¿Para cuándo el bebé? Esta es una de las preguntas más repetidas a una mujer cuando el reloj biológico va en su contra. Las dificultades económicas y laborales que padecen los jóvenes provoca la tardía emancipación de la unidad familiar, y como consecuencia, si quieren, formar una familia. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) el 2023 llegó a la cifra más baja de natalidad de los últimos 28 años en Catalunya.
Además, se observa que la disminución del número de nacimientos va de la mano con el retraso en la edad de la maternidad. Un indicador que refleja la tardanza en la maternidad es el número de nacimientos de hijos de madres de 40 años o más, que ha crecido un 19,3% en los 10 últimos años. En términos relativos, mientras que en 2013 el 6,8% de los nacimientos fueron de madres de 40 años o más, en 2023 ese porcentaje se elevó hasta el 10,7%, según los últimos datos publicados por el INE.
De la maternidad forzada a la autonomía femenina
¿Por qué la mujer pospone la maternidad actualmente hasta los 40 años o más? ¿Por qué estamos a la cola de la fecundidad? Estas cuestiones parten de la transformación del papel de la mujer en la sociedad. Es decir, mientras que en el rol femenino dentro de la estructura patriarcal tradicional tener hijos era fundamental, la mujer hoy en día pone por delante su formación y estabilidad económica.
“Con 38 años decidí que iba a ser madre, con pareja o sin ella. En este momento existía la posibilidad de ser madre soltera, pero no estaba en una situación económica muy próspera”, explica Alba a VIA Empresa, madre de dos hijos por coparentalidad que ha pedido utilizar un nombre ficticio para preservar su intimidad. Las familias monoparentales suelen tener un poder adquisitivo más bajo, ya que los gastos de la economía familiar son asumidos por un solo progenitor. Los hogares monoparentales sostenidos por mujeres tienen un riesgo de pobreza que duplica al de los encabezados por hombres: un 52% frente a un 25%. Así lo indica el informe Madre no hay más que una: monoparentalidad, género y pobreza infantil, elaborado por el Alto Comisionado Contra la Pobreza Infantil en España.
“Con 38 años decidí que iba a ser madre, con pareja o sin ella. En este momento existía la posibilidad de ser madre soltera, pero no estaba en una situación económica muy próspera”
Coparentalidad, más allá de las relaciones sentimentales
Alba, con la búsqueda de una crianza más económica y compartida se inscribió en una plataforma digital de coparentalidad, una opción cada vez más recurrente para muchas de estas mujeres. La aparición de estas plataformas como la catalana Copaping, fundada en Barcelona en 2021, ofrecen la posibilidad de encontrar al futuro padre o la futura madre de sus hijos y/o hijas sin que para lo cuál sea necesario mantener una relación afectiva-sexual.
El término de coparentalidad o paternidad compartida existe en una pareja separada con hijos y/o hijas, puesto que están en una coparentalidad, es decir, están compartiendo la crianza de los hijos e hijas. Pero es un término nuevo en cuanto a establecer un acuerdo entre dos o más personas para compartir la crianza de un hijo y/o hija en que no existe ninguna relación sentimental. La diferencia de una crianza compartida en padres separados y una familia coparental, es que no existe un divorcio o una ruptura, la cual comporta una cantidad de situaciones que pueden de alguna manera afectar a los niños y/o niñas. Todo está acordado y planificado desde un primer momento.
Es un término nuevo en cuanto a establecer un acuerdo entre dos o más personas para compartir la crianza de un hijo y/o hija en que no existe ninguna relación sentimental
Copaping, la empresa catalana que tiende puentes hacia la coparentalidad
Con el lema El amor es lo que crea una familia en Copaping dan la oportunidad de crear una familia a “personas heterosexuales, LGBTIQA+ y todo el espectro de géneros, sin necesidad de etiqueta, con un sueño por cumplir”, según publican en su página web. Para empezar el proceso de coparentalidad es necesario registrarse en la plataforma y crear un perfil, de manera gratuita. Pero para tener acceso a los diferentes servicios como mensajes de forma ilimitada, se debe pagar una cuota de unos 15 euros mensuales, 69 euros bianuales o 99 euros anuales. Además, Copaping permite poder llevar a cabo un test de compatibilidad y tratos de crianza para poder hacer match con el progenitor ideal y lograr llegar a un acuerdo en cuanto a las responsabilidades y obligaciones de cada uno antes de la llegada del bebé.
La plataforma fundada en Barcelona hace poco más de dos años, cuenta con casi 20.000 usuarios registrados. De estos, cabe destacar la procedencia de los usuarios que ocupan las cinco primeras posiciones: Espanya en primer lugar con el 23,8% de los usuarios, Colombia (19,3%), Perú (12,7%), México (10,8%) y Chile (8%). Por género y condición sexual, según el estudio Aliados amigables en la crianza de un niño, publicado en National Library of Medicine (NIM), la mayoría (69,68%) de los participantes eran solteros, aunque significativamente más hombres homosexuales y bisexuales (15,36%) y mujeres lesbianas y bisexuales (11,55%) tenían pareja en comparación con hombres heterosexuales (4,20%) y mujeres heterosexuales (2,12%), respectivamente.
El Comité Español de Bioética (CBE), órgano consultivo en materia de implicaciones éticas y sociales adscrito al Ministerio de Sanidad, ha publicado un informe sobre el modelo de la coparentalidad. El documento, titulado Sobre coparentalidad contractual previa a la concepción. Reflexiones y recomendaciones 2024, establece nueve recomendaciones respecto de la coparentalidad. Llama la atención la cuarta, puesto que avisa de que “en ningún caso la lógica del mercado en la que se incardinan las agencias intermediarias, según la cual todo puede ser objeto de intercambio por un precio, debe desdibujar la responsabilidad parental ni convertir al hijo o la hija en un bien de consumo”.