“La inteligencia artificial en Catalunya no es una seta”. Con vistas al Puerto Olímpico, y a escasos momentos del pistoletazo de salida de las semifinales de la Copa América, Josep M. Ganyet, colaborador de VIA Empresa, ha querido recordar que, en el territorio, “hay una tradición y una sociedad que siempre ha querido utilizar la tecnología”. Lo ha hecho en un encuentro de la comunidad de IA en Catalunya impulsado por el Computer Vision Center (CVC) de la UAB, en la planta 18 de la Torre Mapfre, donde se ha generado un espacio para reflexionar hacia dónde navega la IA en el territorio, y donde, precisamente, Ganyet ha adelantado que sería “inevitable” mencionar tres nombres propios: ChatGPT, Harari y Elon Musk.
Hay cerca de 500 empresas generadoras de IA en Catalunya, que facturan 2.155 millones de euros
Se trata de tres nombres propios que actúan como la cara visible de la inteligencia artificial, una tecnología que ha dado lugar a cerca de 500 empresas catalanas generadoras de esta, con una facturación que asciende a los 2.155 millones de euros, un 0,8% del PIB catalán. Estos datos se desprenden del informe La inteligencia artificial en Catalunya que Acció publicó el pasado abril, donde también se detalla que, en conjunto, estas empresas generadoras de IA han creado 14.525 puestos de trabajo y que un 43,9% son startups.
¿Cuánto tarda la tecnología en impactar en la productividad?
Si bien la inteligencia artificial es un concepto prácticamente familiar en la sociedad actual -y especialmente entre los asistentes al encuentro organizado por el CVC-, Ganyet ha aprovechado la cita para definirla: “La inteligencia artificial se trata de sistemas automáticos capaces de aproximarse a sus objetivos mediante el conocimiento que tienen de su entorno; una definición que tanto vale para una bacteria como para Terminator”, ha comentado con humor, justo antes de moderar el debate ¿Es la IA el nuevo motor de cambio socioeconómico?, que ha contado con ponentes de primer nivel como lo son Xavier Sala-i-Martín, economista y Catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, Áurea Rodríguez, directora EIT Culture and Creativity South West, y Karma Peiró, periodista experta en tecnología.
“Los economistas pensamos que el motor del progreso son las ideas, pero hay tres tipos: las científicas, las tecnológicas y las sociales; estas últimas nos sirven para organizar la sociedad a la hora de implementar los dos primeros tipos de ideas”, ha apuntado Sala-i-Martín, recordando que “los grandes cambios de progreso científico o tecnológico no se notan en la productividad hasta que no se produce un cambio en las ideas sociales”. Se trata, de hecho, de un fenómeno que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia: desde la aparición de la rueda, hasta la revolución industrial. ”Desde que aparecieron las primeras máquinas eléctricas hasta que produjeron un impacto en la productividad, pasaron casi 30 años”, agrega el economista.
La IA: ¿una herramienta para ahorrar o para rediseñar la empresa?
En este sentido, en la planta 18 de la Torre Mapfre se ha generado un espacio de reflexión en torno a la adopción de la inteligencia artificial por parte del tejido empresarial: ¿estamos poniendo el foco en cómo esta tecnología nos puede servir para ahorrar, o en cómo rediseña la empresa? “Ahora nos faltan muchos Henry Ford que se planteen la segunda cuestión, y no la primera”, ha agregado Sala-i-Martín. En la misma línea, Áurea Rodríguez ha coincidido con el Catedrático de Economía en la Universidad de Columbia definiendo la inteligencia artificial como una tecnología “que debería ser facilitadora”.
Ganyet: "Hay más móviles que cepillos de dientes"
La experta ha subrayado que “es sorprendente” que la IA, igual que otras tecnologías que han revolucionado el planeta a lo largo de la historia, se haya enfocado para vivir en un mundo mejor, pero que, hoy día, “un 75% de la población mundial tiene un teléfono inteligente, mientras que un 25% no tiene agua potable”: “Hay más móviles que cepillos de dientes”, ha añadido Ganyet. La directora de EIT Culture and Creativity South West ha valorado el impacto de la inteligencia artificial en el ámbito creativo, planteando estudios que muestran cómo esta puede ser “incluso más creativa que los humanos”: “Hemos pasado de pintar con un pincel a pintar con el Paint, y ahora pintamos con el prompt”, ha continuado.
El prompt, la solicitud o estímulo diseñado para guiar la interacción a un sistema de IA, ha supuesto una revolución en todos los ámbitos creativos y artísticos, que según Rodríguez se dividen en dos bandos: “Los artistas que creen que se trata de una nueva forma de arte, y los que creen que las máquinas nos sustituirán”. Bien es cierto que a lo largo de la historia, buena parte de los profesionales del arte han abrazado nuevas formas de crear sus obras, aunque una parte considerable se ha mantenido fiel a su técnica tradicional; ahora bien, “los puestos de trabajo son muy complejos y tienen una infinidad de tareas, la mayor parte de las cuales no tienen nada que ver con la inteligencia artificial”, ha apuntado Sala-i-Martín.
La democratización de la mentira y el auge del pensamiento crítico
“Ojalá la IA pudiera corregir exámenes”, ha continuado. “¿Cuando sea capaz, me quedaré sin trabajo? No, tendré más tiempo para hacer aquellas tareas que me interesan. En el ámbito de la IA se debe hablar de tareas, no de ocupaciones”, ha reflexionado, enumerando el largo listado de tareas que como profesor de la Universidad de Columbia lleva a cabo diariamente. La periodista experta en tecnología, Karma Peiró, ha coincidido con Sala-i-Martín, destacando que “a la inteligencia artificial le damos unas dotaciones como si fuera una persona humana, y no puede ser así; las profesiones deben transformarse, usando estas herramientas como un apoyo”. Para ello, sin embargo, y parafraseando a Yuval Noah Harari -que tal como ha predicho Ganyet, ha aparecido en el encuentro-, “los humanos necesitamos tiempo para aprender a usar con sabiduría las nuevas tecnologías”.
Sala-i-Martín: "Todos podemos hacer noticias falsas y, eso, tal vez nos lleve de una vez a ver que el mundo está lleno de mentiras y empecemos a poner en duda todo"
Precisamente, la sabiduría, podría ser una consecuencia de la democratización de la mentira, impulsada en buena parte por “el lado oscuro” de esta tecnología: manipular contenidos y distribuirlos en la red es más fácil que nunca. Ahora bien, indirectamente, “la mentira podría impulsar el pensamiento crítico”: “Falsificar vídeos e imágenes hace muchos años que lo hacemos, la diferencia es que ahora se ha democratizado la mentira; todos podemos hacer noticias falsas y, eso, tal vez nos lleve de una vez a ver que el mundo está lleno de mentiras y empecemos a poner en duda todo. Al final, la proliferación de la mentira quizás sea una buena idea”, ha concluido Sala-i-Martín.