Neobancos, la revolución en las finanzas

Hoy en día, la acción de buscar oficinas bancarias de determinadas entidades supone toda una gincana desagradable por las calles de cualquier ciudad

La potencia de los teléfonos móviles actuales favorece la aparición de los neobancos | iStock La potencia de los teléfonos móviles actuales favorece la aparición de los neobancos | iStock

Una de las tendencias que crece más en los últimos años y que tiene relación directa con internet y con la potencia de los teléfonos móviles actuales, es la proliferación de neobancos, es decir, entidades 100% digitales que ofrecen determinados servicios bancarios. Uno de los factores que les ha ido a favor es la dejadez de funciones que los bancos tradicionales han practicado en los últimos años, con un cierre de oficinas masivo y un progresivo desprecio al cliente, tanto en cuanto a servicios como por el cobro, del todo exagerado, de gastos y comisiones. Hoy en día, buscar oficinas bancarias de determinadas entidades supone toda una gincana desagradable por las calles de cualquier ciudad. El desdén que los bancos han demostrado hacia sus clientes genera un terreno adobado para la proliferación y desarrollo de los neobancos. Con posibilidad de ofrecer cuentas corrientes, depósitos y préstamos, cubren la mayoría de necesidades que puede tener un cliente convencional y esto se está notando en sus cifras de crecimiento.

Probablemente, uno de los que más agujero ha hecho dentro del imaginario colectivo en cuanto a estas nuevas entidades es Revolut, que tiene sede en Londres (Reino Unido) y que fue fundado en 2015 por dos emprendedores del este de Europa, el ruso Nikolay Storonsky y el ucraniano Vlad Yatsenko. Ahora mismo ofrecen todo tipo de cuentas a corrientes y de ahorro, préstamos, tarjetas de pago y operativa en mercados (renta variable, materias primeras y criptodivisas). En el año 2022 consiguieron superar los 1.000 millones de dólares en ingresos, con unos treinta millones de clientes y 6.000 trabajadores. Son depositarios de 15.500 millones de dólares de sus clientes. Otro de los neobancos más conocidos es N26, de origen alemán y sede en Berlín.

Uno de los factores que les ha ido a favor es la dejadez de funciones que los bancos tradicionales han practicado en los últimos años

Fue fundado en 2013 por Valentin Stalf y Maximilian Tayenthal, dos amigos íntimos hicieron nacer su proyecto dentro de la incubadora Rocket Internet, puesta en marcha por la familia Samwer. En el mercado español están ofreciendo cuentas corrientes y de ahorro, así como medios de pago. A nivel mundial, han conseguido cuatro millones de clientes y unos ingresos de más de 300 millones de euros. Otro de los grandes es MyInvestor, una fintech española con accionistas muy importantes, nada más y nada menos que El Corte Inglés, la aseguradora AXA y la división española del banco andorrano AndBank. Ofrecen cuentas, depósitos, todo tipo de productos de ahorro y préstamos hipotecarios. Con un perfil diferente a los neobancos que acabamos de ver hay Wise, una entidad enfocada en las transferencias internacionales en diferentes divisas, no en balde, su eslogan es dinero sin fronteras.

Prometen poder hacer transferencias en cuarenta divisas diferentes en 160 países, con un ahorro importante en los costes. Los fundadores (2011) fueron los estonianos Kristo Käärmann y Taavet Hinrikus. Las posibilidades que ofrece ser propietario de un banco sin invertir en estructura física ha empujado a dos empresas sin relación con las finanzas a crear sus propios bancos, es el caso de la compañía de telecomunicaciones Orange y de la automovilística Renault. Los primeros ofrecen servicios financieros a sus clientes de telefonía (que en España también son los de la marca Jazztel), básicamente cuentas corrientes, de ahorro y medios de pago.

No parece existir límite para el crecimiento de este tipo de entidades

En cuanto a Renault -que se promocionan con el curioso eslogan la banca de los nuevos ricos- se centran en cuentas corrientes y depósitos de ahorro. Hay que decir que todas las cuentas corrientes que hemos visto hasta ahora tienen la gran ventaja de no tener gastos y de ofrecer rentabilidad positiva por el dinero allí depositado. No parece existir límite para el crecimiento de este tipo de entidades, sobre todo cuando los bancos tradicionales continúan con su propuesta insólita de maltratar a sus clientes habituales por medio de un servicio cada vez peor.

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