Las patatas chips de proximidad sonidón de marcas de empresas familiares | iStock
Las patatas chips de proximidad sonidón de marcas de empresas familiares | iStock

Patatas chips: las marcas para hacer 'pop' sin 'stop' de proximidad

Pocas patatas de bolsa son de proximidad pero las marcas Frit Ravich, Torres, Coromines, Piqué, Grefusa y Vicente sí que lo son

Sabemos que la mayor parte de las patatas que encontramos en las tiendas catalanas tienen su origen en Francia. Se pueden encontrar de autóctonas, está claro, no va hay una producción importante en Lleida de la variedad Kennebec, y de la Red Pontiac en todo el territorio. Pero la patata también nos la comemos en forma de chips, de las que encontramos en bolsa al supermercado, un producto altamente adictivo. Y es que ya lo decía el anuncio de Pringles... "cuando haces pop, ya no hay stop".

Si queremos hacer la versión nostrada del eslogan, vale más dejar de lado estas patatas norteamericanas y propiedad de Kellogg's desde el 2012. Un alimento que, por cierto, entre las harinas, almidones y aceite que lleva, la presencia de patata es muy poca. En el territorio hay marcas bien conocidas que nos permiten llenar la despensa de chips de proximidad. Justo es decir que ninguno de ellas certifica al 100% el km 0 de la materia primera, pero metiéndolas en el cesto de la compra en vez de Matutano, Lay's y otras marcas internacionales, ponemos un granito de arena a consumir producto procesado de casa.

Negocios con una historia familiar

La característica común entre las compañías del territorio que atascan patatas fritas es que la mayoría son de propiedad familiar.

Un ejemplo claro es el de Frit Ravich, empresa ubicada en Maçanet de la Selva y liderada por Judith Viader, segunda generación. Su presencia es masiva a supermercados y tiendas de alimentación, como también a la restauración, y tanto en cuanto a las patatas como otros aperitivos como podrían ser los frutos secos. A pesar de que la patata casera es el producto estrella, junto con el industrial, distribuye cerca de 65 toneladas anuales. En cambio, supera las 225 toneladas en el caso de los frutos secos. Un negocio que los permitió cerrar el 2017 con 223 millones de euros de facturación y que lo ha situado como uno de los líderes al mercado español.

Entre los clásicos hay Torres, nacida el 1969 en una xurreria en Premià de Mar, y que ya suma la segunda generación al equipo; y Alfonso Torres, creada al mismo municipio del Maresme el 1975. Ambas marcas se encuentran en las grandes superficies fácilmente. Quizás con menos presencia que Frit Ravich, pero porque el número de referencias que distribuyen es más reducido y se han especializado en las chips.

Frit Ravich, Torres y Alfonso Torres son tres marcas con fuerte presencia a las grandes superficies y con una historia familiar al última

Otras menos conocidas son Patatas Coromines o Patatas Piqué. Las primeras han conseguido elaborar un producto artesano de xurreria surgido también de un negocio familiar, pero han explotado la producción y se han atrevido con la venta online para salir de su territorio natural: Badalona. Las segundas, en cambio, han apostado por el arraigo.

La familia Piqué produce y vende sus patatas fritas en Vilanova i la Geltrú y son muy conocidas al municipio. Además, tienen conciencia por la materia primera local y sólo utilizan de labradores del entorno. Por eso tienen que variar el tipo de patata utilizada según la época del año.

Matutano nació en Barcelona, pero Luis Matutano vendió el 100% del negocio a Pepsico

En la lista de grandes de la elaboración de patatas fritas con origen catalán hay que mencionar Matutano, a pesar de que con matices. Fue fundada el 1965 en Barcelona por Luis Matutano Jover, que ya tenía experiencia en la comercialización de patatas por el negocio de su familia. Empezó en la calle Caspe de Barcelona y ahora cuenta con otra fábrica de producción en Burgos. Ahora bien, desde el 1971 se encuentra en manso de la multinacional Frito Lay, de Pepsico, precisamente quién lideró su expansión.

Chips vecinas

Saliendo un poco del territorio, pero sin ir demasiado lejos, podemos encontrar dos de los grandes como Grefusa y Vicente Vidal al País Valenciano. Las dos marcas compiten directamente con la catalana Frit Ravich a los lineales de los supermercados, especialmente Grefusa, que comercializa tanto chips como aperitivos diversos. De hecho, esta marca nacida en Alzira (Valencia), cerró el ejercicio del 2017 con 102,6 millones de euros.

Vicente Vidal y Grefusa, dos marcas consolidadas, tienen su origen en Valencia

Vicente Vidal tiene su origen en Benifaió (Valencia), a pesar de que se encuentra en manso de Grupo Apex , navarro, que integra otras marcas como Aspitos. Y es precisamente este conglomerado empresarial quién elabora algunas de las patatas de marca blanca para Carrefour y Mercadona.

Un mercado que no frena

Las patatas fritas son el producto estrella dentro del segmento de los snacks. Representan el 56,3% de la facturación y el 57% en volumen de ventas dentro de este segmento de mercado: 344,62 millones de euros y 53.959 toneladas al Estado español durante el 2017, según el último estudio de Kantar Worldpanel. Y si queremos hilar más delgado, vemos que la patata lisa (62% de las ventas) gana la partida a la ondulada (23%).

A pesar de que pueda parecer el contrario, el mercado de los snacks no frena su crecimiento. No lo hizo durante los años de crisis y tampoco ahora. De hecho, durante la recesión, creció en torno el 3% anual. El que sí que se notó fue un cambio en el lugar de consumo, con una ligera caída de la compra de patatas fritas y otros aperitivos a la restauración.

Los aperitivos sobrevivieron la crisis con un crecimiento anual del 3%

Según apuntan los datos de Kantar Worldpanel, el 2017 el 92% de las ventas de estos productos se registra a los supermercados. También ganan la partida cuando se trata de comprar para comer en el momento. El 48% de los clientes que han adquirido algo para abrirla a la cabeza de pocos minutos lo han hecho en una gran superficie y el canal horeca sólo suma el 19%.

El principal motivo es el precio. Si una bolsa de patatas oscila entre los 0,50 céntimos y los 3 euros en una tienda según la medida y la marca, en un bar o restaurando el precio se puede duplicar. Esto si, consumir afuera está relacionado con el ocio, por el que no siempre es el bolsillo quien manda.

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