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Catalunya, motor farmacéutico del sur de Europa

La industria farmacéutica es uno de los motores más sólidos de la economía catalana y un sector con una fuerte proyección internacional

La sede de Uriach en Sant Cugat del Vallès | Europa Press
La sede de Uriach en Sant Cugat del Vallès | Europa Press
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
10 de Septiembre de 2025 - 05:30

La industria farmacéutica es un sector fundamental desde el punto de vista económico: su mercado global ya supera los 1,6 billones de dólares en 2024, con Europa aportando un 23% de la producción, a pesar de representar sólo el 6% de la población mundial y el 17% del PIB. Pero también es clave en un aspecto aún más importante: la salud. Como recuerda Oriol Segarra, CEO de Uriach: “La contribución del sector a la salud de las personas ha sido una de las principales causas del gran incremento de la esperanza —y de la calidad— de vida de la humanidad en las últimas décadas”. La oncología es el área de mayor volumen de actividad, seguida por la inmunología y la diabetes. También tienen un peso notable las enfermedades cardiovasculares y las respiratorias. En términos de crecimiento, destaca especialmente la obesidad, con una tasa anual prevista del 36% hasta 2027, gracias a nuevos tratamientos y a la fuerte demanda mundial. Otros segmentos con aumentos relevantes son los antivirales, medicamentos para resfriados, reguladores lipídicos, inmunología y enfermedades respiratorias. 

 

En Catalunya hay 181 industrias farmacéuticas, que dan trabajo a 25.775 personas

España se sitúa dentro del grupo de los diez principales mercados farmacéuticos del mundo y es uno de los países europeos con mayor capacidad industrial en este ámbito. El sector aporta más del 1,6% del PIB y da trabajo directo a más de 45.000 personas, según Farmaindustria. Además, es el primer sector industrial en inversión en I+D, con más de 1.200 millones de euros anuales destinados a proyectos de investigación y a la participación en ensayos clínicos.

Catalunya es el centro neurálgico de la industria farmacéutica en España: concentra alrededor del 45% de la producción estatal (datos de Farmaindustria). En Catalunya hay 181 industrias farmacéuticas, que dan trabajo a 25.775 personas (datos de 2023 de Idescat). Además, el sector salud representa el 7,6% del PIB catalán, con un 4,1% de la industria farmacéutica y biotecnológica y un 3,5% de las actividades sanitarias, según Biocat. Esta posición de liderazgo se refuerza con la dimensión internacional: las industrias farmacéuticas catalanas exportan el 52% de su producción, tal y como apuntan los datos de Acció.

 

Este peso estratégico se traduce también en la presencia empresarial: las tres compañías más grandes del sector en España tienen su sede en Catalunya y, de las 50 principales, 28 también son catalanas. Encontramos nombres de referencia internacional como Novartis, Bayer, Boehringer Ingelheim, Grifols, Almirall, Bioibérica, Ferrer, Uriach, B Braun Medical, Hipra, Kern Pharma, Esteve, Menarini, Reig Jofre, Biokit, Neuraxpharm o Sandoz, entre otros. La mayoría son filiales de multinacionales o empresas familiares catalanas que han crecido hasta convertirse en actores globales con una larga trayectoria. Este tejido empresarial, formado por grandes y medianas compañías que concentran la facturación y el empleo, convive con numerosas biotecnológicas y empresas emergentes. Este tejido se ve reforzado por la acción conjunta de hospitales de primer nivel, universidades, centros de investigación y entidades como Biocat, CataloniaBio & HealthTech, Acció o el Barcelona Health Hub, que articulan infraestructuras y redes de apoyo y consolidan Catalunya como un hub farmacéutico y biomédico de referencia internacional. Todo ello es especialmente relevante en un sector con costes de I+D elevados, una regulación estricta y una competencia internacional muy fuerte.

Dimensión y estructura empresarial

El president del Barcelona Health Hub, Cristian Pascual, durant la inauguració del Barcelona Health Revolution Congress | Cedida
El presidente del Barcelona Health Hub, Cristian Pascual, durante la inauguración del Barcelona Health Revolution Congress | Cedida

La dimensión es uno de los rasgos diferenciales del sector en Catalunya. En este sector las empresas medianas y grandes tienen un peso muy destacado en el número total de empresas, un hecho poco común en el tejido empresarial catalán, donde habitualmente predominan las micro y pequeñas empresas. Como se comprueba en la figura 1, de las 121 industrias farmacéuticas catalanas que depositaron cuentas en 2023, 42 son grandes (34,7%) y 31 son medianas (25,6%). Este conjunto de empresas genera unos ingresos agregados de 17.392 millones de euros en Catalunya, lo que pone de manifiesto la relevancia económica y social de un sector caracterizado por la escala, la inversión en investigación y desarrollo y la capacidad exportadora.

