Granja Viader, vivir en medio de guerras mundiales y el amor por el Cacaolat

Una historia de 153 años de historia en el corazón de Barcelona con los conflictos bélicos de trasfondo y el nacimiento de un producto 'made in Catalonia'

La Granja Viader de Barcelona | Cedida La Granja Viader de Barcelona | Cedida

En medio de Barcelona y con una cola kilométrica se encuentra Granja Viader, un local que ha sobrevivido a lo largo de la historia con ilustres asistentes como Picasso, Gala Dalí (musa y esposa de Salvador Dalí), cantantes del Liceu, actores de teatro, políticos como Carod-Rovira, e incluso la madre superiora Marta Ferrusola. Un establecimiento que ha celebrado 153 años de historia, con el impulso de cinco generaciones que conforman el linaje Viader, dos guerras mundiales, una civil, una dictadura, una transición e, incluso, una pandemia mundial. Lo peculiar: aquí nació el Cacaolat durante la segunda república española.

En una Barcelona donde hay comida ecológica, vegana y platos típicos de otras culturas brilla una granja con un estilo clásico que se resiste a las franquicias y establecimientos multinacionales que le rodean. Un local liderado por Marc Viader, que atiende a VIA Empresa y explica que ahora es el turno de la quinta generación que regenta uno de los sitios más antiguos de la capital catalana. Viader apunta que el término de granja hace referencia a los establecimientos en los que se "venía derivados de la leche y el chocolate". A finales del siglo XIX su tatarabuelo trabajó en una lechería y fundó, poco después, Letona SA. Posteriormente, en un viaje a Hungría descubrió una bebida que mezclaba el cacao con la leche y le sirvió de inspiración para elaborar en los inicios de la segunda república lo que se conocería como Cacaolat. De ahí una de las granjas más emblemáticas de Barcelona.

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El esfuerzo a lo largo de las generaciones

Granja Viader ha recibido el premio comercio emblemático concedido por parte del Ayuntamiento de Barcelona. El gerente apunta a que "son décadas de esfuerzo y resiliencia en contextos de todo tipo y muy difíciles". "Mi abuelo sólo tenía dos días de fiesta al año: por su santo y el día de reyes. Trabajaba de 6 h de la mañana a 21 h de la noche. Una auténtica locura", confiesa su nieto. “Durante las guerras mundiales tuvimos que conseguir cacao pidiéndolo a amigos y enemigos”, relata Viader. Por suerte la situación se ha revertido y cuentan ahora con 10 trabajadores con un ritmo de trabajo alto y que generan beneficios, aunque los "reinvierten en mejorar el local".

Viader: "Mi abuelo sólo tenía dos días de fiesta al año: por su santo y el día de reyes. Trabajaba de 6 h de la mañana a 21 h de la noche. Una auténtica locura"

Los clientes más habituales son familias catalanas, abuelos que llevan a los niños para rememorar viejos tiempos, grupos de jóvenes, turistas y últimamente "tik tokers que me dicen que quieren grabar vídeos a cambio de intercambios gratis y no los entiendo". Los platos estrella: el cacaolat, el suizo y la ensaimada, el melindro, los churros, los lácteos y la repostería catalana. El ticket medio está entre 7,5 euros y 12 euros, mientras que la producción es un 98% made in Catalonia y de productores pequeños del territorio. “Quiero al país”, concluye Viader.

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