Barcelona es una ciudad global, abierta, capaz de atraer talento y con una buena calidad de vida y sistema sanitario. Así lo cree la comunidad de expats residentes en la capital catalana según la International Talento Monitor que Barcelona Global ha presentado este jueves de la mano del Banco Sabadell. "Que todo esto no lo digamos nosotros, sino que lo digan los mismos expatriados, es muy importante en la cursa para conseguir obtener la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EME)", ha destacado Matad Hernández, CEO de Barcelona Global.
Esta encuesta, realizada además de 800 profesionales de alta calificación, llega a la tercera edición justamente en un momento importante para decidir donde acabará situándose la Agencia Europea del Medicamento cuando deje Londres. "Hay 900 profesionales altamente calificados en Londres que están inquietos para saber donde irán. La mejor respuesta que los podemos dar es la opinión de los expats que ya trabajan aquí", ha subrayado Matad Hernández.
En este sentido, ha apuntado que "a los trabajadores de la EME los queremos decir que Barcelona es una ciudad muy muy conectada, podrán ir y venir de cualquier lugar en el mismo día". Además, ha añadido, "los decimos que es una ciudad con alta calidad de vida, donde hay una comunidad internacional donde es fácil atraer talento internacional. Esto es relevante por la cabeza de reclutamiento de cualquier gran empresa".
El clima y la atención sanitaria son algunos de los aspectos más muy valorados
Calidad de vida, el punto fuerte
Justamente la calidad de vida es uno de los ámbitos que más valoran los profesionales internacionales que residen en la capital catalana. "Barcelona es una ciudad donde los expats se sienten cómodas", celebra Hernández. Un 47% de estos profesionales tienen entre 35 y 49 años, "gente con la vida organizada que ya está instalada aquí". Además, con un perfil de alta calificación si se tiene en cuenta que el 52% tienen un máster y el 18% son doctores.
"Es importante que ellos ya consideren Barcelona una ciudad global y muy conectada internacionalmente", subraya Hernández. "Ha mejorado la satisfacción a la hora de invertir, empezar un negocio o con las condiciones laborales", añade.
Un 47% de estos profesionales tienen entre 35 y 49 años
El CEO de Barcelona Global también destaca de los resultados del estudio que los expats "están satisfechos con su integración, la ciudad se va abriendo y quieren formar parte de Barcelona, no quieren crear un gueto". El clima, la gastronomía, la oferta deportiva y cultural o la seguridad también son aspectos muy valorados.
La lengua catalana no es un obstáculo
A pesar de que a menudo se quiera plantear la lengua catalana como una rèmora a la hora de captar talento internacional, los resultados del estudio van en dirección contraria. "Un 28,5% creen que el catalán enriquece su experiencia y un 32% que no los afecta en nada", señala Hernández. De hecho, la única pega idiomática que destacan los expats es que el nivel de inglés entre los barceloneses todavía es bajo.
Un 28,5% creen que la lengua catalana enriquece su experiencia y un 32% que no los afecta en nada
Precisamente la educación es una de las cuestiones que más valoran las familias cuando se tienen que instalar en la ciudad. "Tendría que ser una prioridad para atraer talento", dice Hernández sobre un ámbito donde los profesionales internacionales tan sólo están "un poco satisfechos" y dónde desde Barcelona Global observan un evidente "campo de mejora". De hecho, el 46% traen los hijos a escuelas internacionales atendida la preocupación de los padres porque reciban educación en inglés.
La burocracia y la fiscalidad no convencen
Si hay algún aspecto donde los profesionales internacionales siguen insatisfechos en Barcelona es con la burocracia. "No puede ser que los trámites por cualquier licencia sean tan largos, es un elemento claro de mejora", apunta Hernández.
A la vez, los expats también lamentan una "fiscalidad demasiado elevada" y "no son ajenos al aumento del coste de vida", con el evidente ejemplo de la vivienda. "En plena crisis el coste de la vida era una ventaja competitiva que Barcelona va perdiendo", concluye Hernández.