Congelados La Sirena, la nueva pieza del imperio de José Elías

Elías se ha convertido, con su camino desde Audax a los avales del Barça, en uno de los empresarios más visibles del país

El proceso de adquisición de La Sirena por parte del badaloní José Elías es la culminación de todo un proceso de construcción empresarial | ACN El proceso de adquisición de La Sirena por parte del badaloní José Elías es la culminación de todo un proceso de construcción empresarial | ACN

A golpe de aparición a los medios, el badalonés José Elías Navarro se está convirtiendo en el empresario de moda al país; primero fue con la entrada al universo azulgrana a través de un aval millonario a favor de Joan Laporta Estruch porque este pudiera acceder a la presidencia del Barça, y ahora por la compra del 100 % del capital de la emblemática cadena de congelados La Sirena. El caso es que Elías ha pasado de ser un millonario bastante desconocido para el gran público a formar parte del Olimpo de triunfadores en el mundo empresarial.

La Sirena es una cadena de comida congelada que se acerca ya a los cuarenta años de vida desde que en 1983 fue fundada por Ramona Solé y Josep Maria Cernuda (muerto el 1998). Desde entonces ha pasado por un gran número de avatares, con frecuentes cambios de propiedad, de forma que el de Elías es apenas un nombre más en una lista de accionistas bastante larga.

En el año 2000, Agrolimen (el holding de la familia Carulla) adquirió el 50% por unos 27 millones de euros. Cuatro años después aumentaron su participación adquiriendo un 25% adicional a los descendentes de Cernuda y, finalmente, en marzo del 2005 compraron el 25% de las acciones que les faltaban y que todavía estaban en manos de la fundadora Ramona Solé. Entremedias, el 2002, La Sirena consiguió la mayoría del capital de uno de sus competidores, la firma de congelados Anna Pons, de Tarragona. Esta empresa con nombre de mujer había sido fundada en 1987 por el emprendedor Albert Abelló (1960-2017), que más tarde sería presidente de la Cambra de Comerç de Tarragona iy miembro del Ayuntamiento de la ciudad formando parte de Convergència i Unió.

El número de ejercicios en pérdidas de La Sirena en los últimos veinte años es bastante elevado y persigue como una maldición a todo el que decide invertir

Que Agrolimen tuviera el 100% del capital de La Sirena fue algo bastante fugaz, porque en diciembre de aquel mismo año, el 2005, se desprendieron de la totalidad de la empresa, que fue adquirida por el fondo de inversión 3i. El nuevo propietario pagó unos 150 millones de euros a los Carulla. La firma 3i es uno de los grandes fondos de capital riesgo que a menudo protagoniza noticias de compraventa de empresas. Fue fundada el 1945 por un grupo de bancos ingleses que aportaron un total de 15 millones de libras. Setenta y cinco años más tarde, los activos que gestiona superan los 11.000 millones de libras (unos 13.000 millones de euros). Pero ocho años después 3i también desistía del proyecto, así que traspasó la titularidad de La Sirena a sus ejecutivos, principalmente Francesc Casabella, gestor empresarial formado en PriceWaterhouseCoopers y con una larga trayectoria al sector del gran consumo.

La Sirena del siglo XXI

Este periodo fue solo una fase de transición hasta la entrada al accionariado de otro fondo de inversión, en este caso OpCapita, que compró el 100% del capital en diciembre de 2014. El nuevo propietario pagó solo 45 millones de euros, mucho menos del que Agrolimen ingresó casi una década antes. El perfil de OpCapita es diferente al de los anteriores propietarios (el fondo 3i) porque esta firma fundada por Henry Jackson el 2006 es de dimensiones mucho más reducidas, dado que solo gestiona activos por valor de 500 millones de dólares. Si La Sirena tiene un problema endémico que sufren de manera sistemática todos sus accionistas es el exceso de endeudamiento y, de rebote, las dificultades del negocio para generar dinero. El número de ejercicios en pérdidas en los últimos veinte años es bastante elevado y persigue cómo una maldición a todo el mundo quien decide invertir.

