Las notas de final de curso

Al socio cada día se le queda más la cara de cliente, con ganas de no sentirse excluido de la tribu, pero con la sensación de que esto se acaba

    Imagen de Joan Laporta, presidente del FC Barcelona | Cedida
    Imagen de Joan Laporta, presidente del FC Barcelona | Cedida
    Albert Roura | VIA Empresa
    Consultor de comunicación
    Barcelona
    17 de Mayo de 2025

    El fin de semana que viene termina la temporada 24-25 en la primera división del fútbol español. El 30 de junio se cerrará el año fiscal. Es un buen momento para echar un vistazo a la situación del FC Barcelona desde la óptica del gobierno del club, que es de lo que nos ocupamos en esta columna, cada quince días.

     

    Desde el punto de vista deportivo el balance sólo puede ser positivo. Ganar la Liga, la Copa y la Supercopa y competir tan dignamente en la Champions es un éxito indiscutible. Y no nos engañemos, haber ganado con superioridad todos los partidos de la temporada que hemos jugado con el Real Madrid, aporta una satisfacción extra que resulta impagable para los que somos culés. “Sonaron cinco campanadas, allá en la puerta del sol...” ¡Tremendo!

    Más allá de los resultados, esta temporada nos ha permitido descubrir la bendición que supone Hansi Flick para la plantilla del primer equipo y para el club. Como entrenador y líder del grupo, ha aportado sentido común, tranquilidad, confianza y resultados. Poca cosa más se le puede pedir.

     

    En cuanto a la plantilla, hemos podido comprobar que si en el futuro se trabaja pensando en el club más que en los intereses personales a la hora de gestionar las bajas y las altas, se aplica criterio profesional y se trabaja con honestidad, podemos tener equipo para los próximos 10 años y es factible soñar con todos los títulos posibles. No tener ni un euro en la caja para malgastar en muchos fichajes que solo hacen falta a los representantes y a los que se benefician, ha permitido brotar el talento de casa. En época de vacas flacas y de ahogo económico, la Masia ha vuelto a ser la solución del Barça.

    Para un aficionado del Barça que no sea socio del club, con este análisis ya se ha acabado la historia porque no le interesa ni tiene ninguna responsabilidad de nada más. ¡A celebrarlo fuerte y la temporada que viene a volver! Pero, ¿y un socio del Barça? ¿Debería tener interés por algo más? Contesten ustedes mismos, pero ya les adelanto que el aspecto económico y social del club presentan muchas más nubes a la vista.

    Incógnitas

    Recordemos que el ejercicio económico pasado, el de la temporada 2023-24, se cerró con pérdidas de 91 millones de euros. Cuando solo falta un mes y medio para terminar el ejercicio actual, nada hace pensar que se haya resuelto el agujero negro que representa Barça Vision para las cuentas del club y que explicaban de manera contundente los auditores de Grant Thornton en su informe firmado el 30 de septiembre de 2024. Aconsejaban aprovisionar 141 millones de euros a causa de los impagos de Libero Football Finance AG, entre otros. Esto significó que el ejercicio se cerrara con estos 91 millones de euros de pérdidas.

    En realidad, los auditores querían subir aún más el volumen del desastre porque consideraban que el valor de Barça Vision no es ni mucho menos de 208 millones de euros, como la junta de Joan Laporta se empeña en decir que vale, pero aquí lo dejaron. Las discrepancias motivaron que Laporta despidiera a Grant Thornton como auditor del club por haberle llevado la contraria.

    Aunque se está renegociando, el Barça debe devolver 817 millones a Goldman Sachs antes de 2028; el pasivo total del club asciende a unos 2.700 millones de euros

    Veremos qué opina ahora del tema la actual empresa auditora del Barça, que se llama Crowe, y con quien Laporta ya se ha peleado también porque los nuevos supervisores mantienen que no se pueden computar de golpe los 100 millones que se deben ingresar por la venta de los asientos VIP del nuevo Camp Nou que se hicieron a finales de 2024 a Forta Advisors y New Era Visionary Group. Los argumentos de Crowe para mantener su opinión son que, de momento, solo se han ingresado 58 de los 100 millones comprometidos; segundo, porque el servicio aún no se está dando por mucho que se plante el césped en el Camp Nou para hacer ver que ya está todo a punto, y tercero, porque los ingresos deben prorratearse durante los años de vigencia del contrato.

