El Grupo Julià quiere invertir 150 millones de euros para expandirse | Cedida
El Grupo Julià quiere invertir 150 millones de euros para expandirse | Cedida

Grupo Julià, en ruta por el mundo

Después de una suspensión de pagos y una reestructuración total del negocio, la compañía de transporte se ha convertido en el segundo operador de buzo turístico más grande del mundo

El primer autobús que Grupo Julià puso a la carretera en 1933 se encargaba de traer los forofos al fútbol a los campos. Fue la idea que cuatro amigos tuvieron al ver que había pocos medios de transporte que trasladaran las peñas a los partidos del fin de semana, una actividad que inicialmente fueron compaginando con su trabajo y que concebían más bien como un extra.

El negocio, pero, cogió suficiente magnitud para ver un futuro próspero. "Aquí fue cuando la compañía perdió uno de los cuatro fundadores, precisamente el que se decía Julià", explica el actual consejero delegado, Josep Adell, quien representa la tercera generación de la compañía que va cofundar su abuelo, uno de los que sí que se mantuvo firme en el proyecto.

Durante la Guerra Civil la empresa lo perdió todo, pero levantó la cabeza rápidamente y llegó a los años '40 con una flota de 20 autocares. "Pero el momento clave fue el Congreso Eucarístic de Barcelona el 1952, fue el gran despegue de la parte del transporte", narra Adell, replicando el relato que desde pequeño ha escuchado a sus abuelo y padre.

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Autobús antiguo del Grupo Julià | Cedida

El impulso hacia la consolidación como compañía fuerte la tomaron con el ofrecimiento de excursiones para turistas entre los '60 y '70, como la línea en Montserrat que hoy todavía tienen en el catálogo, y la posterior creación de Julià Tours y Julià Travel, los segmentos de negocio que los posiciona también como agencia de viaje. Una decisión que, según el director, "tomaron por obligación porque la ley los exigía tener esta forma".

Y bien pronto la internacionalización fue una necesidad: "Abrieron oficinas afuera porque en España empezaba a crecer el sector turístico. Se hacían muchas excursiones por toda España y Europa, muchos de los turistas que traíamos eran de Latinoamérica y abrieron delegaciones para traer turistas ninguno aquí. estaban en Argentina, México, Miami Puerto Rico...". Una lista de localizaciones que no ha parado de crecer, como lo ha hecho la cartera de productos y que ha convertido Grupo Julià en una compañía líder al sector y que cerró el 2016 con 309,1 millones de euros de facturación y una plantilla de 1.626 trabajadores.

Una historia con descalabros

Si el turismo internacional con destino en España, especialmente el americano, los catapultó al éxito, hoy representa sólo el 3% de la cifra de negocio. Era un modelo que funcionó en su época, pero que con la digitalización ha tenido un terrabastall que los trajo a la suspensión de pagos con la llegada del nuevo siglo.

josep adell Grup Julià | Cedida

Josep Adell, consejero delegado del Grupo Julià, con uno de los 40 buses turísticos de Barcelona | Cedida

"El turismo ha cambiado mucho. Las cadenas hoteleras han desarrollado sus agencias de viajes y trabajan con líneas aéreas, cuando esto lo gestionaba un touroperador", constata Adell, "la entrada de nuevos actores, que eran empresas grandes, disminuyó el negocio y entramos en pérdidas". Además, la bajada fue acompañada de los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos y el corralito argentino.

"El 98% de nuestro negocio es el equipo que tenemos, las personas, porque de autocares puede tener cualquiera"

La respuesta, tomada al poco de la entrada del actual consejero delegado al cargo, fue hacer una suspensión de pagos para reestructurar el grupo: "El 98% de nuestro negocio es el equipo que tenemos, las personas, porque de autocares puede tener cualquiera. Juntar un hotel con un avión, una atracción y hacer un paquete turístico, es persona y manso. Hicimos una apuesta muy fuerte por la gente que teníamos, los explicamos el proyecto y nos quedamos con los que tenían actitud y creían". Esto supuso despedir también cerca de 400 personas y cerrar el 2009 rozando los 800 trabajadores, unas vacantes que poco a poco la compañía ha vuelto a cubrir y ha duplicado, pero siempre siguiendo la estrategia de "no buscar perfiles concretos, aptitudes o conocimiento, sino compromiso".

