La manera que tenemos de celebrar la Diada de Sant Jordi es una muestra más que Catalunya tiene una identidad, una cultura y una manera de hacer propias que la diferencian de otros territorios del mundo. Sin ningún tipo de duda, nuestra manera de celebrar este día tan especial no ha pasado desapercibida más allá de nuestras fronteras. En Inglaterra, por ejemplo, donde también tienen Sant Jordi como su patrón nacional, pero dónde todavía parece que no han conseguido encontrar una manera tan popular de celebrarlo, nos miran con envidia sana. Otro ejemplo es el hecho que el 15 de noviembre de 1995, en una conferencia general que tuvo lugar en París, la fiesta del 23 de abril dedicada a la literatura ha sido declarada por la UNESCO Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor. Sin duda esto no habría pasado sin esta tradición tan nuestra.
Pero Catalunya tiene muchos más activos para ser percibida internacionalmente y, por lo tanto, tiene sentido que se posicione con un branding propio para destacar sus singularidades y atraer la atención de los potenciales visitantes, inversores y consumidores. Un buen branding ayudaría a crear una imagen diferenciada y atractiva de Catalunya, que la posicionaría como destino turístico, cultural y empresarial todavía más y a la vez ayudaría a potenciar su economía y a crear oportunidades para sus empresas y ciudadanos.
En el distrito financiero de la City de Londres es habitual encontrarse con algunos tópicos sobre el branding del resto de países. Para muchos ingleses, Alemania quiere decir coches, Francia básicamente la ven como una tierra de buenos vinos y quesos, España continúa simbolizando sol y sangría , Suiza es vista como dinero y montañas y los Estados Unidos y los países escandinavos son sinónimo de trabajo bien hecho.
Nuestra manera de celebrar este día tan especial no ha pasado desapercibida más allá de nuestras fronteras
Ante estas percepciones, Catalunya tiene una oportunidad de crear un perfil propio. Las empresas catalanas ofrecen calidad en un número muy amplio de ámbitos, como por ejemplo el sector químico, el de la alimentación y las bebidas, el de los vehículos, el de los productos farmacéuticos, el de la metalurgia y productos metálicos y el de la maquinaria. De hecho, las exportaciones catalanas de nivel tecnológico alto lograron, en 2022, una cifra récord que no ha dejado de crecer durante los últimos siete años.
Utilizar la marca Made in Catalonia o Product of Catalonia en nuestras exportaciones internacionalesconseguirían, con su calidad, un reconocimiento creciente por parte de los consumidores de terceros países. Esto permitiría aumentar la capacidad de la empresa para exportar sus productos a escala internacional. Y fijaos que hablo de las exportaciones internacionales, no de las destinadas al mercado estatal que, por razones obvias, pero no lógicas, podrían ser contraproducentes.
Miramos algunos datos relevantes. Según el Idescat, en 2002, Catalunya exportó por un valor de 37.000 millones de euros. Veinte años después, en 2022, las exportaciones catalanas ya han logrado un valor de 95.000 millones de euros. Esto representa un incremento de más del 150% en veinte años, o un crecimiento medio de cerca del 8% por año. Y recordamos que hemos sufrido la crisis financiera más grande de nuestra generación, una pandemia mundial, el Brexit de un mercado capital para Catalunya y un conflicto bélico con repercusiones importantes, sobre todo en cuanto a los precios de la energía.
Aun así, solo en el último año, las exportaciones catalanas se han incrementado un 17,9%. Se trata de un ritmo creciente que ha sido superior al de países como Alemania (14,1%). En comparación con el resto del Estado, tal como explica el Análisis de las exportaciones catalanas 2022 de ACCIÓ, publicado este mes de abril, Catalunya lidera las exportaciones en el Estado, con el 24,4% del total, mucho por encima de Madrid (15,2%) o de Andalucía (11%), en segundo y tercer lugar, respectivamente.
Podemos decir con certeza que Catalunya tiene una economía altamente competitiva
Además, Catalunya exporta en cantidades muy relevantes en países muy exigentes como Alemania, Francia, el Reino Unido o los Estados Unidos. Si tenemos presente que la actividad exportadora catalana es equivalente al 35% del PIB total de Catalunya, creo que podemos decir con certeza que Catalunya tiene una economía altamente competitiva - sobre todo si la comparamos con la española, donde las exportaciones equivalen al 27,5% del PIB (incluyendo Catalunya).
Publicaciones extranjeras, como por ejemplo el medio americano SevenFifty Daily, esta misma semana, no han tenido ningún tipo de problema a la hora de destacar la procedencia catalana de productos de calidad. Fijémonos que otros países sin estado propio han conseguido un branding muy potente. Por ejemplo, en el Reino Unido, Escocia es un ejemplo muy interesante. Poca gente se atrevería a comprar un whisky británico. De hecho, ni los mismos ingleses lo harían. El mundo está encantado de disfrutar de un buen whisky escocés.
Según el estudio Anholt-Ipsos Nation Brands Index 2022, Escocia tiene el decimoquinto branding nacional más reconocido internacionalmente. Aun así, Catalunya, que tiene una economía más potente que la escocesa, no dispone de branding propio. En caso de tener, en pocos años podríamos consolidar una posición incluso mejor que la escocesa.
Pensemos por un momento que pasaría si todas las universidades públicas catalanas se proyectaran bajo la marca Universitat de Catalunya
Recuerdo una vez que el dirigente de una empresa catalana, con un nombre muy catalán, pero que en inglés suena muy alemán, me comentó que sospechaban que el negocio les iba tan bien, en parte, porque eran percibidos como una empresa de Alemania, país que encabeza los rankings de branding nacionales. Esta anécdota demuestra como es de importante tener un buen branding propio.
Esta es una cuestión que afecta mayoritariamente al sector privado, pero no exclusivamente. El sector público también tendría que jugar su parte. Por ejemplo, Catalunya tiene las universidades más bien posicionadas del Estado en los rankings internacionales. Tenemos tres universidades entre las 200 primeras del mundo. Pero pensemos por un momento que pasaría si todas las universidades públicas catalanas se proyectaran bajo la marca Universitat de Catalunya. Conservarían su personalidad como colleges de esta universidad paraguas, pero, al mismo tiempo, estarían mejor reconocidas. No inventamos nada nuevo. Las universidades de Cambridge, Oxford y Londres ya hace tiempo que lo hacen. No hay que decir que el modelo funciona. Las dos primeras están entre las cinco mejores del mundo y la tercera también se encuentra en una posición privilegiada.
Así pues, está en nuestras manos decidir si queremos ayudarnos en este mundo tan competitivo, trabajando en equipo, por el bien de todos, aprovechando la marca Catalunya, que nos ofrece una oportunidad de visibilidad y prestigio como pocos países pueden ofrecer.