Joan Sardà, el economista catalán que salvó el franquismo

La autarquía pudo haber sumido a España en la miseria, pero Sardà Dexeus y sus protectores ofrecieron al régimen una vía de escape

Joan Sardà i Dexeus al lado de Jordi Pujol | Generalitat de Catalunya Joan Sardà i Dexeus al lado de Jordi Pujol | Generalitat de Catalunya

España, finales de los años 50. “El país se encontraba en un cuello de botella”, explica Fernando Guirao, profesor de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Después de años de considerable creciemiento, las reservas de divisas tiritaban y ya apenas había recursos para pagar las importaciones de petróleo necesarias. La sombra del fracaso se cernía sobre una autarquía franquista que, además, “tenía tasas de inflación de entorno al 11%”, como explica la profesora de la Universidad de Sevilla Rocio Sánchez-Lissen. El retorno a las cartillas de racionamiento era inminente. El país tenía que abrirse al capital extranjero si no quería morir por asfixia.

El panorama internacional facilitaba el cambio. La conferencia de Postdam de 1945 dejó claro que nadie quería alteraciones significativas en la Península Ibérica. Además, el país estaba bajo la protección de los Estados Unidos tras los acuerdos alcanzados y la instalación de bases militares en el país. Si bien la figura del dictador español seguía sin despertar simpatía alguna en Occidente, el régimen ya no estaba totalmente aislado.

El Opus Dei tenía cada vez más influencia y, el número dos del régimen, Luis Carrero Blanco, abrió la puerta a una nueva tecnocracia católica. De este modo, se reclutó a un grupo de economistas para desarrollar un plan de apertura y salvar la economía nacional de la quiebra a la que se estaba viendo avocada. La historia, siempre caprichosa, quisó que, de entre los varios autores del plan, el arquitecto principal fuera Joan Sardà Dexeus, un republicano catalán.

La historia, siempre caprichosa, quisó que, de entre los varios autores del plan, el arquitecto principal fuera Joan Sardà Dexeus, un republicano catalán

¿Quién fue Joan Sardà?

La familia Sardà formaba parte de la alta burguesía catalana que vivió con instensidad la Reinaxença, movimeinto catalanista que acabó refugiandose en la Universidad de Barcelona, donde un joven Sardà se matriculó en Derecho como homenaje a su fallecido padre. Sin embargo, desde muy pronto entendió que su auténtica vocación era la economía y, una vez obtuvo la licenciatura, en los años 30, se formó en la London School of Economics y en Múnich. Se especializaría en política macroeconómica, concretamente “en cuestiones monetarias”, detalla Sánchez-Lissen.

Sardà simpatizó con Acció Catalana y los lluhins, la corriente laborista y federalista de Esquerra Republicana. Fue colaborador de la revista Justícia Social, de la Unió Socialista de Catalunya (USC), y del diario L’Opinió. Se volcó de lleno con Catalunya. Fue nombrado, en 1935, vicesecretario de la Asociación de Banqueros de Barcelona, y, poco después, de la Federación de Bancos y Banqueros y de la Junta Local de la Banca, también de Barcelona.

Sardà se volcó de lleno con Catalunya

Cuando estalló la Guerra Civil, como escribió Sánchez-Lissen, Joan Sardà prestó servicios en el bando republicano, participando, incluso, en la batalla de Teruel en 1938. Además, tuvo un importante papel, como asesor de Josep Tarradellas, en la definición de la política económica  de guerra de la Generalitat, los llamados Decrets de S’Agaró.

Con la ayuda de unos familiares fieles al bando ganador, se fue a Burgos, donde un tío suyo era asesor diplomático del gobierno de Franco. Fue depurado sin problemas y, bajo un buen paraguas familiar, inició una carrera docente en la universidad española hasta que aceptó una oferta para trabajar en Caracas. "En 1956 volvería a España, de la mano del que fuera ministro de Comercios, Alberto Ullastres, para entrar en el servicio de estudios del Banco de España”, expone Sanchez-Lissen.

