El mejor oficio del mundo. Así es cómo Gabriel García Márquez (popularmente conocido como Gabo o Gabito) titulaba un artículo suyo sobre periodismo publicado en El País el 20 de octubre de 1996. Han pasado más de 25 años y volverlo a leer es una auténtica maravilla para recordar de donde venimos y pensar hacia dónde vamos. Como también vale mucho la pena recuperar otro artículo de Gabo que me envió hace poco una buena amiga de infancia y que se titula El argentino que se hizo querer de todos. Y quien dice el argentino, no diceLeo Messi sino Julio Cortázar. Otra maravilla del 22 de febrero de 1984.
"Hace 50 años no estaban de moda las escuelas de periodismo", empieza el colombiano. El periodismo se aprendía a la redacción y a pie de calle. Un poco como ahora. Debe ser que esto del modelo híbrido de (tele)trabajo ya está inventado desde hace años. El diario se explicaba entonces a través de tres secciones: noticias, crónicas y reportajes y editorial. Un poco como ahora. "Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo -como nosotros mismos lo llamábamos", continúa.
Tal como relata Gabo, con el paso del tiempo llegó la escuela de periodismo y su respectivo y respetado apoyo académico, las ciencias de la comunicación o la comunicación social. "A la mayoría de los graduados no los conmueve el fonamento que la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor", apunta. En la redacción de VIA Empresa que acaba de cumplir nueve años decimos a menudo que estamos plenamente orgullosos de ser los últimos, siempre que seamos o al menos intentemos ser los mejores a la hora de publicar un artículo.
"Creo que es la prisa y la restricción del espacio lo que ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella, pero que es también el que requiere de más tiempo, más investigación, más reflexión, y un dominio certero del arte de escribir. Es en realidad la reconstitución minuciosa y verídica del hecho", apunta Gabo.
Fuentes del periodismo
¡Viva el periodismo a fuego lento, sin prisa pero sin pausa, que quema entre los dedos y la pluma digitalizada!
Larga vida a las conversaciones que paran el reloj y nos recuerdan cómo el famoso río de Heráclito que no una misma situación no se repite nunca dos veces.
Larga vida a la investigación, la reflexión y el análisis que implica a menudo tiempo, sudor y lágrimas, pero que nos ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea.
¡Viva el pensamiento crítico y constructivo, la empatía, la resiliencia, la creatividad, el arte de escuchar y escribir, la curiosidad por la vida y la verdad!
Según Gabo, "el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma -sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente". Alerta con el laberinto de poder que frecuentan algunas fuentes. Las mejores fuentes son a menudo genuinas, nunca interesadas. Las mejores fuentes son las que encuentras y te encuentran, no las que te buscan.
Orwell: "Periodismo es publicar aquello que alguien no quiere que publiques. El resto son relaciones públicas"
"Periodismo es publicar aquello que alguien no quiere que publiques. El resto son relaciones públicas", dicen que dijo otro periodista y reportero como George Orwell que conoció de primera mano la realidad catalana durante la guerra civil española y que dejó escrita la obra Homenaje a a Catalunya para la posteridad.
Del reloj de Cortázar a la grabadora de García Márquez
Si Julio Cortázar (no era periodista, sí escritor) relataba cuáles eran las instrucciones para dar cuerda a un reloj, Gabriel García Márquez tenía muy claro que la grabadora era "gran culpable" del drama del periodismo. "Antes de que ésta se inventara, el oficio se hacía bien con tres recursos de trabajo que en realidad eran uno solo: la libreta de notas, una ética a toda prueba y un par de oídos que los reporteros usábamos todavía para oír lo que nos decían", explica.
Sigue así: "El manejo profesional y ético de la grabadora está por inventar. Alguien tendría que enseñarles a los colegas jóvenes que la casete no es un sustituto de la memoria, sino una evolución de la humilde libreta de apuntes que tan buenos servicios prestó en los orígenes del oficio. La grabadora oye pero no escucha, repite -como un loro digital- pero no piensa, es fiel pero no tiene corazón, y a fin de cuentas su versión literal no será tan confiable como la de quien pone atención a las palabras vivas del interlocutor, las valora con su inteligencia y las califica con su moral".
Y quien dice grabadora, dice también móvil, ordenador o ipad a los que el escritor colombiano seguramente también tildaría de "testigos invaluables".
Llegamos a la traca final de Gabo con "tres pilares maestros": la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certeza que el periodismo tiene que ser investigación por definición y la conciencia que la ética no es una condición ocasional. En tres palabras: vocación, investigación y ética.
"Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no, la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente", concluye. Sublime.
García Márquez: "El periodismo es una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad"
De Gabriel García Márquez se conocen muchas cosas, por no decir prácticamente todo... El premio Nobel de Literatura de 1982, grandes obras cómo El amor en los tiempos del cólera, Relato de un náufrago, Crónica de una muerte anunciada o Cien años de soledad, una "amistad intelectual" con Fiel Castro o el gran legado de la tierra de Macondo impregnada de realismo mágico.
Ahora bien, no todo el mundo sabe que Gabo dejó la carrera de Derecho - él mismo asegura que era "el peor estudiante"- para trabajar como periodista en medios cómo El Universal de Cartagena, El Heraldo de Barranquilla o El Espectador de Bogotá. Pasó de redactor de notas editoriales a reportero. Predicaba y escribía que el periodismo era el mejor oficio del mundo. Incluso, cofundó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y la revista Alternativas con el lema "atreverse a pensar es comenzar a luchar".
Luchamos pensando, pensamos comunicando.
El ya desaparecido periodista José Martí Gómez tituló sus memorias El oficio más bonito del mundo. Mejor y más bonito son dos caras de una misma moneda. De hecho, en 2016, Martí Gómez le explicó a otro periodista Juanjo Caballero que el suyo era el oficio más bonito del mundo porque "si buscas historias, si buscas gente, si sales a la calle, el periodismo te permite vivir tu vida y la vida de los otros".
Martí Gómez: "Si buscas historias, si buscas gente, si sales a la calle, el periodismo te permite vivir tu vida y la vida de los otros"
Cuando te regalan un oficio cómo el periodismo, no te regalan un oficio. Te regalan una filosofía de vida.