
El sector de la fruta de Catalunya no prevé que el acuerdo comercial del Mercosur tenga una afectación inmediata sobre su negocio, pero lamenta que no incluya las llamadas cláusulas espejo para equiparar los modelos de producción. El director general de Afrucat, Manel Simon, explica a la ACN que esto podría condicionar los flujos comerciales a medio plazo porque, mientras en Europa hay restricciones en el uso de moléculas activas o fitosanitarios, en los otros países utilizan sustancias o plaguicidas "prohibidos en Europa" y que "reducen mucho su coste de producción". El presidente de Asaja Catalunya, Pere Roqué, mantiene su 'no' rotundo al acuerdo y avanza que instarán a los grupos políticos a votar en contra en el Parlamento Europeo.
Al día siguiente de que la Comisión Europea presentara formalmente el acuerdo que debe permitir crear la zona de libre comercio más grande del mundo, incluyendo la Unión Europea, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, el sector agrícola lamenta que el pacto no mantenga un equilibrio en materia de seguridad alimentaria, preservación del medio ambiente o condiciones laborales entre los diferentes actores.
Según Afrucat el punto débil del acuerdo es que no se haya puesto sobre la mesa ni negociado el establecimiento de las cláusulas espejo que deberían equiparar los sistemas de producción entre las dos regiones
Así, según Afrucat el punto débil del acuerdo es que no se haya puesto sobre la mesa ni negociado el establecimiento de las cláusulas espejo que deberían equiparar los sistemas de producción entre las dos regiones. A pesar de todo, la patronal catalana de la fruta no teme una "afectación directa" del acuerdo a corto plazo porque incluye dos zonas en contrastación, es decir, que mientras Catalunya concentra la producción en verano, los países sudamericanos cosechan en invierno.
Por su parte, la organización agraria Asaja lamenta que el acuerdo no haya tenido en cuenta "ninguna de las medidas que planteó el sector" y que se basaban en la petición de que "no entrara ni un kilo de carne, de fruta o de verduras sin disponer de cláusulas espejo certificadas", explica a la ACN el presidente de la organización en Catalunya, Pere Roqué.
Según Asaja, el acuerdo no beneficia a ningún sector agrícola, tampoco al del vino o al del aceite, porque "las exportaciones que estamos haciendo nosotros en estos países no tienen nada que ver con lo que ellos exportarán", avisa Roqué. Según el presidente de la organización, habría que exigir a los países sudamericanos que equiparen las condiciones salariales y que "paguen los más de 14 euros la hora que abonamos nosotros aquí entre Seguridad Social y salarios".
La ganadería y los cereales
Además, Roqué teme que estos países puedan importar carne adulterada con "hormonas que aquí hace más de 30 años que están prohibidas", como el clembuterol, y hagan una "competencia desleal" al sector ganadero. Igualmente, avisa el presidente de Asaja, esto podría pasar también con la importación de cereal, cebada o maíz, porque allí, afirma, se permite el uso de "productos fitosanitarios que en Europa están prohibidos".
Roqué teme que estos países puedan importar carne adulterada con "hormonas que aquí hace más de 30 años que están prohibidas"
Según Roqué, el acuerdo responde a un movimiento de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para "sacar de la crisis al sector de la automoción en Alemania y poder presentarse después a las próximas elecciones legislativas". "Lo que no se puede pretender es cambiar vehículos alemanes por producción agroalimentaria catalana", asevera Roqué.
Ahora el pacto se tendrá que votar en la Eurocámara y en el Consejo de la Unión Europea, donde se sientan los 27. Por eso, la organización agraria ya se ha empezado a mover en Bruselas para tratar de bloquear el acuerdo y avanza que hablará "con todos los grupos parlamentarios que tienen representación en Catalunya y en el Estado español para que voten en contra de este acuerdo".
Manzanas catalanas en México
En paralelo, la Comisión también ha propuesto renovar el acuerdo comercial con México que se firmó inicialmente en 2000 y que podría favorecer la apertura de las exportaciones de manzana catalana hacia este país. Según recuerda el director general de Afrucat, Manel Simon, ahora sería un buen momento para poder arañar mercado a Estados Unidos, un país que vende en México hasta 400 millones de kilos de manzana cada año.
"Con la política del presidente Trump y las malas relaciones con sus vecinos, esto abre oportunidades. Esta ventana facilitaría el posicionamiento de nuestras manzanas en México, ya que serían más competitivas que las de Estados Unidos", concluye Simon.