Crece el 'tanatoturismo', la atracción turística por la muerte

Chernóbil, Auschwitz, Tham Luang, Alcatraz o la frontera de México atraen miles de turistas por fascinación y curiosidad morbosa por la muerte

La noria de la ciudad de Prípiat, que quedó desierta después del accidente de la planta nuclear de Chernóbil en 1986 | iStock La noria de la ciudad de Prípiat, que quedó desierta después del accidente de la planta nuclear de Chernóbil en 1986 | iStock

La ciudad ucraniana de Prípiat reabrió sus puertas al público en 2011, 25 años después de que la central nuclear de Chernóbil colapse, y desde entonces el número anual de visitantes no ha parado de crecer. A pesar de todo ha sido el fenómeno mundial de la serie Chernobyl (HBO) lo que ha disparado las visitas y la junta de turismo de Kiev calcula que, en 2019, 100.000 turistas visitarán la ciudad exsoviética, según informa la CNBC.

"Aunque viajar a lugares asociados con la muerte no es un fenómeno nuevo, el auge del turismo como un sector económico fundamental a escala mundial ha disparado el interés por este tipo de lugares, que se conoce como tanatoturismo o turismo negro (dark tourism)", afirma Daniel Liviano, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. No sólo Chernóbil recibe cada vez más turistas la prisión de Alcatraz, los campos de concentración de Mauthausen o la cueva Tham Luang de Tailandia son algunos de los lugares más frecuentes del itinerario turística internacional.

"Hay quienes sienten el viaje como una motivación moral o espiritual y adoptan una actitud de peregrinaje secular"

Motivaciones del tanatoturista

El profesor Daniel Liviano ha declarado en un comunicado de la UOC que las motivaciones que hay detrás de la práctica del tanatoturisme son muy complejas y variadas. Aún así, Liaviano destaca cuatro razones principales que mueven este tipo de turismo.

"Hay quienes sienten el viaje como una motivación moral o espiritual y adoptan una actitud de peregrinaje secular", explica Liviano e ilustra esta motivación con el ejemplo de visitar el escenario de un genocidio para honrar y recordar a las víctimas.

Otra razón que impulsa este tipo de turismo es el "deseo de aprender viajando". Aquí Liviano lo ejemplifica con las visitas escolares que se hacen a museos del Holocausto donde los guías dan una lección histórica a los lugares donde pasaron los hechos. Según el estudio del investigador de la Bournemouth University, Duncan Light, esta es la motivación más común entre los tanatoturistas.

Persones a la botiga de 'souvenirs' i d'informació turística enfront de lloc de control de Dityatki a la zona d'alienació de Txernòbil, Ucraïna | iStock

Personas en la tienda de souvenirs e información turística ante el control de Dityatki en la zona de alienación de Chernóbil, Ucrania | iStock

Como tercer motivo principal que mueve este turismo Liviano expone que hay turistas que sienten "fascinación y curiosidad morbosa por la muerte". Este tipo de turismo tiene muy presente la muerte morbosa y explota este morbo, como por ejemplo el tour de Helter Skelter, sobre los asesinatos cometidos por la Familia Manson en los Estados Unidos (EE.UU.).

Finalmente, la cuarta motivación más recurrente es que las personas que visitan este tipo de lugar lo hacen porque forman parte del paquete turístico que han comprado o está de moda en aquel momento.

"Este tipo de comportamiento, que va ligado a las modas y la atracción que ejercen determinados lugares porque se han puesto de moda, no solo ser guiado por valores o códigos éticos y morales"

¿Banalizando el sufrimiento?

La industria turística ha encontrado en este tipo de turismo una veta muy lucrativa para explotar. Según el comunicado de la UOC muchas de estos destinos que ofrecen experiencias oscuras desarrollan tours experimentales. La universidad pone como ejemplo algunos tours que se ofrecen en la frontera con México, en los cuales los turistas "experimentan", supuestamente, la experiencia de los migrantes que atraviesan la frontera con los EE.UU., con un "secuestro" hecho por actores incluido.

También han sido muy virales y criticados las selfies y hastags a Intagram, que recogían el comportamiento frívolo por parte de turistas en campos de concentración como Auschwitz-Birkenau o el memorial a las víctimas del Holocausto en Berlín.

"Este tipo de comportamiento, que va ligado a las modas y la atracción que ejercen determinados lugares porque se han puesto de moda, no solo ser guiado por valores o códigos éticos y morales, sino por cálculo instrumental, y por los intereses y las emociones personales" afirma Francesc Núnez, sociólogo y profesor de Estudios de Humanidades de la UOC. En la línea que apunta Núnez, muchos detractores de este tipo de turismo denuncian que Auschwitz se está convirtiendo en un parque temático del exterminio donde los turistas van a hacerse fotografías sonrientes delante del cartel "Arbeit macht frei".

Para el sociólogo de la UOC, el fenómeno de la comercialización y la masificación turística ha producido una banalización de estos espacios. Esto comporta que estos destinos han pasado a ser unos trofeos más (la foto, la selfie) de las aventuras y experiencias personales de individuos consumistas.

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