Ya en 1957, el ministro de economía, Mariano Navarro Rubio, lo fichará por su excelente relación con los dos principales organimos reguladores de la economía internacional, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ambos bajo el paraguas norteamericano, y con los que había tenido mucho contacto en Venezuela, donde, como explica Guirao, “llevó a cabo una serie de políticas de reestructuración y estabilización”. De hecho, todo empezó con la ‘Nota dirigida al Ministerio de Hacienda por el director del Servicio de Estudios del Banco de España', que Sardà Dexeus envió, junto al economista Gabriel Ferrás, director del departamento para Europa del FMI, advirtiendo del inminente colapso de la economía española y la necesidad de abrirse al exterior.

Guirao: "Sardà era un liberal que tenía claro que el papel del Estado es establecer las reglas del juego y dejar que el mercado haga su función”

El Plan de Estabilización, que fue una réplica del “modelo que aplicaría Alemania el 1948 y que da lugar al milagro económica alemán”, como declara Sanchez-Lissen, supuso un nuevo paradigma en la economía española. Cuenta Guirao que Sardà era "un liberal que tenía claro que el papel del Estado es establecer las reglas del juego y dejar que el mercado haga su función”. Así, se reescribieron las reglas. La nueva operativa definió la apertura al mercado y las nuevas formas de intervención estatal. La peseta incrementó el tipo de cambio respecto al dólar, subieron los tipos de interés, se congelaron los salarios para reducir la inflación, se fomentó la inversión extranjera, hubo una reforma fiscal que incrementó la recaudación del Estado y redujo el gasto público y se estimuló el turismo.

El proceso fue largo, necesitó de “alrededor de cuatro años de disposiciones legales para completar el decreto ley, que acabaría precipitandose en 1959”, detalla Guirao. El economista Fabià Estapé, amigo personal de Joan Sardà y rector de la Universidad de Barcelona, abrió el camino en 1957 participando en la redacción de la Ley de Reforma Tributaria, una iniciativa con la que Sardà intentó hacer aflorar dinero negro, incrementar la recaudación y frenar el incremento del gasto público.

Sardà Dexeus dejó el servicio de estudios del Banco de España en 1965, después de perder el favor del ministro Navarro Rubio. Se dedicó a la docencia, dirigió la oficina de enlace en España del FMI, y el verano de 1977, después de la celebración de las primeras elecciones democráticas, asesoró al equipo de Enrique Fuentes Quintana en la elaboración de los Pactos de la Moncloa.

Y Franco se salvó

El Plan de Estabilización, o el plan Sardà, evitó el desastre en la economía española pese a que, la enorme oleada migratoria, la congelación de los salarios y la limitación del gasto público empobrecieron, en un primer momento, y “como consecuencia de los ajustes”, a gran parte de la población. El plan, como su nombre indica, buscaba la estabilidad. El crecimiento ya llegaría con las divisas del turismo y los ahorros de los emigrantes como principal carburante de una lenta aunque constante recuperación. La economía española creció una media anual del 7% entre 1960 y 1973, cuando llega la crisis del petróleo y las cosas vuelven a complicarse.

Desde entonces, la política económica española ha seguido una línea muy similar

“Sardà es uno de los grandes economistas del siglo XX en España”, señala Sánchez-Lissen. Ciertament, se dibujó un antes y un después en la historia del país. Sardà creó escuela y marcó a una generación entera de economistas españoles de diferente orientación ideológica. Desde entonces, la política económica española ha seguido una línea muy similar. No ha habido grandes disrupciones. No se ha intentado romper con lo entonces establecido. La política económica espanyola, desde 1959, lleva el sello de Sardà Dexeus.

La historia de Joan Sardà Dexeus es, por lo menos, curiosa. Actor principal en la economía de guerra catalana del 36, en la recuperación de la dictadura franquista y, posteriormente, en los Pactos de la Moncloa. Aún así, siempre en segundo plano, cediendo el protagonismo a los demás. La autarquía pudo haber sumido a España en la miseria, pero Sardà Dexeus y sus protectores ofrecieron al régimen una vía de escape.

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