Adiós al 'brilli brilli'. En un esfuerzo por combatir la creciente preocupación por el cambio climático, la contaminación ambiental y los microplásticos, la Unión Europea ha dado un paso adelante y ha anunciado la prohibición de la purpurina, detergentes, cosméticos y juguetes que contengan este material desde el 17 de octubre de 2023. Una decisión que ha enfadado a la industria de la belleza que temen perder facturación y puestos de trabajo. Ahora bien, también existe una startup catalana que está de enhorabuena. Es el caso de Born to be glittered -que se ha hecho mediática en cuestión de días- gracias a un producto visionario y sostenible: la purpurina biodegradable.
“La purpurina biodegradable con la que trabajamos está hecha con celulosa vegetal proveniente de la corteza del eucalipto, principalmente, certificada por el organismo PEFC”, explica en VIA Empresa Melina Stoll, fundadora de esta empresa nacida en 2021. El producto, lanzado en el mercado catalán y español, cuesta 12,95 euros. Además, tienen el permiso de la marca registrada Bioglitter R, impulsada por Ronald Britton (y pionero de la alternativa a la purpurina clásica), para producirla y distribuirla a partir de su materia prima, y también envasan con celulosa vegetal. “De ahí que desgraciadamente el precio de la purpurina sostenible sea mayor”, continúa Stoll.
Stoll (Born to be glittered): "Gracias a la purpurina biodegradable queremos sentirnos libres, contentas, sexys y conectar con las personas que nos gustan y queremos. Y divertirnos"
Curiosa e inquieta, Stoll descubrió la purpurina biodegradable hace más de seis años cuando trabajaba en el mundo del maquillaje. Rápidamente se ilusionó con la idea de crear un producto totalmente distinto y que a menudo era comprado a través de AliExpress o Amazon sin garantías sostenibles y made in China.
Se puso manos a la obra y fundó la startup Born to be glittered que en estos momentos cuenta con pocos trabajadores y hacen la purpurina en una fábrica propia, en el barrio del Clot de Barcelona. Confiesa que la noticia del fin de la purpurina convencional le llegó por sorpresa a través de Whatsapp y se muestra ilusionada con el presente y futuro que vendrán. "Soy consciente de que llegarán nuevos competidores en este camino, pero esto favorecerá la competividad y la sostenibilidad".
En estos momentos no han recibido ninguna ayuda de nadie y han creado el producto desde cero. El público que suele consumir purpurina es los amantes de los festivales catalanes, las fiestas mayores, las discotecas y que, desgraciadamente, no saben lo contaminante que puede ser la purpurina más clásica. "Es necesaria una gran tarea educativa", continúa la emprendedora. Y lo más importante: “Gracias a la purpurina biodegradable queremos sentirnos libres, contentas, sexys y conectar con las personas que nos gustan y amamos. Y divertirnos”. Un lema para una empresa emergente que lo tiene todo a favor para expandirse aún más.