, os lo explicábamos hace pocas semanas en VIA Empresa: según el Informe Sectorial de Turismo de CaixaBank Research, este año se prevé un crecimiento del 2,7% del PIB turístico español, superando el incremento general de la economía (2,4%). Este crecimiento sostenido, según dice el informe, vendrá impulsado por turistas de renta media-alta procedentes del Reino Unido, Alemania o Italia, que gastan más y tienden a viajar fuera de los meses punta.

    Cifras aparte: la mirada de quien trabaja en ello

    Dolors Jaén Garcia es guía turística de Barcelona Guides Group, con una amplia trayectoria en el ámbito del turismo cultural. Formada en Técnicas de Empresas y Actividades Turísticas, Jaén ha combinado su pasión por la historia y el patrimonio con décadas de experiencia ofreciendo visitas guiadas en la ciudad de Barcelona y sus alrededores.

    Se sienta con naturalidad en la terraza de un café tranquilo del barrio de Gracia, con aquella mirada curiosa de quien ha explicado mil veces la ciudad, pero aún hoy la mira con ojos nuevos: “Naturalmente, sería ideal poder trabajar igual durante todo el año, pero la realidad no es esta. Lo cierto es que en temporada alta tenemos muchísima faena, pero después hay días en que no sale absolutamente nada”, sentencia de entrada.

    PICTO DOLORS JAÉN
    Dolors Jaén Garcia durante una visita guiada al Park Güell | Cedida

    “Mi gran preocupación es poder ofrecer un buen servicio, porque estos días las entradas de los tours que hago se están agotando rápidamente”, añade. El volumen de la demanda, sobre todo en meses concretos, pone a prueba la capacidad operativa de los guías y la logística de sus visitas.

    Tal como relata Jaén en VIA Empresa, la actividad turística no solo fluctúa con la estación, sino también con el perfil del visitante. Según su experiencia, enero suele ser un mes muy parado, pero a finales de febrero el ambiente se anima con la llegada del Mobile World Congress, que llena la ciudad de turismo de negocios. Entre marzo y mayo, la primavera trae otra oleada: el turismo cultural. Institutos de alumnos italianos llegan a final de curso, mientras que los españoles lo hacen en junio. De marzo a noviembre, es tiempo de cruceros, y miles de viajeros desembarcan en el puerto de Barcelona para descubrir la ciudad en pocas horas. A este flujo se suman los jubilados, que también aprovechan estas fechas fuera de temporada alta para disfrutar de las salidas con calma.

    “Sería ideal poder trabajar igual durante todo el año, pero la realidad no es ésta. En temporada alta tenemos muchísima faena, pero después hay días en que no sale absolutamente nada”

    Esta distribución, a pesar de ser irregular, podría ser una oportunidad. “Haría falta que la gente se repartiera más a lo largo del año y también por el territorio”, defiende Jaén. “Esto ayudaría a evitar la masificación y, a la vez, permitiría optar a precios más accesibles, especialmente para los jubilados y el público local. Tenemos que animarlos a hacer visitas, a redescubrir la ciudad”, sugiere.

    Pero gestionar bien el flujo turístico no es solo cuestión de calendario. “También es fundamental concienciar a todo el mundo de la necesidad de preservar la ciudad, de mantenerla limpia y respetar el espacio vecinal.” Este respeto mutuo es, según ella, la base para que el turismo pueda convivir con el día a día de los barceloneses. Ahora bien, siempre teniendo en cuenta que “vivir al lado de un patrimonio de la humanidad, nos guste o no, implicará que haya gente alrededor”, explica.

    Cuando hablamos de vacaciones, Jaén apunta otra diferencia importante: En Catalunya, la mayoría de las familias, profesores y trabajadores concentran sus vacaciones entre julio y agosto. “No todo el mundo puede escoger hacer vacaciones en mayo o en septiembre, como pasa en muchos países europeos, donde los días de descanso se escalonan mucho más durante el año”, denuncia.

    “No todo el mundo puede escoger hacer vacaciones en mayo o en septiembre como pasa en muchos países europeos, donde los días de descanso se escalonan mucho más”

    El turismo en Catalunya es, según Jaén, tan grande como diverso. Sol y playa, montaña y esquí, cultura y negocios: todo convive dentro de un mismo territorio. “Tenemos un abanico muy amplio de tipologías de turismo, y esto es una gran riqueza y me hace pensar en positivo cuando imagino cómo será el futuro del sector. Pero si queremos que siga siendo así, habrá que cuidar mucho su gestión”, concluye.

    Adaptación empresarial para reducir la concentración estacional

    Por estas fechas, ahora hace un año, el catedrático y presidente del Observatorio de la Pyme de Pimec, Oriol Amat, analizaba en VIA Empresa cómo determinadas empresas catalanas habían conseguido reducir la dependencia de la estacionalidad mediante la adaptación de su actividad.

    En el artículo Desestacionalizar para crear valor todo el año, Amat expone casos concretos de sectores como la alimentación, el ocio o el turismo, los cuales han sabido estabilizar sus ingresos y ampliar mercados gracias a la adaptación y la innovación. “Adaptarse a las fluctuaciones estacionales mitiga los efectos negativos de las temporadas bajas y abre nuevas oportunidades de mercado”, sentencia Amat.

    Son buenos ejemplos los que destaca el catedrático, como La Fageda y los helados para dar salida a la leche excedente durante los meses de verano cuando el consumo de yogures y lácteos suele disminuir, o el parque temático de PortAventura y su apuesta por convertirse en un destino para todo el año mediante la creación de eventos durante el invierno, como Halloween o Navidad.

    Sin embargo, no todos los casos permiten una transición tan fluida: al lado del mismo parque, encontramos el Caribe Aquatic Park, un parque acuático con una actividad claramente veraniega que difícilmente podría trasladarse a los meses más fríos, aunque forme parte de un complejo que busca desestacionalizar la oferta global. Otro ejemplo destacable es Torrons Vicens, en Agramunt. A pesar de asociar la empresa de turrones a las fiestas navideñas, ha sabido salir de la zona de confort con líneas de helados para mantenerse presente en el mercado durante todo el año.

    En definitiva, desestacionalizar el turismo no es ninguna utopía, pero tampoco una realidad consolidada. Catalunya ha empezado a esbozar un nuevo calendario turístico, más diverso y menos dependiente del sol y la playa, con señales de cambio tanto en los datos como en la adaptación empresarial. Sin embargo, la fuerza gravitacional de los meses de verano sigue marcando el ritmo, por más que la primavera tome impulso o el invierno se llene de eventos. Porque redibujar el calendario quizás también implica entender que el futuro del turismo catalán no solo se juega en agosto.