Con esta reestructuración e implementación de una estrategia financiera centrada en la eficiencia pudieron afrontar la crisis. "Cuando estalló, estábamos saneados y pudimos aguantarla", comenta el directivo, quién tuvo muy claro desde el principio que no podían depender de ningún negocio ni país y que había que diversificar para evitar caídas.

Hacia las ciudades más colosales

Actualmente el transporte privado –donde figura el traslado de trabajadores a las instalaciones de grandes empresas como Seat, excursiones por Europa o alquiler de vehículos- representa el 8% de la facturación del grupo y se reparte entre Barcelona -donde pueden circular 150 autobuses a la vez a su área metropolitana un día laborable-, Madrid y Málaga.

La gestión de los buses turísticos aporta un 22% y es la rama que más han desarrollado en los últimos años. Empezaron con Barcelona y Madrid, y ya suman una quincena de ciudades con joyas como San Francisco, Londres o Roma.

La compañía ha invertido 10 millones de dólares para aterrizar en los Estados Unidos y 5 millones de euros para a Roma

Aterrizar en una nueva localización puede suponer desde la adquisición de nuevos vehículos por valor de 10 millones de dólares como hicieron en los Estados Unidos, hasta la inversión de 5 millones de euros por las licencias y los buses a Roma. "Siempre depende del país y de si vamos de la mano de alguien o no", apunta Adell, quien reconoce que los 150 millones de euros que habían previsto destinar a la expansión en la próxima década seguramente aumentarán. Un esfuerzo, pero, que ya los ha posicionado como el segundo operador más grande de buzo turístico al mundo.

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Londres es una de las ciudades donde se puede encontrar Grupo Julià | Cedida

El 70% restante del negocio, el grueso principal, proviene del turismo bajo el modelo de agencia de viajes. Aquí hay tanto la emisión de españoles a varios países europeos y latinoamericanos, como la recepción de turistas y los viajes de negocios corporativos, donde ganaron el concurso del ayuntamiento de Barcelona y el de Málaga o Tv3. Todo ello hace que el 57% de los ingresos del grupo provengan del exterior, con los Estados Unidos, México y Argentina como los países bandera.

Este modelo los permite resolver el estacionalitat que presentan los ámbitos donde operan. "Cuando en Europa es temporada baja, en Argentina es alta. Y el transporte por carretera siempre es inverso al turismo. De noviembre a febrero el traslado de personal o a las escuelas es cuando genera más trabajo, mientras que el turismo es flojo", corrobora.

Si quieres facturar, reinvéntate

"Nos cuestionamos constantemente el modelo de negocio. Tenemos clarísimo que si continuamos haciéndotelo todo igual, de aquí a 10 años facturaremos mucho menos. El que un día es negocio, a la cabeza de poco deja de serlo", explica el director del Grupo Julià. Defiende firmemente que la innovación "no es una cosa pasajera", es una necesidad si quieren mantener el liderazgo y hacer que la reestructuración de principios del 2000 tenga sentido y no se repita.

Por eso, la compañía ha apostado por acuerdos con grandes distribuidores como pueden ser Tripadvisor o Expedía. "Cuando la transformación del sector turístico nos tocó de pleno, vimos que había que ir a buscar el cliente individual que se busca los vuelos, el hotel y las actividades él a solas", comenta, "ahora estamos en plataformas que sabemos que frecuentan y donde pueden encontrar nuestros productos cuando planifican el viaje". Así han conseguido que el 50% de los consumidores los escojan.

"Tenemos clarísimo que si continuamos haciéndotelo todo igual, de aquí a 10 años facturaremos mucho menos"

Además, Adell es consciente de la importancia del producto final. En su caso, no es sólo los autobuses, también lo son las excursiones o los guías. "Si queremos dar un valor añadido, no tenemos que dar sólo entradas y visitas concretas, también guías en diferentes idiomas y horas", insiste. Un servicio que cuidan hasta el más mínimo detalle porque la experiencia sea única.

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