Nos preparan para la guerra

Europa ha incrementado el gasto militar un 13%, el porcentaje más grande en 30 años

 El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel | ACN
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acompañado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel | ACN
excorresponsal en Washington y Moscú
08 de Mayo de 2024
Act. 08 de Mayo de 2024

"La gente no quiere la guerra y para que lo acepte se la tiene que engañar y manipular". Esta es una de las frases atribuida a Julian Assange, el fundador de Wikileaks, el periodista perseguido por Estados Unidos por publicar informaciones que la ciudadanía tiene derecho a saber para que no lo engañen.

 

Ahora los actuales líderes europeos nos dicen que tenemos que invertir más en defensa y alertan de una posible nueva guerra en el continente bajo la amenaza de Rusia. Cuesta creer que Rusia se atreva a enfrentarse a todos los países de la OTAN cuando en dos años de guerra con Ucrania, no ha conseguido llegar ni a la capital, Kiev.

 

De todas maneras, los dirigentes de la Unión Europea y de la OTAN acompañan sus declaraciones con hechos porque las cifras indican que Europa se militariza cómo nunca. Según datos del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), desde la invasión rusa de Ucrania, Europa incrementa anualmente el gasto militar en un 13 %, el porcentaje más grande en 30 años y con una cifra total de 345 mil millones de dólares, una cifra inédita desde la época de la guerra fría.

Las cifras indican que Europa se militariza como nunca

La presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen quiere repetir mandato después de las elecciones europeas del 9 de junio y ha iniciado su campaña anunciando una nueva Estrategia Industrial de Defensa de la UE. El plan incluye un "Programa Europeo de Industria de Defensa", EDIP, que contaría de entrada con de 1.500 millones de euros. Además, por primera vez, involucran a la industria y los mandos militares en la toma de decisiones políticas.

Todo esto rompe con un pasado europeo en el que los objetivos eran la paz y la inversión de una gran parte del PIB en proyectos civiles en beneficio de la cultura y el desarrollo de la población. Los Estados Unidos ven que dan fruto sus fuertes e históricas presiones para que Europa gaste más en defensa. Si Donald Trump gana las elecciones presidenciales, continuará insistiendo como ha dejado muy claro durante su campaña.

Vemos que la política belicista y antirusa se ha instalado entre los dirigentes de la Unión Europea. Ahora se presiona a los países para que aumenten el presupuesto de Defensa y se aprueban nuevos mecanismos para que el dinero de la Unión llegue fácilmente a los fabricantes de armas. Estos son los verdaderos beneficiarios de los conflictos armados que sufrimos hoy y los que sufriremos porque toda esta política de seguridad de la UE allana el camino para más guerras.

Desde la invasión de Ucrania el valor en bolsa de las empresas armamentistas se ha disparado

Desde la invasión de Ucrania el valor en bolsa de las empresas armamentistas se ha disparado. Las acciones de la alemana Rheinmetal, que fabrica municiones, han subido un 430% y un 89% las de la multinacional francesa Thales, el líder tecnológico europeo tanto en defensa como en seguridad digital. El presidente de la división española de Thales, Jesus Sánchez Bargos, dice que cerraron el 2023 con pedidos por valor de 300 millones de euros. Consideran el negocio de la defensa lo más lavable que hay.

El eurodiputado de Podemos Miguel Urban considera que "las élites europeas nos preparan para la guerra" y "buscan abonar el terreno por cuando llegue este momento". Lo hacen acompañados de los medios de comunicación que multiplican los mensajes belicistas sin cuestionarlos. Olvidan que están al servicio de la ciudadanía y a la ciudadanía no le interesa nada la guerra, como vemos en el destrozo humano y material provocado en Ucrania y Gaza, sin resultados claros. Habría que incluir la perspectiva de paz en las informaciones.

¿Cómo han llegado hasta aquí unos países que durante más de treinta años han cultivado la paz y las relaciones con Rusia como estrategia para evitar conflictos? ¿Quién y qué ha llevado a nuestro continente a esta situación tan peligrosa? ¿Por qué nuestros dirigentes no han optado por el diálogo y la negociación antes y durante la invasión de Ucrania? ¿Por qué han dejado que las relaciones con la potencia nuclear que es Rusia se deterioren constantemente?

El president rus, Vladimir Putin, amb les tropes | EP
El presidente ruso, Vladimir Putin, con las tropas | EP

La Unión Europea ha subordinado los intereses de su ciudadanía a las exigencias de la política exterior de los Estados Unidos. Las élites que dirigen la Unión Europea, neoliberales aliados con socialdemócratas, han asumido la política belicista y anti-rusa de los halcones ultraconservadores y neoliberales norteamericanos. Estos controlan desde hace tiempo la política exterior y de defensa de los Estados Unidos, tanto en gobiernos demócratas como republicanos, y ya hemos visto cómo defienden la intervención militar para extender sus mercados.

