"Nadie necesita tanto unas vacaciones como quién acaba de tener unas". Es posible que el 75% de los trabajadores del país estén de acuerdo con esta cita del filósofo estadounidense Elbert Hubbard, al tratarse del porcentaje de personas que, según un estudio de Top Doctors, el cuadro médico de referencia de la medicina privada, vuelve al trabajo sin haber desconectado lo suficiente.
Este fenómeno, en ocasiones, puede dar lugar al síndrome postvacacional, que afecta en torno a un 40% de los empleados y presenta síntomas como por ejemplo el insomnio, ansiedad, irritabilidad o, incluso, problemas gastrointestinales. Vale decir que, evidentemente, hay quien no forma parte de este porcentaje, a pesar de destacar dificultades para volver al trabajo. Pero, ¿por qué cuesta tanto volver? ¿Realmente no hemos desconectado o, simplemente, no nos gusta nuestro trabajo?
El síndrome postvacacional afecta en torno a un 40% de los trabajadores del país
El ingrediente clave: la motivación
"El factor con más peso es que hay demasiada gente que no está motivada con su trabajo o con la manera con la que lo lleva a cabo, sea por un exceso de presión o de falta de recursos, entre otros", señala Joan Egea, psicólogo general sanitario, quien añade que "por mucho que a un trabajador le pueda gustar su trabajo, puede no disfrutarlo porque no lo desarrolla como le gustaría". Egea apunta que el factor humano, con un gran peso, se suma a este cóctel multicausal.
Otro factor que destaca el especialista es el papel de la esfera familiar en el periodo vacacional: "Hay más exposición y contacto familiar, motivo por el cual pueden surgir más tensiones con los hijos o con la pareja, incluso con los suegros o cuñados para quien comparte el verano con toda la familia". "Es un añadido de conflictividad en el día a día", subraya Egea, y destaca el "gran error" de dedicar este periodo de descanso a hablar constantemente sobre aquello que nos frustra y desagrada del trabajo: "En vez de desfogarte, haces más grande la bola de nieve, y es entonces cuando aflora el desconfort y las frustraciones acumuladas, y te puedes plantear grandes cambios". Aun así, el especialista matiza que informar a nuestro entorno de nuestra situación es algo de positivo, pero no de manera reiterada: "Los métodos para desfogarse realmente son otros".
Júniors, séniors y el síndrome del burnout
De hecho, este estrés se ve muy reflejado en un perfil más bien joven: según la startup especializada en bienestar laboral Vitaance, tres de cada cuatro jóvenes de entre 25 y 34 años considera que tiene una carga de trabajo excesiva y a casi un tercio (28,4%) le provoca angustia ir a trabajar. Este hecho explica que dos de cada diez empleados de esta franja de edad se encuentran en busca activa de otra ocupación.
Por su parte, entre los perfiles más bien sénior destaca el síndrome del burnout: "No por el hecho de ser más adultos, sino por desarrollar durante más tiempo un trabajo que no les gusta". A pesar de estas tendencias generacionales, Egea recuerda que existen varios perfiles de personalidad, como por ejemplo los perfeccionistas, que son demasiado exigentes, o las personas obsesivas, que son también más vulnerables a este tipo de patologías.
Un 94,7% de los trabajadores opina que su empresa no invierte lo suficiente en su bienestar
¿Las empresas invierten en bienestar?
En este contexto, las empresas pasan a jugar un papel clave: "Cada vez más empresas tienen claro que cuidar del bienestar de sus empleados mejora su motivación", apunta Ana Zamora, CEO y cofundadora de Vitaance, quien añade que "al fin y al cabo, los trabajadores rinden mejor cuando están felices y, por lo tanto, el reto es conseguir que cada empleado reciba los beneficios que más valora. Es aquí donde entramos nosotros". Aun así, los datos muestran que todavía queda trabajo por hacer en este ámbito: un 94,7% de los trabajadores opina que su empresa no invierte lo suficiente en su bienestar.
"Desgraciadamente, en general no se pone mucho énfasis en la productividad como una consecuencia de la buena salud del trabajador y su motivación", apunta Egea. En este sentido, el especialista resalta la importancia de llevar a cabo un ejercicio más preventivo por parte de la empresa que permita reducir el estrés y las consecuentes bajas laborales o sintomatologías ansiosas.
Por la parte del trabajador, retomar el trabajo de la forma más progresiva posible juega un papel clave a la hora de evitar el síndrome postvacacional. "Es como volver al gimnasio después de haber parado, sea por lesión o por cualquier motivo: volver sin sobrecargarte, con descansos muy frecuentes y confiando que, poco a poco, te volverás a poner en forma". Finalmente, Egea recuerda que es esencial priorizar la salud mental así como "encontrar el sentido de tu sacrificio a través de una progresión profesional o mejoras en la autoestima y economía, entre otros".