    Es de traca la información que publicaba al respecto, este jueves, El Mundo Deportivo. Fernando Polo hacía saber que a Ruslan Birladeanu, el empresario moldavo, propietario de New Era Visionary Group le va tan bien la venta de asientos VIP del nuevo Camp Nou que quiere pagar de inmediato los 42 millones de euros pendientes, aunque el contrato no le obligaba a hacerlo hasta el próximo septiembre, una parte, y el 20. Ésta es una primera pista de qué formas y con qué estilo se está preparando Joan Laporta para cerrar los números este próximo 30 de junio. No se puede negar que el actual presidente del Barça nos tiene siempre preparadas unas situaciones divertidas, que si no tuvieran la importancia que tienen nos permitirían reírnos.

    Sea como sea, las cuentas cerradas de este ejercicio, una vez vendidos por años y años muchos de los activos del club, deberán analizarse con mucha atención. La deuda con Goldman Sachs (y toda la pandilla de acreedores) sigue planeando sobre la entidad como un buitre antes de devorar la presa. Aunque se está renegociando, el Barça debe devolver 817 millones a Goldman Sachs antes de 2028. El pasivo total del club asciende a unos 2.700 millones de euros. Quizás Darren Dein tiene previsto devolver al Club las copiosas comisiones que Laporta decidió otorgarle por, según él, haber sido decisivo a la hora de cerrar los contratos de patrocinio con Spotify y con Nike, y así ayudarle a salir del pozo. Veremos.

    ¿El socio es propietario?

    Con todo este contexto vuelve a surgir la pregunta clave: ¿el socio sigue siendo propietario del club? Durante esta temporada 2024-25, el compromisario ha tenido que volver a seguir telemáticamente las asambleas de la entidad porque así lo ha decidido Laporta, a pesar de que se había comprometido a volverlas a hacer presenciales una vez superada, sobradamente, la pandemia.

    El presidente del FC Barcelona, ​​Joan Laporta, entra en el coche después de declarar en la Ciudad de la Justicia, a 20 de enero de 2025 | EP
    El presidente del FC Barcelona, ​​Joan Laporta, entra en el coche después de declarar en la Ciudad de la Justicia, el 20 de enero de 2025 | EP

    Durante los últimos 12 meses, ningún socio ha recibido una explicación de por qué unos proveedores del club transfirieron el coste del aval que permitió ser presidente del Barça a Joan Laporta, en la última revuelta. Tampoco nadie ha explicado qué pasó para que un banco de Chipre devolviera un millón de euros al Barça después de que el Club enviara esta cantidad al banco chipriota para que los fuera a cobrar alguien en nombre del intermediario Pinhas Zahavi. Ni ninguna explicación ni ninguna denuncia. Nadie ha explicado, tampoco, cómo se ha adjudicado la infraestructura de red 5G SA, que desplegará Orange para el nuevo Camp Nou, ni qué hace Aramark, una empresa de restauración, en la propiedad de Barça Studios...

    Tampoco nadie encuentra extraño que a un socio se le quieran cobrar entre 745 y 1250 euros por una entrada que le permitiera ver el último Barça-Madrid en Montjuïc. Ni que, en la mayoría de partidos que el Barça juega en casa se sienta más a la afición rival que a la local porque se ha decidido desmontar la Grada d'Animació, sin muchos argumentos claros ni ninguna alternativa que solucione el caso, al menos teóricamente, hasta que se vuelva al Camp Nou, como mínimo.

    Nadie encuentra extraño que a un socio se le quieran cobrar entre 745 y 1250 euros por una entrada que le permitiera ver el último Barça-Madrid en Montjuïc

    Tampoco nadie pide respuesta a la pregunta de si en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona, del verano de 2026, si no se adelantan, deberá constituirse algún aval y de qué importe para poder presentarse, ahora que la ley permite prescindir de él si el club lo decide.

    Al socio cada día se le queda más la cara de cliente, con ganas de no sentirse excluido de la tribu, pero con la sensación de que esto se acaba, tal como él y sus antepasados lo han vivido. Por eso algún día nos preguntaremos y reflexionaremos, en uno de los artículos, sobre aquello de “¿cuándo nos diremos la verdad?”.

    Nos encontramos el 31 de mayo si ustedes lo desean.