Los halcones norteamericanos que han convencido a los dirigentes de la Unión Europea a seguirlos, son partidarios de la guerra infinita y la intervención por todas partes para mantener los Estados Unidos como primera y única potencia mundial.

No permitirán que Rusia y, sobre todo, China amenacen su hegemonía. Estos movimientos belicistas e intervencionistas reciben una generosa financiación de las grandes empresas de armamento norteamericanas, las mismas que suministran -no lo olvidemos- más de la mitad de las armas que compran los países europeos.

Ante la invasión rusa de Ucrania, Europa se apuntó a la política de sanciones económicas contra Rusia, diseñada por Washington. El objetivo era aislar Rusia, debilitar su economía y como consecuencia provocar un golpe de estado en contra del presidente ruso, Vladimir Putin. De este modo, se suponía que los rusos se hundirían, perderían la guerra de Ucrania y este país, y Rusia quedaría bajo influencia norteamericana.

Dos años después, estos objetivos han fracasado y el mundo es un lugar más inseguro. Rusia no pierde la guerra de Ucrania, a pesar de los miles de millones que han invertido Europa y los Estados Unidos. Los únicos que se han aislado de Rusia son americanos y europeos porque Moscú ha incrementado sus lazos con el resto del mundo: China, India, países africanos y sudamericanos. Tampoco se ha hundido la economía rusa, como demuestran las últimas estimaciones de un organismo tan poco sospechoso como el Fondo Monetario Internacional.

Rusia no pierde la guerra de Ucrania, a pesar de los miles de millones que han invertido Europa y los Estados Unidos

Según el FMI, en el 2024 la Eurozona crecerá un 0,9% mientras que el crecimiento ruso se estima en un 2,6%; es decir que Rusia tendrá un crecimiento económico tres veces superior al de los países europeos que le han impuesto los castigos. Las estimaciones del FMI recuerdan que la política europea de sanciones contra Rusia se han vuelto en contra de la economía y el bienestar europeos.

Ucrania, el granero de Europa, está medio destrozada. La rotura de los numerosos lazos comerciales y económicos que había con Rusia han perjudicado la economía y la industria europeas, provocando inconvenientes gravísimos tanto a las grandes y pequeñas empresas como a la ciudadana corriente. Alemania, el motor económico de Europa, está a un paso de la recesión. Solo recordemos que para los europeos era mucho más barato importar gas ruso que hacerlo ahora de Estados Unidos.

Ucraïna Help
Manifestantes pidiendo ayuda a Ucrania

Ha quedado claro que los catorce paquetes de sanciones aprobados por la UE solo son una excusa para no negociar con Rusia. Los dirigentes europeos han ignorado todas las propuestas de paz que han surgido para poner fin al conflicto ucraniano y han elegido una guerra, hasta ahora inútil, para resolver el problema de Ucrania, que se ha gestado durante años y que ha llevado a la horrorosa y condenable invasión actual.

Rusia ha considerado siempre Ucrania dentro de su zona de influencia y no quería tropas de la OTAN con armas que pudieran llegar a Moscú en cuestión de minutos. Los Estados Unidos, que tampoco querrían este tipo de armas cerca de casa, lo sabían pero presionaron por poner a Ucrania dentro de la OTAN. No les importó nada cómo reaccionaría Rusia ni cómo se perjudicaría a Europa.

Después de dos años de una guerra tan cruenta y destructiva, ya se puede ver que Ucrania no echará de su territorio a los rusos, si no es con el apoyo sobre el terreno de tropas de la OTAN. Las consecuencias de este paso que se ha atrevido a insinuar el francés Macron, podrían ser catastróficas para el futuro de la humanidad, dado que Rusia continúa siendo una potencia nuclear.

Tal como está la situación en el campo de batalla y el peligro nuclear que nos amenaza, lo más sensato que pueden hacer los dirigentes europeos es ayudar a Ucrania a negociar un acuerdo de paz con los rusos, que tarde o temprano será inevitable. Cuanto antes se haga, más muertos y más sufrimientos nos ahorraremos. ¿O quizás es que los compromisos ya tomados con las empresas armamentistas les impiden comprometerse con la paz?

El 9 de junio iremos a votar para escoger nuestra nueva representación en la Unión Europea. Cuando lo hagamos, tendríamos que valorar si a la ciudadanía nos interesan las políticas belicistas que se han hecho desde Europa estos últimos años. O si, por el contrario, sería mejor elegir partidos que afronten los verdaderos problemas que yiene Europa: el cambio climático, la inmigración, la desigualdad social, o la pérdida de libertades