Uno de los problemas que plantean las grandes organizaciones políticas es la gobernanza, respetando la democracia, está claro. En una semifederación como es la Unión Europea -o en una federación como son los Estados Unidos-, no se puede ir poblando los órganos democráticos hasta el infinito y convertir las instituciones en asambleas multitudinarias. Una falacia antidemocrática. Este hecho es paradigmático en las autocracias, como por ejemplo China, que cuenta con un parlamento tan elefantiásico como inútil.
Es muy interesante el tema, puesto que la población, por grande que sea el área política, demanda eficacia y democracia a la hora. ¿Cómo hacerlo? La gestión de la pandemia nos da pistas valiosas. Por muchas críticas que se viertan -críticas, por otro lado, necesarias en democracia-, ningún país del mundo resolvió la vacunación como lo hizo la Unión Europea. Se vacunó a 450 millones de personas con equidad y eficacia. Y con vacunas europeas. La Comisión Europea lo hizo bien. ¿Cómo? Pues por delegación a tecnócratas. Observemos la cadena de poderes. Los gobiernos de los estados miembros, elegidos democráticamente, designan unos comisarios para ejercer de gobierno de la Unión. Estos comisarios, con su presidenta al frente, están investidos de poder democrático, puesto que sus nombramientos, además, son aprobados por el Parlamento Europeo, que ha sido elegido por sufragio universal directo. Por lo tanto, nada a reprochar a la Comisión: es un gobierno democráticamente investido.
Llegados a temas puramente técnicos, aquellos donde la discusión política es mucho menos acusada, la utilización de tecnócratas es una opción perfectamente deseable
Ahora bien, cuando se plantean grandes temas, ¿cómo lo hacemos para mantener la eficacia? La España de Franco optó por ministros y secretarios de estado tecnócratas para hacer frente a la modernización económica e industrial. Los catalanes jugaron un gran papel (Joan Sardà, Laureà López Rodó, Fabiano Estapé, etc.). Cuando Franco murió, España solo tuvo que hacer una transición política y no económica, a diferencia de la URSS, que acabó como el rosario de la aurora. Parece, pues, que llegados a temas puramente técnicos, aquellos donde la discusión política es mucho menos acusada, la utilización de tecnócratas es una opción perfectamente deseable, también en democracia.
La presidenta de la Comisión, la señora Ursula von der Leyen, puede ser acusada de muchas cosas, pero es una buena política y, como buena alemana, está dotada de un sentido común y de una eficacia que ofrece una cierta tranquilidad, sobre todo a los que habitamos el espacio meridional de la Unión. Hace un año llamó al señor Mario Draghi para que hiciera un informe sobre la competitividad de Europa a medio y largo plazo. Algunos podrían escribir un informe similar -de hecho, poca gente-, pero nadie con la visión políticamente independiente y la sabiduría de quien un día salvó el euro y que ha gobernado Italia dejando donde un buen sabor de boca. El informe ha sido elogiado por gente de varios colores, incluyendo a economistas iconoclastas como el señor Thomas Piketty. Este informe complementa el confeccionado por el señor Enrico Letta sobre el mercado único europeo y que ya comenté su día (Definiendo el futuro de Europa). La Comisión decidió encargar los dos informes para utilizarlos de guía en su programa de gobierno económico e industrial para los próximos cinco años. Buena noticia, sin duda.
Tuve la oportunidad de seguir por internet la conferencia de presentación que el señor Draghi hizo de su informe en el think tankBruegel hace unas semanas. Hay puntos a considerar de su exposición y de la respuesta que ofreció a nuestras preguntas. Quiero hacer un esquema de la lógica del informe.
Principios básicos
- Contrariamente a lo que defienden algunas ideas, Europa tiene que luchar por un crecimiento económico importante si quiere mantener el nivel de vida actual, que incluye los valores europeos, el estado del bienestar, el posicionamiento geoestratégico y comercial, etc.
- Para conseguir este objetivo hay que tener un tamaño como el que tenemos ahora -unos 450 millones de personas-, puesto que los retos requieren volumen. Pero este volumen tiene que ofrecer las ventajas de un auténtico mercado único. Uno de los objetivos consiste en acabar de implantarlo en todos los ámbitos. El Informe Letta hacía incisión en las tres áreas pendientes: mercado financiero, mercado energético y mercado digital y de telecomunicaciones-, puesto que las áreas pendientes de integración son las estratégicas de futuro.
- Esta medida de mercado único tiene que ayudar a aumentar la productividad, puesto que esta mejora necesitará financiación, tecnología y energía.
Método de implantación
- La estrategia se tiene que fijar a escala europea y, por lo tanto, tiene que ser ambiciosa. Es así que Europa ha dado los grandes saltos en el pasado.
- La implementación tiene que ser aplicada por los estados miembros de acuerdo con sus habilidades y fortalezas.
- Se tienen que acabar las fusiones de empresas para crear líderes europeos por naciones. Por ejemplo, que el líder de un sector sea francés, o alemán, o español. Hay que hacer fusiones entre países y los estados no los tienen que impedir. Auténticos líderes europeos sin otra nacionalidad que la europea. Por eso se tiene que implantar el verdadero mercado único en los sectores pendientes: banca, telecom y energía.
Evidentemente, este resumen que he hecho es extremamente sintético. Pueden encontrar el informe entero y el resumen ejecutivo aquí: The future of European competitiveness.
A lo largo de su presentación y respuesta a cuestiones, el señor Draghi aprovechó para remarcar varios aspectos. Aprovecho para destacar los tres que me parecieron más importantes.
Financiación
Para llevar a cabo la implementación de la mejora de la productividad se necesitarán unos 800.000 millones de euros cada año (el 0,2 del PIB de la Unión) a lo largo de 10 años. Las fuentes pueden ser diversas: el dinero está, pero el mercado único financiero para hacerlos circular, no. El señor Draghi dice que si...
- Se acuerdan los desafíos y la estrategia común europea
- Se pactan las herramientas de implementación
- Se simplifican los métodos a la hora de tomar las decisiones
La financiación vendrá sola.
Peligro proteccionista
El 50% de PIB europeo proviene del comercio internacional. En China significa el 31% del PIB y en Estados Unidos solo el 27%. Por lo tanto, el principal damnificado si se pone en marcha una oleada proteccionista será Europa.
Energía e industria
A lo largo de los siglos, Europa ha generado centros industriales repartidos por la geografía, como no ha hecho ningún otro espacio geográfico en el mundo. Conviene no desmontar estos polos industriales y, por lo tanto, la generación de energía de nuevas fuentes se tiene que situar junto a estos centros. En consecuencia, hay que apostar por la generación de energía descentralizada.
Si lo estudiamos en detalle, hay diferentes aspectos que afectan a Catalunya. Nuestros gobernantes harán bien en leerse el informe y tomar nota. No hay dudas de que la Comisión aplicará las recomendaciones Draghi. Si la señora Von der Leyen tiene suficiente autonomía, las probabilidades de cambio serán elevadas. Hay que estar preparados.