
Los hogares catalanes gastan 330 euros al año en alimentos que no se terminan consumiendo, según un estudio del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación. La cifra que conlleva este despilfarro se eleva a 112 euros al año por persona, lo que representa un total de 902,85 millones de euros en toda Cataluña. Respecto al impacto ambiental, en 2024 se emitieron 462.347.277 kilos de CO₂ equivalentes para producir, distribuir y comercializar alimentos que finalmente se desperdiciaron. Esto incluye los líquidos que se tiran por el desagüe. De este valor, el 70,3% proviene de los alimentos no cocinados; el 19,4%, de cocinados desperdiciados directamente del plato, y el 10,3%, de cocinados desperdiciados después de haber estado guardados unos días en la nevera.
El consejero de Agricultura, Òscar Ordeig, ha calificado de “muy importante” la huella ecológica, tanto “en términos de agua como de dióxido de carbono”. Ordeig, que ha presentado estos resultados durante la visita a la Fundación del Banco de los Alimentos de Barcelona, ha precisado que la contaminación generada por el despilfarro equivale a “20.000 vuelos entre Barcelona y Bruselas”. Mientras que el impacto del agua serían “14.000 piscinas olímpicas o el consumo de toda la población de Catalunya durante 37 días”.
El consejero ha pedido “concienciación” a las familias y ha indicado que se hará formación en las escuelas y difusión de buenas prácticas. Por otra parte, el titular de Agricultura ha reclamado “crear un gran pacto” para “reducir al máximo” estas cifras. En este sentido, ha recordado que durante 2026 se aprobará la estrategia de despilfarro y ha precisado que se acaba de iniciar el proceso participativo del plan con el objetivo de guiar las acciones en relación con las pérdidas y el despilfarro alimentarios de los diferentes actores implicados en la cadena alimentaria.
La contaminación generada por el despilfarro equivale a “20.000 vuelos entre Barcelona y Bruselas”, según Òscar Ordeig
Por otra parte, el consejero ha dicho que este año “debe ver la luz” el reglamento de la ley de alimentación de Catalunya. En esta línea, ha apuntado “afinar” sobre medidas que se puedan complementar.
Ordeig ha manifestado que “prevenir el despilfarro alimentario hará que seamos una sociedad más sostenible socialmente, económicamente y ambientalmente, y, en este camino, el trabajo de la Fundación Banco de los Alimentos es imprescindible. La hoja de ruta para alcanzar una soberanía alimentaria pasa, sin duda alguna, por mejorar el aprovechamiento de los productos alimentarios que producimos y consumimos, y por recuperar el valor de los alimentos en la sociedad”.
Despilfarro por hogar e impacto social
Durante el mes de febrero, el consejero Ordeig ya avanzó el dato de la diagnosis según la cual actualmente se desperdician de media 21,56 kg/año por habitante en Catalunya, teniendo en cuenta sólo el despilfarro que se produce en los hogares. Con este despilfarro, se podrían alimentar a 274.948 personas durante un año, lo que significaría cubrir las necesidades alimentarias del 14% de la población catalana en riesgo de pobreza.
Prevenir el despilfarro alimentario y fomentar la sostenibilidad es uno de los ejes estratégicos del Departamento que se alinea con los objetivos de la Estrategia alimentaria de Catalunya para alcanzar un sistema alimentario más sostenible, transformador y basado en la economía circular. En este ámbito, el Departamento despliega, desde hace años, acciones como la campaña de sensibilización 'Aprovechemos los alimentos', que el año pasado permitió reaprovechar un total de 18,6 toneladas de alimentos, los cuales, según la calculadora del valor de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), suponen un ahorro de 11.974.222,7 litros de agua y de 9.045,25 kg de CO₂.