La IA pone "el mundo (empresarial) a prueba": "Hay que rediseñar la empresa"

A pesar de las limitaciones que todavía tiene esta tecnología, Sala-i-Martín ha animado al tejido empresarial a "abrazar el cambio"

El catedràtic d’economia a la Universitat de Colúmbia, Xavier Sala-i-Martín | Cedida El catedràtic d’economia a la Universitat de Colúmbia, Xavier Sala-i-Martín | Cedida

En una 39a Reunión del Cercle d’Economia donde el impulso de la productividad se convierte en uno de los principales ejes, era impensable que la inteligencia artificial se perdiera la fiesta. Si hay una tecnología que está poniendo El mundo a prueba es, sin duda, esta, y así lo ha puesto de manifiesto el catedrático de economía en la Universidad de Columbia, Xavier Sala-i-Martín en la ponencia IA: un reto empresarial, en el marco de la Reunión, aunque ha afirmado que todavía “tiene muchas limitaciones”: “La IA nos está trayendo cosas muy buenas, como la detección de tumores o terroristas, pero tiene muchas limitaciones. Nos prometieron un R2-D2 y, de momento, nos han traído una roomba”.

Sala-i-Martín: "Nos prometieron un R2-D2 y, de momento, nos han traído una roomba"

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Sala-i-Martín ha valorado el progreso que ha realizado la especie humana en los últimos 200.000 años, desde la aparición del Homo sapiens en el planeta, “un animal insignificante que con apenas podía sobrevivir”, pero que ha alcanzado un gran progreso “gracias a su cerebro, y a las ideas científicas, tecnológicas y sociales que, en este orden, han permitido entender el universo, manipularlo y cambiar la manera en que nos organizamos”. El catedrático no ha querido definir esta evolución como exponencial, ya que “tanto en la vida, como en la naturaleza, no hay nada de exponencial”.

Así lo ha valorado el experto, con la voluntad de tranquilizar a la parte de la población que se mantiene inquieta ante el auge de la inteligencia artificial: “Desde que el ChatGPT ha llegado a nuestras pantallas, han surgido dos grupos de personas: aquellos que lo consideran la nueva electricidad, y aquellos que temen por sus puestos de trabajo. Los boomers, y los doomers”. Y es que, a pesar de reconocer el potencial de la inteligencia artificial, Sala-i-Martín ha apuntado que muchos de los fenómenos que tienen lugar en el planeta siguen una curva logística, pero nunca exponencial: todo crecimiento llega a un estado de madurez y, finalmente, acaba deteniéndose.

Sala-i-Martín: “Tanto en la vida, como en la naturaleza, no hay nada de exponencial”

“La IA se encuentra en un momento tan eufórico que me recuerda a los años 90, cuando tuvo lugar la salida de Internet y estalló la burbuja puntocom: Internet no era inútil, pero nos prometió demasiado”, ha continuado Sala-i-Martín, quien ha animado al tejido empresarial a adaptarse a esta tecnología en favor de la productividad. ¿Cómo hacerlo? Entendiendo qué es IA y qué no es. “La IA son modelos estadísticos de hacer predicciones a partir de patrones comunes”, ha apuntado el catedrático, comentando con humor que, dicho así, “no da tanto miedo”: “El ChatGPT tiene limitaciones, no tiene capacidad de razonar, ni dice la verdad. Pero es que no está diseñado para decir la verdad, sino para construir frases que se asemejen a las que construimos los humanos”.

Como ejemplo, Sala-i-Martín ha recordado el primer accidente mortal de un vehículo autónomo: un coche de Uber atropelló, en 2018, a una mujer que caminaba con su bicicleta al lado. “Cuando una tecnología no es buena, no es peligrosa, porque no confiamos en ella. Cuando es muy buena, tampoco es peligrosa, porque es muy buena. Pero cuando está a punto de ser muy buena, entonces sí que es peligrosa, porque confiamos excesivamente en ella y se puede equivocar, produciendo consecuencias fatales”. “Es muy peligroso atribuirle a la IA una inteligencia que no tiene, porque nos puede hacer la sensación de tener delante algo que no es”, ha añadido Sala-i-Martín.

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Asimismo, a la hora de aprovechar la tecnología al servicio de la humanidad, el catedrático ha destacado que “no hay un aumento de la productividad causado por la IA, sino por los empresarios que son capaces de rediseñar las empresas, pensando en hacerlas productivas y situando la IA en el centro, en vez de pensar en reducir costos”. “Es el gran reto de los empresarios”, ha continuado, recordando el papel “regulador” de Europa, frente a Estados Unidos como potencia innovadora y de Asia como productora: “Vivimos en un mundo donde siempre tienes que pedir permiso. ¿Queremos un mundo así? Regular algo que no sabemos ni qué será me parece absurdo, y mientras tanto, nuestro talento se nos escapa”, ha concluido.

Pero, ¿cuándo y para qué implementar la IA?

Ulises Cortés, director del Grupo de Inteligencia Artificial de Alto Rendimiento en el BSC | Cedida
Ulises Cortés, director del Grupo de Inteligencia Artificial de Alto Rendimiento en el BSC | Cedida

Estas dos cuestiones son las que Laura Urquizu, vocal de la Junta Directiva del Cercle d’Economia, ha planteado a Ignacio Melero, Azure App Innovation & Developer en Microsoft, Ulises Cortés, catedrático de inteligencia artificial en la UPC y director del Grupo de Inteligencia Artificial de Alto Rendimiento en el Barcelona Supercomputing Center y Ariadna Font, cofundadora y CEO de Alinia, en la mesa redonda La inteligencia artificial al servicio de la productividad. “El cuándo ya lo fue”, ha apuntado Melero, comentando que más del 95% de las compañías ya usan la IA.

Más del 95% de las compañías ya usan la IA

Sin embargo, el experto de Microsoft ha advertido la importancia de “no caer en el hype tecnológico” y usar las nuevas tecnologías “para resolver problemas”. En este sentido, Melero ha destacado que la inteligencia artificial generativa “no es solo el ChatGPT”, sino que hay una gran variedad de herramientas que se pueden usar para impulsar la productividad.

En esta línea, la CEO de Alinia ha añadido que la IA supone una gran ayuda en cuanto a las tareas repetitivas, siempre con un uso responsable: “Un uso responsable de la IA requiere que siempre haya un experto humano verificando y validando las tareas que esta lleva a cabo”. Poniendo un ejemplo propio, Melero ha comentado que ya dispone, en su bolsillo, “de un resumen de todos los correos que no puedo leer y de todas las reuniones a las que no puedo asistir por estar aquí”. De esta manera, sí: la IA será también una solución al exceso de reunionitis.

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Los tres expertos, sin embargo, han vuelto a la postura obstaculizadora de Europa como continente regulador, frente a la potencia tecnológica que es Estados Unidos. “Si no tenemos una buena capacidad de desarrollar tecnología, nuestra soberanía tecnológica se verá afectada”, ha apuntado por su parte Cortés, a quien se ha sumado Urquizu: “Regulamos lo que no tenemos”.

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