Evolución económica y financiera

Los indicadores muestran un sector con márgenes y rentabilidad superiores a la media del conjunto de la economía, pero con una evolución reciente desigual según la dimensión empresarial. Tal y como se recoge en la figura 2, entre 2021 y 2023 las empresas grandes y medianas mantuvieron unos niveles de beneficio neto sobre ventas elevados, aunque en 2023 se produce una reducción significativa hasta el 7,4%. De cada 100 euros facturados, el beneficio neto de las empresas farmacéuticas grandes y medianas en Catalunya se sitúa en torno a los 7 euros, lo que está por encima de la media de todos los sectores (entre 5 y 6 euros). En cambio, las pequeñas apenas llega a 0,1 euros (figura 2). Esta diferencia tan acusada se explica por el mayor peso de las economías de escala y la capacidad de inversión de las empresas de mayor dimensión, que les permiten mantener márgenes positivos en un sector muy exigente en investigación y desarrollo.

Los datos del Registro Mercantil también muestran un comportamiento muy diferenciado en otros indicadores clave (figura 3). Entre 2021 y 2023, las empresas grandes y medianas registraron un aumento acumulado de las ventas del 6%, mientras que en las pequeñas empresas se produjo un ligero retroceso del 1%. Las empresas del sector están muy capitalizadas. Las grandes y medianas presentan un peso del patrimonio neto sobre el total activo del 73,1%, muy elevado en comparación con otros sectores, mientras que las pequeñas alcanzan hasta el 83,1%.

Entre 2021 y 2023, las empresas grandes y medianas registraron un aumento acumulado de las ventas del 6%, mientras que en las pequeñas empresas se produjo un ligero retroceso del 1%

En términos de resultados, la diferencia es muy notable: la rentabilidad financiera (beneficio neto sobre patrimonio neto) es del 6% en las grandes y medianas, pero prácticamente nula en las pequeñas (0,2%). También hay una brecha importante en productividad: las ventas por empleado alcanzan los 438.000 euros en las grandes y medianas, mientras que en las pequeñas se quedan en 204.000 euros. En cuanto al beneficio neto por empleado, la diferencia aún es más acusada (32,3 mil euros frente a sólo 0,2 mil euros). Las grandes empresas también tienen gastos de personal (salarios y seguridad social) más elevados que las pequeñas (70,2 miles de euros por empleado frente a 51,9 miles).

Estos datos ponen de manifiesto que la dimensión es un factor clave para la competitividad y la rentabilidad dentro del sector farmacéutico en Catalunya. Por ello, resulta clave impulsar políticas e instrumentos que ayuden a las pymes a ganar dimensión e internacionalizarse. La creación de alianzas dentro del clúster, el acceso a financiación especializada y los programas de apoyo a la innovación pueden contribuir a reforzar su competitividad y reducir la dependencia de unas pocas grandes empresas.

Diagnóstico DAFO

La industria farmacéutica en Catalunya presenta un perfil competitivo complejo, con puntos fuertes muy destacados, pero también con retos estructurales que condicionan su desarrollo. Tiene algunas debilidades significativas. La presión reguladora y los costes altos en I+D limitan la competitividad de las empresas más pequeñas. También hay una baja presencia en segmentos de alto valor añadido como la biotecnología disruptiva o las terapias avanzadas, especialmente en comparación con otros hubs europeos. A ello se añade la escasez de capital riesgo especializado a escala local y la persistencia de procesos de autorización y registro de nuevos productos demasiado largos y burocráticos. Igualmente, la falta de profesionales especializados en disciplinas STEM y competencias digitales puede limitar el desarrollo futuro del sector. Finalmente, existen dificultades para adaptarse a las exigencias de sostenibilidad y transición verde, como la producción más limpia, la reducción de emisiones y la economía circular.