Y como decíamos al comienzo, hace pocos días se ha enlazado un nuevo eslabón a la cadena de propietarios de la marca congelados con la aparición en escena de Elías. A pesar de que el importe de la transacción no se ha hecho público, en el momento de posar la compañía al mercado, el fondo OpCapita tenía la expectativa de sacar unos 100 millones de euros, por lo tanto resulta bastante factible que el precio final esté cerca de esta cifra. Veremos si el empresario energético es capaz de transmitir el vigor necesario a su nueva compañía para que pueda generar valor de manera continuada.

La fuerza de Elías

Con todo, la compra de La Sirena no ha sido la única que ha llevado a cabo Elías en los tiempos recientes, porque últimamente en la prensa financiera hemos visto su nombre vinculado a la operación de adquisición de Ezentis, un grupo que ofrece servicios de instalación y mantenimiento de infraestructuras de telecomunicaciones, energía e ingeniería de seguridad. El primer paso para apropiarse de la compañía lo dio en enero de este año, cuando pactó con esta firma la emisión de nuevas acciones (una ampliación capital) que serían adquiridas por él mismo, hasta inyectar un total de 20 millones de euros a la sociedad. Esto permitió Elías conseguir un 16,6% del capital. Además, se aseguró llegar a un 29% intermediado un producto financiero denominado obligaciones convertibles, que son títulos de deuda transformables en capital social de la sociedad, si el tenedor lo desea.

El golpe de fuerza, pero, todavía tenía que llegar: el pasado mes de junio, Ezentis se fusionó con una firma propiedad al 100 % de Elías, Rocío Servicios Fotovoltaicos, que estaba valorada en 200 millones de euros, de tal manera que la sociedad resultante pasa a ser propiedad del badaloní en un 70 %. Esta vía de la fusión le ha permitido hacerse con el porcentaje de capital indicado sin cumplir la obligación de lanzar una OPA sobre el 100 % del capital, que es el requisito legal establecido al mercado español cuando alguien llega al 30 % de propiedad de una empresa. En otras palabras, si un accionista quiere aumentar su participación a una sociedad al 30 % o por sobre, está obligado a hacer una oferta a todo el resto de los accionistas, que tendrán derecho a venderle sus títulos al precio prefijado a la oferta.

El primer paso de Elías para apropiarse de Ezentis lo dio en enero, cuando pactó la emisión de nuevas acciones que serían adquiridas por él mismo, hasta inyectar un total de 20 millones de euros

Lógicamente, resulta mucho más caro que quedarse justo con un 30 % o 40 % de la sociedad. En el caso de Elías, si finalmente el regulador español acepta la operación, se habrá quedado con un 70 % del capital y se habrá ahorrado adquirir el otro 30 %. El segundo accionista de Ezentis, con solo un 3 % es el inversor vasco Juan Carlos Smith Morrondo, también accionista relevante de la empresa de parques de atracciones Aspro Ocio-Aspro Parks (Aqualeón de la Costa Dorada y el Acuario de Barcelona, entre otros), donde también tiene intereses la ilustre familia Cotoner`, íntimos del rey emérito. Detrás estos dos accionistas el fabricante sueco de teléfonos Ericsson, con una participación similar a la de Smith. El paquete de Elías a Ezentis estaba valorado en unos 43 millones de euros antes de la fusión, de forma que si puede conseguir el mencionado 70% sin impedimentos legales, su valor se disparó de manera considerable. La facturación de la compañía antes de la fusión ya se llegaba a los 400 millones de euros, pero con cierta incapacidad para generar beneficios.

Este 2021 se presenta apasionante para José Elías, que además de gestionar su compañía principal, Audax Renovables, tendrá que tener un ojo en el Barça por aquello de los avales (seguro que Eduard Romeu hará lo posible para evitar incidentes poco deseables), y también en Ezentis y La Sirena, donde tiene una buena parte de su patrimonio invertido.

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