
BusUp gestiona transporte compartido para empresas en tres países actualmente. Ahora, la startup busca cerrar una ronda de financiación de cinco millones de euros antes del verano para expandir el negocio y entrar a tres mercados nuevos: México, Estados Unidos y Alemania.
Estos se añadirían al Estado español -donde operan en Barcelona y Bilbao y prevén empezar en Madrid este año-, Portugal -tienen presencia en Lisboa- y Brasil -el principal mercado, con rutas en São Paulo, Porto Alegre y, en poco tiempo, también Brasilia-. En la nueva ronda de inversión quieren dar entrada a fondos de capital riesgo, a pesar de que los tres cofundadores y CEOs, EvaRomagosa, Àlex Canals y Rui Stoffel, mantendrán la mayoría del capital.
La facturación de la empresa en el primer año de vida (2018) fue de 300.000 euros, mientras que el año pasado fue de 1,8 millones de euros. Las previsiones son ingresar nueve millones este año y entrar en beneficios en 2021. Actualmente, gestionan más de 200 rutas y transportan unos 3.600 pasajeros cada día. BusUp está formada por 42 trabajadores.
Primer caso de éxito
El último hito que han marcado es el primer caso de éxito en el Estado español, en concreto en el polígono de Can Sant Joan de Sant Cugat. Allí acaban de renovar el contrato con tres grandes empresas: Grifols, Roche y DXC Technology. La prueba piloto que implantaron el año pasado, pues, continuará.
De momento, cuenta con dos rutas y 250 trabajadores de estas compañías registrados, hecho que garantiza que la ocupación de los autocares es del 65% de media. Entre las firmas que ya han probado el servicio están Accenture, Siemens, Nestlé, Canon o Luis Vuitton.
Los algoritmos y los operadores
La idea de BusUp desde su fundación es colaborar con las empresas tradicionales del sector: ellos ponen la tecnología y las compañías ponen los autocares. Así, tienen acuerdos con varios operadores. "En realidad no competimos con el sector tradicional, sino que les devolvemos a las empresas los clientes que perdieron hace años", explica Romagosa en un acto con periodistas. Pero en vez de que cada empresa tenga su propio servicio de autocares, los trabajadores de varias empresas próximas entre sí comparten vehículo.
Nace de la necesidad de complementar el transporte público, que no puede adaptarse a las necesidades de todos los ciudadanos, y de la tendencia a reducir el uso del coche. "Los jóvenes no quieren tener coche y las empresas que están en polígonos o zonas más alejadas de los centros urbanos tienen problemas para atraer a nuevos trabajadores", explican los responsables de BusUp. Por lo tanto, no es suficiente ofrecer un sueldo mejor, sino que la única solución es poner transporte, "pero un autocar es muy caro; si se comparte, no lo es tanto".
El servicio lo puede pagar la empresa completamente o compartir el coste con los trabajadores que lo utilizan; es la compañía quien decide qué porcentaje cubre cada uno. Unos algoritmos dibujan las rutas teniendo en cuenta la demanda que hay en cada ciudad. Según las rutas, el operador que haga una mejor oferta se ocupará de prestar el servicio de este trayecto.
Menos coches
Los fundadores de BusUp calculan que un 78% de los usuarios de la solución son antiguos usuarios de coche. "La motivación de los más jóvenes para usar la plataforma de autocares compartidos es la sostenibilidad; los trabajadores de mediana edad se apuntan por un tema de eficiencia de tiempo -y aquí entran muchos directivos, que pueden aprovechar el trayecto para ir avanzando trabajo, por ejemplo-; la gente mayor, lo hace por comodidad", explica Romagosa.
Los autocares que operan con BusUp suelen ir una media de un 65% cargados: "Esto permite que se saquen unos 33 coches de la carretera para cada autocar". El coste por persona de este servicio -que paga la empresa íntegramente o de manera compartida con el trabajador- es de entre 90 y 120 euros mensuales.