La voz que no calla ante el suicidio juvenil

¿Cuánta liberación, propia y ajena, ha conseguido María desde que inició el proceso de curarse a sí misma para curar a mucha otra gente?

Maria Quesada, la voz que no calla ante el suicido juvenil | Cedida Maria Quesada, la voz que no calla ante el suicido juvenil | Cedida

María de Quesada es una persona que te sonríe desde el momento en el que la conoces. Algo que parece de perogrullo pero no siempre ocurre en nuestra sociedad. Y que, a pesar de ello, demuestra que no somos lo que exhibimos. Aunque cada vez la conversación interior salga al exterior de manera más transparente.

Pasó una vida entera hasta que el hecho de que alguien, lejos de su país, fuera capaz de verbalizar un intento de suicidio y removiera su fachada risueña. Y le invitara a rememorar, pero sobre todo a dejar salir por fin, un episodio de su adolescencia sobre el que solo tenía constancia su familia directa y del que el silencio se apoderó desde el primer minuto.

"No sabes lo que es el miedo hasta que no tienes hijos" es una frase que me ha repetido una y otra vez mi madre y que va más allá de un simple axioma. Si algo pasó por tu cabeza, tienes la certeza de que podría pasar por la suya. Si algo te empujó a una acción autolesiva, conoces los mecanismos que pueden activarlo en otra persona. Y eso, más que tu propia integridad, es lo que te acaba aterrando.

La pandemia ha tenido aspectos funestos, pero uno de los positivos ha sido el hecho de ser conscientes de que no podemos con todo. De que tenemos que pedir ayuda. Y, en la mayoría de los casos, nos ha conducido a darnos cuenta que muchas de las personas de nuestro alrededor están dispuestas a ofrecérnosla.

Así que su primer paso fue hablar con su marido. Más tarde comenzar a comunicar, merced a su formación (y gran capacidad) periodística hacia el mundo para cambiar el paradigma que prohíbe hablar de este tipo de muertes. Recibir la llamada de una editorial. Decidir que su libro ‘La niña amarilla’ hablaría de ella, pero también de los muchos casos que ha vivido a su alrededor o simplemente a través de conversaciones fugaces. Presentarlo, con sus hijos siendo perfectamente conscientes de aquello de lo que hablaba su mamá. Y desatar una oleada de cariño y agradecimiento que ha desembocado en una asociación nacida para ayudar.

La pandemia nos hizo esquivar muchas conversaciones latentes sobre el trabajo, la carga familiar, la sociedad que impide que paremos, el miedo a que perder un cliente te haga no llegar a fin de mes, tener personas dependientes a tu cargo, relaciones tóxicas, paro juvenil o escaso acceso a la vivienda.

Ahora, la invasión de Ucrania parece haber dejado incluso el conteo diario de cifras derivadas del coronavirus, demostrando que vivimos en un tiempo donde nos llega tanta información que hace parecer que no dejan de ocurrir desgracias a nivel mundial.

Aunque los temas macro nos invadan, recordemos que hemos pasado dos años donde han aflorado más que nunca los temas micro

Eso nos ha llevado, como dijo María en alguna de sus conferencias, a pensar que nuestros problemas son pequeños en comparación con los del resto del planeta. Que no tenemos derecho a quejarnos. Que vivimos donde queremos, podemos salir a cenar de vez en cuando y en realidad no nos va tan mal. Y es posible que sea cierto, como también lo es que cada uno conlleva la realidad como puede. Y que las pequeñas inclemencias cotidianas pueden convertirse en una borrasca si no somos capaces no sólo de identificarlas, sino de asumir que nos están mermando mentalmente.

¿Qué lleva a una adolescente española, aparentemente feliz y nacida en el seno de una familia de clase media, a tratar de quitarse la vida? ¿Por qué ese episodio permanece oculto durante décadas, generándole una inestabilidad mental que no se percibe a simple vista pero que mantiene el pensamiento siempre presente? ¿Cuánta liberación, propia y ajena, ha conseguido María desde que inició el proceso de curarse a sí misma para curar a mucha otra gente?

Aunque los temas macro nos invadan, recordemos que hemos pasado dos años donde han aflorado más que nunca los temas micro. E inspirémonos en el ejemplo de María para ser conscientes de que, si no nos apoyamos, volveremos a punto del partida. Pero con un nivel de carga infinitamente superior al que cada persona ya arrastraba en el mes de marzo de 2020.

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