A estas debilidades se añaden diversas amenazas. La competencia creciente de países asiáticos, especialmente la India y China, con costes de producción más bajos y una capacidad exportadora en aumento, supone un reto directo. También existen riesgos en el suministro de materias primas y componentes químicos esenciales. Los riesgos geopolíticos y las guerras arancelarias pueden alterar las cadenas de suministro, encarecer costes y generar incertidumbre en los flujos comerciales internacionales. La presión creciente a la baja de los precios por parte de las administraciones públicas y los sistemas nacionales de salud es otro elemento crítico. A escala global, la concentración del mercado puede reducir la autonomía local y limitar el margen de actuación de las pymes. También existe un incremento de la competencia fiscal y reguladora entre países europeos para atraer inversiones y una gran vulnerabilidad ante cambios reguladores repentinos y políticas de contención del gasto sanitario. A ello se añaden riesgos vinculados a la protección de la propiedad intelectual y a posibles litigios en patentes. Finalmente, las amenazas derivadas del cambio climático, como el impacto en la producción de materias primas y las presiones reguladoras más estrictas, son otro factor de preocupación.

A pesar de estos retos, el sector dispone de fortalezas muy relevantes. Como hemos visto, Catalunya concentra una buena parte de la producción farmacéutica española. Además, el territorio cuenta con un ecosistema de I+D de primer nivel. Las empresas catalanas muestran una elevada rentabilidad media, especialmente las de mayor dimensión, y disponen de una fuerte capacidad exportadora. También destaca la capacidad de atracción de talento cualificado y la integración creciente de tecnologías digitales e inteligencia artificial en los procesos productivos y de investigación.

Finalmente, existen grandes oportunidades. El crecimiento global sostenido de la demanda de medicamentos, biotecnología y diagnóstico avanzado impulsa el sector. También el desarrollo de nuevas terapias, como las génicas, celulares o inmunoterapias, y la expansión de la medicina personalizada. La digitalización y la aplicación de la inteligencia artificial en investigación, producción y gestión de datos clínicos ofrecen un gran potencial. Barcelona y Catalunya se pueden consolidar como un hub europeo de ensayos clínicos e investigación biomédica, y al mismo tiempo captar fondos europeos e inversión extranjera para proyectos de I+D y producción estratégica. El interés creciente por reforzar la soberanía industrial en medicamentos esenciales en la Unión Europea (como pide el informe Draghi), junto con la expansión del ecosistema de empresas emergentes y empresas derivadas vinculadas a la investigación biomédica, abre nuevas vías de crecimiento. Las oportunidades asociadas a la transición verde, con la producción farmacéutica más sostenible y el acceso a financiación verde, así como la aplicación de la IA generativa para acelerar el descubrimiento de nuevos fármacos y reducir costes en ensayos clínicos, son también opciones de futuro.

Catalunya concentra una buena parte de la producción farmacéutica española y cuenta con un ecosistema de I+D de primer nivel

También cabe destacar la oportunidad que representa, más allá de la farmaquímica y la biotecnología, que Catalunya también se ha convertido en un polo destacado en el campo de los productos naturales para la salud y cuenta con empresas que lideran este segmento en Europa. Esto representa una nueva vía de expansión para la industria, impulsada por las tendencias globales hacia la sostenibilidad y la naturalidad. Este segmento, que hace sólo una década era marginal, ha ganado un peso específico muy relevante y crece más que el resto del mercado. El traslado permanente a Barcelona de la feria Vitafoods Europa —considerada el Mobile World Congress del sector— refuerza aún más esta oportunidad. La combinación de estas fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas pone de manifiesto la necesidad de una estrategia clara para reforzar la competitividad y asegurar el liderazgo de Catalunya en la industria farmacéutica europea.

En resumen, la industria farmacéutica es uno de los motores más sólidos de la economía catalana y un sector con una fuerte proyección internacional. Catalunyya destaca por su capacidad productiva, un ecosistema de I+D de primer nivel y la presencia de grandes empresas familiares y multinacionales que actúan como tractores. Los retos del futuro pasan por fortalecer la cooperación entre empresas, universidades y administración; acelerar la digitalización y la biotecnología avanzada; captar talento e inversión extranjera, y dar más margen de crecimiento e internacionalización a las pymes. Si sabe aprovechar estos activos, Catalunya tiene la oportunidad de ser no sólo un hub farmacéutico de referencia, sino también un polo de innovación biomédica de primer orden en Europa. En un momento en que salud e industria convergen, el sector catalán tiene los ingredientes necesarios para liderar la transformación y avanzar en los grandes retos globales. Como señala Laura Ferrer, directora de Salud Humana de Hipra, sobre el proyecto europeo Spitcell para desarrollar vacunas en sólo 100 días: “Este proyecto no sólo nos prepara para futuras pandemias, sino que también acelera la innovación en salud global”. Este espíritu de velocidad y excelencia es lo que puede convertir Catalunya en una fuerza transformadora en salud a escala europea y mundial.