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"La IA nunca podrá sentir placer humano, es como la máquina del parking que te da las gracias"

El Cornellà Creació Fòrum acoge un intenso debate entre los expertos Ramon López de Mántaras y Xantal Llavina, con dos visiones contrapuestas sobre la herramienta del futuro

    La inteligencia artificial se encuentra en auge | iStock
    La inteligencia artificial se encuentra en auge | iStock
    Carlos Rojas | VIA Empresa
    Periodista
    Cornellà de Llobregat
    04 de Junio de 2025
    Act. 04 de Junio de 2025

    La irrupción de la IA ha supuesto un punto de inflexión en todos los frentes. Es evidente que la herramienta ha impresionado a todo el mundo, independientemente de su profesión y procedencia. Ahora bien, ¿hay para tanto? Este consenso que existe con el efecto wow se diluye cuando se habla de la aplicación real de la tecnología. El futuro es incierto, y entre estos interrogantes intentó navegar la tercera edición del Cornellà Creació Fòrum de este 2025. Celebrada el pasado viernes, esta vez los invitados fueron la periodista y presentadora del programa Revolució 4.0, Xantal Llavina; y el fundador del Institut d’Investigació en Intel·ligència Artificial, Ramon López de Mántaras. Ambos protagonizaron un intenso debate que entusiasmó a los asistentes.

     

    "La IA es una máquina capaz de imitar a la mente humana. Le permite leer, razonar, pensar y tomar decisiones", aseguró Llavina. La periodista no dudó en predecir que la herramienta "cambiará profesiones" y la tildó de "revolución". Acto seguido, López negó con la cabeza: "Hablar de revolución es muy fuerte". La respuesta fue un buen aperitivo del intercambio de opiniones que estaba por venir, en el que prácticamente no hubo puntos en común. De hecho, al preguntarle López a Llavina cuáles serían las profesiones que cambiarían con la IA, se produjo un nuevo desacuerdo. La periodista citó a los teleoperadores, entre otros, pero López replicó que a este sector "no hace falta ni la herramienta".

    Sin embargo, Llavina fue más allá. Desde su punto de vista, no solo los conductores, cajeros, analistas de datos o agentes de viajes cambiarán su forma de trabajar, sino que se crearán profesiones nuevas, tales como especialistas en ética, entrenadores de IA o gestores de ciberseguridad. A pesar de diferir en el primer punto, López sí que coincidió en este segundo apartado.

     

    ¿El motivo? De acuerdo con el informático, la herramienta tiene un problema, y es que le falta "sentido común": "No puede entender lo que ve y lo que le dices, si no tiene unos conocimientos accesorios. Se le escapan millones de aspectos". Con todo, concluyó que la IA "no es inteligente" y que hay que moderarla "manualmente". Llavina recogió el guante y espetó que vivimos en una "histeria digital" que nos obligará a "formarnos continuamente".

    Llavina defendió que la IA puede ayudar a ser "más productivos" porque trabaja eficientemente; López recordó el escepticismo del último Premio Nobel de Economía en este apartado

    Aunque ambos ponentes coincidieron en el contexto, difirieron en la interpretación. Por un lado, López vio "mucha confusión" y recomendó observar la tecnología como un recurso que "hace sistemas específicos muy potentes". Por otro, Llavina defendió todo lo contrario: consideró que la IA ya puede ayudar a ser "más productivos" y "ahorrar costes" porque trabaja eficientemente y con más rapidez. "Por ejemplo, puede leer miles de palabras por minuto, mientras que yo solo llego a las 200 palabras", apuntó. "No las lee, ¡las interpreta!", le interrumpió López.

    Y es que el informático no tuvo nada claro que la IA pueda ayudar a mejorar la productividad de todo un país. "Puedes ganar productividad en un aspecto muy concreto, pero ¿cómo impacta al resto? Se tiene que formar a la gente", cuestionó. Entre otras fuentes, citó al último Premio Nobel de Economía, Daron Acemoglu, quien denunció en su libro The Simple Macroeconomics of AI que había "muchos cuellos de botella" derivados de la IA. Todo ello, pues, un reto que el futuro tendrá que resolver por sí mismo.

    "Hace años que la IA está en todas partes"

    Entre tanta divergencia, hubo un punto de entendimiento. Y es que la IA "está en todas partes", tal como defendió Llavina, quien pidió "no quedarnos solamente con la generación de textos". Las aplicaciones son múltiples: desde abrir teléfonos móviles con datos biométricos hasta los GPS. "Gracias a la IA viviremos más años porque se detectarán las enfermedades antes y los diagnósticos serán más precisos", remarcó.

    Los dos ponentes que intervinieron en el último Cornellà Creació | @CornellaCreacio
    Los dos ponentes que intervinieron en el último Cornellà Creació | @CornellaCreacio

    López coincidió plenamente. De hecho, explicó un caso personal de hace años. Gracias a un programa hecho con inteligencia artificial, pudo examinar sistemáticamente todos los potenciales virus de un diagnóstico, y después de un análisis exhaustivo, la herramienta redujo a tres las posibilidades. "Al final acertó cuál era el virus", apuntó.

    Un caso de aplicación directa que se alinea con su premisa que esta tecnología es "muy potente" a la hora de resolver casos en concreto. Por eso, quiso separar el impacto de este uso de los típicos chatbots. "Ahora con el ChatGPT hay gente que se piensa que está hablando con el médico. ¿Creéis que la IA puede experimentar el placer? Es como la máquina del ticket del parking que te dice gracias", agregó.

    Llavina, sobre la contaminación que genera la IA: "Nos tenemos que preguntar si todo esto es positivo para nuestra sociedad"

    Por otro lado, Llavina recordó el debate paralelo que existe con la IA y la contaminación que genera. La periodista reveló que 35 preguntas a ChatGPT equivalen a medio litro de agua evaporada, ya que los centros de datos que procesan la información requieren de este recurso para refrigerar los servidores. "Nos tenemos que preguntar si todo esto es positivo para nuestra sociedad", reflexionó.

    A su vez, López admitió tener "miedo" de este impacto medioambiental y deseó que los "requisitos energéticos" ayuden a frenar la rápida implementación de la tecnología. Entre otras preocupaciones del informático está la posibilidad de construir pequeños reactores nucleares al lado de los centros de datos, una solución futurista que cada vez ven más viables las tecnológicas. "La suma de sus centros de datos utiliza ahora mismo unos 100 TB. Si hiciéramos un ranking de consumo por países, se situaría en el top 10 mundial", explicó.

    Las mujeres en el sector TIC, una asignatura pendiente

    El acto concluyó con un homenaje a las mujeres que trabajan en las TIC. Actualmente, el sector solo dispone de un 35% de trabajadoras sobre el total de ocupados. Un porcentaje que ha crecido durante los últimos años, pero que aún está lejos de la paridad. "Nos preocupa que no haya mujeres al frente de las grandes tecnológicas", espetó Llavina.

    López añadió nombres y apellidos de mujeres que conoce personalmente: Fei-Fei Li, quien contribuyó a hacer que la IA reconociera imágenes; o Manuela Veloso, directora de investigación en inteligencia artificial de JPMorgan Chase. "Son mujeres brillantísimas que en muchos casos han tenido que luchar contra una sociedad patriarcal", lamentó. Un último clamor que el público del Cornellà Creació Fòrum recibió con un fuerte aplauso.