Micromovilidad y 'sharing': ¿a qué velocidad está evolucionando la movilidad sostenible en Cataluña?

Catalunya dispone de una amplia flota de vehículos de movilidad compartida, pero, ¿por qué los coches aún no han llegado?

Se espera que el mercado de la movilidad compartida alcance una facturación de 323 millones de euros en 2025 | Cedida Se espera que el mercado de la movilidad compartida alcance una facturación de 323 millones de euros en 2025 | Cedida

Hay quien dice que compartir es vivir. Sin embargo, en Barcelona, compartir se ha convertido en una necesidad. Y no sólo en la capital catalana. Todas las grandes ciudades, conscientes de la emergencia climática actual, están evolucionando hacia un modelo sostenible, hacia las ciudades inteligentes. Y un componente que juega un papel clave en esta ecuación es la movilidad, que necesita adaptarse a las circunstancias actuales sin dejar de cubrir las necesidades de la población. En este contexto, surge la movilidad compartida, un mercado el cual, a escala mundial, se espera que alcance una facturación de 323 millones de euros en 2025, según un estudio de ACCIÓ.

“La movilidad compartida permite cubrir necesidades puntuales de los usuarios con un vehículo que no es de su propiedad y equilibrar de forma muy atractiva sus necesidades” explica a VIA Empresa Cristian Bardají, director del Área de Movilidad del RACC, quien añade que, con esta disponibilidad de vehículos de uso público, "no necesitas comprarte una moto o una bicicleta porque este servicio te permite cubrir un trayecto con un vehículo de última generación".

Micromovilidad y movilidad compartida

En Catalunya. la movilidad compartida se limita a los vehiculos de micromovilidad, es decir, a los vehículos ligeros y sostenibles. Por lo tanto, las empresas catalanas, en relación con el sharing, desarrollan bicicletas (50%), motocicletas eléctricas (50%), patinetes elétricos (38%) y bicicletas tradicionales (19%). Teniendo en cuenta que una empresa puede operar o fabricar más de una modalidad de vehículo, los porcentajes suman más del 100%. Y, en un escenario donde los vehículos eléctricos se han apoderado de esta industria, constituida por 119 empresas que dan trabajo a 1.313 personas y que factura 255 millones de euros, podemos encontrar compañías como Bicing, Reby, Ufoscooters o Cooltra.

La industria de la micromovilidad está constituida por 119 empresas que dan trabajo a 1.313 personas y factura 255 millones de euros

Esta última es un buen ejemplo, al disponer de una flota de vehículos que con más de 20.000 motos y bicicletas eléctricas se ha convertido en la más grande de Europa. La compañía, que recientemente ha llegado a Sevilla y a Turín, tiene origen en 2006 cuando Timo Buetefisch, CEO de Cooltra, no encontró ninguna opción para alquilar una moto después de dejar la suya en el taller, y decidió abrir una pequeña tienda situada junto a la Sagrada Família. Desde entonces, la compañía ha evolucionado durante 17 años y en la actualidad ofrece también soluciones para empresas, alquileres y rentings por minuto, días, meses y años. 

Una dona conduint una de les motos de Cooltra | Cedida
Una mujer conduciendo una de las motos de Cooltra | Cedida

"Las ciudades son nuestras aliadas, las ciudades del futuro estarán libres de emisiones", apunta Buetefisch a VIA Empresa. Y, a partir de los resultados de Cooltra, está convencido: la compañía, desde los inicios de su actividad, ha ahorrado más de 10.000 toneladas de emisiones de CO2 y en la actualidad dispone de un equipo de más de 70 mecánicos y 250 operarios.

Moto, bici, patinete... ¿y coche?

El fundador está convencido de que, poco a poco, se reducirá el vehículo privado, y cada vez más se utilizará la movilidad compartida, especialmente los vehículos ligeros como la moto y la bici: “sí me imagino un futuro sin vehículos privados. Yo no soy propietario de ninguno. Aun así, depende de cada uno, si vives fuera de Barcelona es posible que sí necesites uno”. 

En Barcelona, la movilidad compartida da lugar a diversos anglicismos cada vez más presentes en las calles catalanas, como el motorsharing o el bikesharing, pero hay uno que todavía no ha llegado: el carsharing. “Con los coches todavía no se ha dado ningún paso adelante debido a la dificultad que supone regular el espacio de estacionamiento de forma ordenada y eficiente, entendiendo que una parte estará en la superficie y la otra parte estarà en aparcamientos”, ha apuntado Bardají.

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La compañía liderada por Buetefisch "siempre ha estado muy enfocada en los vehículos de dos ruedas" a pesar de ser consciente de que "hay oportunidades de negocio en el mercado de los coches, pero de momento lo descartamos". A corto plazo, la compañía ha priorizado desplegarse en otros municipios por encima de ampliar su flota con las cuatro ruedas.

El futuro del sharing

El CEO considera que la movilidad compartida, en un futuro, será “más multimodal”, y dará dos grandes pasos hacia delante: el primero, centralizar estos servicios con una reducción de las compañías y aplicaciones de sharing, y para conseguirlo, “el gobierno tendrá que fijar las reglas de juego”. Y, el segundo, consistirá en ofrecer una mayor oferta de métodos de pago, que incluirán tarifas mensuales o anuales, o suscripciones mucho más flexibles.

Bardají: "La movilidad compartida es un recurso que cubre necesidades puntuales y específicas y, por lo tanto, no puede convertirse en una solución habitual"

Bardají valora que en Barcelona sólo tendría sentido ofrecer el carsharing a nivel metropolitano, ya que a nivel municipal es demasiado complicado que sea rentable desde los dos puntos de vista más críticos de este servicio: la regulación del estacionamiento y la rentabilidad del operador. De hecho, el 88% de las empresas catalanas de micromovilidad se encuentran situadas en la provincia de Barcelona, de las cuales el 68% se ubican en el área metropolitana. Por lo tanto, el director del Área de Movilidad del RACC considera que la movilidad compartida debe entenderse como un complemento a la movilidad cotidiana, donde el transporte público, mucho más extendido en el reto del territorio, seguirá siendo la espina dorsal.

"Es cierto que suponen una aportación interesante, son vehículos de última generación, son eléctricos y más seguros porque incorporan la última tecnología, además cubren una necesidad de transporte en horarios donde el resto de la oferta del transporte público no llega", apunta Bardají, quien añade que, por el contrario, "se trata de un recurso que cubre necesidades puntuales y específicas y, por tanto, no puede convertirse en una solución habitual".

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